



La sostenibilidad de las organizaciones en el contexto empresarial actual está ligada a la capacidad de adaptación de sus líderes. Los retos cotidianos a los que se enfrentan los directivos, además de una respuesta rápida y eficaz, requieren de un cambio desde las bases de la forma de pensar, actuar y, en consecuencia, liderar. Es aquí, en un mundo empresarial complejo, donde la mentoría y el coaching se consolidan como herramientas indispensables para el crecimiento profesional de los líderes contemporáneos.
En la práctica, un líder considerado como eficiente es aquel que puede asignar recursos, analizar datos y ejecutar un plan para resolver problemas definidos. La mayoría de los líderes saben cómo resolver estos desafíos técnicos con soluciones ya probadas que implican la aplicación de conocimientos, procedimientos o tecnologías existentes. Implementar un nuevo software de gestión o mejorar la cadena de suministros son el tipo de desafíos técnicos que se espera que un líder resuelva con éxito.
Cuando los problemas ya no son técnicos, sino complejos, difíciles de definir y sin un precedente de solución, se convierten en desafíos adaptativos. Estos requieren más que una fórmula conocida para solucionarse. He notado que enfrentar estos retos propios de nuestros tiempos exige una transformación profunda en las creencias y comportamientos de los líderes. Desafíos adaptativos, como la necesidad de reinventar un modelo de negocio completo, necesitan de un esfuerzo colectivo que, además, implica la evolución del líder y, en consecuencia, de la organización.
Ver más allá de las respuestas fáciles o probadas es lo que hace un líder que se adapta al cambio. El liderazgo adaptativo reconoce la necesidad de movilizar a las personas para que puedan enfrentar los desafíos por sí mismas. Por eso, en lugar de dar respuestas, nos invita a hacer preguntas y distribuir en los equipos la responsabilidad de resolver un problema.
El rol del líder se transforma de experto a guía, propiciando el entorno adecuado para que las nuevas ideas y soluciones afloren.
Este tipo de liderazgo requiere una gran dosis de autoconocimiento, humildad y valentía. La presión por resolver y tener la respuesta para todo es enorme, pero el líder que cede en este punto está condenando a su organización a la dependencia y a la imposibilidad de resolver los verdaderos problemas. La mentoría y el coaching juegan un rol fundamental en estos escenarios al acompañar a los directivos a desarrollar sus propias capacidades adaptativas.
Al compartir la experiencia personal y profesional, un líder experimentado puede convertirse en un mentor que transmite su sabiduría y conocimiento a otro líder en una etapa temprana de su carrera. Aprender de los éxitos y los fracasos de alguien que ya ha recorrido un camino similar es sumamente útil para el desarrollo de habilidades técnicas y de gestión.
En situaciones ambiguas —comunes en el contexto actual de los desafíos adaptativos— la mentoría puede ofrecer una perspectiva valiosa al cuestionarnos sobre el qué y el cómo de nuestras acciones. Así como el maestro le enseña al aprendiz un oficio, el mentor guía a su mentee para ayudarlo a entender la cultura empresarial y anticipar posibles obstáculos. Además, le provee de la experiencia necesaria y un marco de referencia para que el líder en crecimiento pueda tomar sus propias decisiones informadas.
El coaching ofrece, desde su perspectiva, un desarrollo enfocado en el autodescubrimiento y la acción. A diferencia del mentor, un coach no es un experto en el área de negocio del coachee, sino un experto en el proceso de desarrollo humano. Por eso, el papel del coach es acompañar a los líderes a clarificar sus objetivos, identificar sus propios bloqueos y desarrollar un plan de acción para superarlos.
El coaching se enfoca en la persona y en sus capacidades internas para enfrentar los desafíos.
Frente a un desafío adaptativo, un coach puede ayudar a un directivo a identificar sus propias suposiciones limitantes mediante preguntas poderosas que le permiten ver el problema desde una nueva perspectiva. El coaching crea un espacio seguro para la reflexión profunda que impulsa el autoconocimiento del líder y, en consecuencia, posibilita la innovación. Cuando, con la compañía de un coach, un directivo explora sus miedos, motivaciones y verdaderas capacidades, puede liderar con sus fortalezas como brújula en un contexto de complejidad.
Cuando un líder tiene la inteligencia para combinar la mentoría con el coaching, logra una poderosa sinergia para su crecimiento profesional y el desarrollo de un liderazgo adaptativo sostenido.
La mentoría en los ámbitos de alta dirección es especialmente valiosa cuando, como líder, debes enfrentar desafíos que requieren experiencia tanto técnica como adaptativa. Cuando necesitas un mapa para salir airoso del reto, la guía de tu mentor está ahí para orientarte.
La transformación interna es el campo de acción del coaching, que acompaña al directivo a encontrar su propio camino. El autoconocimiento requiere herramientas para la transformación personal, y el coach es parte de ese motor que te acompaña a formular las preguntas correctas para que tú mismo generes las soluciones.
La mentoría y el coaching son dos herramientas valiosas para el crecimiento individual y el fortalecimiento de las empresas.
El liderazgo actual necesita una visión panorámica que, como cabeza de tu organización, te permita resolver problemas técnicos y desafíos adaptativos. Por sí mismos, ambos son grandes aliados del liderazgo, pero juntos potencian sus cualidades y las del líder que los aprende y pone en práctica.