



Una joven brasileña de 22 años se identificó como astronauta y afirmó que volaría al espacio en 2029, pero la NASA descartó cualquier vinculación y la compañía privada involucrada no tiene licencia para misiones tripuladas.
Laysa Peixoto indicó haber sido seleccionada para la misión inaugural de la empresa privada Titans Space Industries, pero la agencia reguladora estadounidense negó su aval. No solo eso, su supuesta formación académica oficial también fue cuestionada.
Laysa se presentó como “astronauta de la generación 2025” y aseguró estar entrenando para un vuelo inaugural de Titans Space en 2029, donde también participaría el astronauta Bill McArthur. Además afirmó haber completado un entrenamiento con la NASA en 2022 y estar realizando un posgrado en Columbia.
La NASA confirmó que Laysa no figura en registros de candidatos ni asistentes a entrenamiento oficial de astronautas. Aclaró que el programa educativo al que asistió es una experiencia recreativa, no parte de un proceso profesional.
Según la FAA —la autoridad aeronáutica estadounidense— Titans Space no cuenta con autorización para vuelos espaciales tripulados, lo que pone en duda la viabilidad real de la misión anunciada.
Laysa afirmó estar inscrita en el programa de posgrado en Columbia, pero la universidad no la tiene registrada. En Brasil, tampoco se encuentra su expediente activo en la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG), centro donde cursó física anteriormente.
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En defensa, el equipo de Laysa indicó que ella nunca afirmó ser empleada de la NASA, sino haber participado en un programa educativo asociado. Titans Space aclararó que sí fue seleccionada para un futuro viaje de prueba, aunque admite que aún no se construyen naves ni estaciones.
Redes y medios brasileños viralizaron su caso; unos la apoyaron como pionera, otros advirtieron por desinformación. Para algunos, se trata de autopromoción sin respaldo real.
El caso de Laysa Peixoto evidencia cómo una historia atractiva sobre astronautas puede generar atención, pero también desinformación si no hay verificación. Ni la NASA ni los entes regulatorios avalaron la misión, y su formación no ha sido comprobada oficialmente.