La brecha en el acceso al crédito es un problema significativo en México, donde sólo el 32.7% de la población adulta tenía una oferta formal de crédito el año pasado.
En los últimos años, México ha realizado avances significativos en términos de inclusión financiera, buscando garantizar que todos los ciudadanos tengan acceso a servicios financieros adecuados. Según los últimos datos de la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera, 67.8% de la población adulta en el país ya contaba con al menos un producto financiero formal y esto sin contar los productos que se adquirieron a través de aplicaciones o plataformas digitales. Sin embargo, aún enfrenta desafíos importantes para lograr una sociedad económicamente equitativa. ¿Cómo están factores como el crédito en México, por ejemplo?
Uno de los principales retos es garantizar que todos los mexicanos tengan acceso a servicios financieros básicos, como cuentas bancarias, tarjetas de débito y crédito, seguros y préstamos. Aunque la banca ha aumentado su cobertura, aún existen zonas rurales y comunidades marginadas donde el acceso a estos servicios es limitado.
Falta educación financiera en el país
La falta de conocimientos financieros es otro desafío significativo. Muchos mexicanos carecen de la educación necesaria para tomar decisiones financieras informadas y aprovechar al máximo los servicios disponibles. También, la desconfianza en el sistema financiero es otro factor clave para la inclusión financiera en México. Muchos ciudadanos tienen temores arraigados debido a experiencias negativas pasadas o la percepción de que los servicios financieros están diseñados para beneficiar solo a unos pocos privilegiados.
La inclusión financiera también se ve obstaculizada por la brecha de género en México. Las mujeres enfrentan barreras adicionales, como la falta de acceso a servicios financieros, la discriminación en la concesión de créditos y la falta de participación en decisiones financieras.
De acuerdo con los datos más recientes de la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF), en México, la diferencia entre hombres y mujeres en cuanto a la titularidad de cuentas formales de ahorro se ha incrementado significativamente entre 2018 y 2021, alcanzando una brecha de 13.8 puntos porcentuales. En este periodo, la tasa de tenencia de cuentas de ahorro para los hombres se ubicó en 56.4%, mientras que para las mujeres fue de 42.6%. Uno de los principales inconvenientes que enfrentan es tener una cuenta bancaria, muchas veces por no contar con los documentos de identificación requeridos.
Las fuentes de datos alternativas como posibles soluciones
Tratar de resolver este gran problema de la economía mexicana con una sola respuesta es prácticamente imposible, por lo que un mejor acercamiento sería impulsar soluciones que van resolviendo todos los factores de uno por uno. Un habilitador clave en este escenario sin duda es el open finance, que provee el acceso a datos financieros con el permiso tácito de los usuarios.
¿Pero cómo capitalizar datos financieros de usuarios que no están bancarizados? La respuesta es sencilla: Una de las grandes ventajas que ofrecen las finanzas abiertas es acceder a datos que no están dentro del sector financiero convencional o que no se ven relevantes a simple vista.
Un claro ejemplo de una fuente de información financiera que se encuentra subutilizada son los datos de empleo que concentra el Instituto Mexicano del Seguro Social. Al cierre de 2022, el IMSS tenía registrados más de 21 millones de trabajadores activos, lo que demuestra que es una fuente vital de información que puede ser utilizada para brindar crédito en México.
La brecha en el acceso al crédito es un problema significativo en México, donde sólo el 32.7% de la población adulta tenía una oferta formal de crédito el año pasado. Las vías actuales para verificar los ingresos de los consumidores, como los burós de crédito o modelos internos de riesgo, sólo cuentan con datos de una parte limitada de la población, que a menudo son inexactos o están desactualizados.
Datos para mejorar el crédito en México
Es por eso por lo que utilizar los datos del empleo abriría las puertas a que más personas puedan acceder a financiamiento y poder reducir las diferencias tan marcadas que existen en México. Al no contar con un historial crediticio o tener una calificación poco favorable, las personas podrían ser evaluadas para obtener un crédito a través de la información de su empleo, tales como su salario real, semanas cotizadas o hasta su estado laboral actual.
Sumado a esto, la información laboral es de fácil acceso y ayudaría a verificar también la identidad de las personas, reduciendo además los niveles de fraude al que usualmente se pudieran enfrentar los prestamistas.
Probablemente el beneficio más importante es que se podría ofrecer crédito a personas que no son titulares de una cuenta bancaria, pero tienen un trabajo formal registrado en el IMSS. De acuerdo con los últimos datos proporcionados por el INEGI, tan sólo el 49% de la población adulta contaba con al menos con una cuenta bancaria.
Tal vez la idea de utilizar los datos de empleo para ofrecer crédito puede ser una pequeña acción para afrontar un reto demasiado grande, pero que muestra que las fuentes de datos financieros alternativos pueden abrir la puerta para que cada vez más mexicanos tengan una vida financiera satisfactoria y tengan acceso a servicios que son necesarias pero insuficientes hoy en día.