Aunque hemos visto algunos signos de vuelta a la normalidad después de la pandemia, los retos que trajo Covid-19 han seguido afectando a la forma en que trabajamos y aprendemos en 2022. El último año hemos visto que fenómenos como la “Gran Renuncia” y el Quiet Quitting han cambiado los paradigmas de los Recursos Humanos.
El último semestre del año también trajo consigo un aumento de los despidos en varios sectores de la economía, lo que provocó ansiedad en la mano de obra y aumentó la falta de confianza de los trabajadores en las empresas.
En 2023, creo que veremos cómo la tecnología influye aún más en el sector de Recursos Humanos, especialmente en los ámbitos de la carrera profesional, la gestión de personas y el aprendizaje. A continuación, comparto algunas de mis predicciones para el año.
Los avances tecnológicos y la pandemia han cambiado la forma de trabajar. La tecnología es ahora la columna vertebral del trabajo a distancia y la llegada del metaverso tiene el potencial de transformar aún más la formación a distancia, además de ayudar a mejorar el compromiso de los trabajadores y las experiencias de los empleados.
El metaverso debe tener un gran impacto en el aprendizaje experiencial porque a través de él será posible que el alumno ponga en práctica lo que ha aprendido mediante simulaciones. Incluso hemos observado algunas empresas en América Latina que ya están utilizando el metaverso para actividades en campos de entrenamiento virtuales.
Como el aprendizaje se produce cada vez más en línea, las empresas tienen a su disposición grandes cantidades de información sobre el consumo de contenidos de sus empleados, y pueden utilizar estos datos para aplicar cambios en el proceso de aprendizaje y personalizar la experiencia del usuario.
De la misma manera que empresas de streaming como Netflix y Spotify son capaces de sugerir contenidos para diferenciar nuestros viajes en sus plataformas, lo mismo ocurrirá en los ecosistemas de aprendizaje.
Tecnologías como la realidad aumentada y la realidad virtual eliminan la monotonía de los entrenamientos, ofreciendo la oportunidad de adquirir nuevos conocimientos de una forma más dinámica e interesante, especialmente para la Generación Z.
Dentro de los entornos virtuales, los empleados pueden tener diferentes tipos de experiencias de formación sin el temor de cometer errores con consecuencias en el mundo real. A medida que se minimizan o eliminan los riesgos, pueden practicar sus habilidades de forma virtual y aumentar su confianza en la realización de tareas, de modo que puedan transferir sus experiencias al mundo real.
Aunque no es una nueva tendencia tecnológica, la gamificación de los procesos de aprendizaje debería seguir ganando espacio en 2023 ya que es una gran forma de involucrar a los empleados en la formación.
Al convertir el entrenamiento en un juego, las tareas tediosas se convierten en agradables y las complejas en sencillas. Los datos indican que más del 80% de los empleados que realizan cursos de formación gamificados están más motivados en el trabajo. Sin embargo, también es importante pensar en las recompensas que estos procesos aportan al empleado porque así se puede materializar el valor del aprendizaje.
Cuando hay más de una generación de profesionales trabajando juntos significa que hay diferentes enfoques en la forma en que cada uno de ellos interactúa con el trabajo. En este escenario, es importante tener un enfoque de aprendizaje personalizado, lo que incluye todo, desde el tipo de contenido que se pone a disposición hasta la forma en que se consume ese contenido.
Algo que hemos visto es cómo los programas de tutoría han sido una herramienta útil en este contexto. Cuando hablamos de formación profesional, es esencial que el acceso a estas opciones sea democrático y ofrezca flexibilidad a quienes quieran aprender.
Tener agilidad en el proceso de aprendizaje es fundamental porque cuando un individuo tiene la flexibilidad de aprender de la manera que le conviene, independientemente de su generación y estableciendo sus propios objetivos, se convierte en el protagonista de su propia carrera.
