La primera medalla olímpica de México fue de bronce. Ocurrió en París 1900, también la primera ocasión en que nuestro país participó en tal justa deportiva mundial.
Sin embargo, fue de esos triunfos extraños, de esos que no saben tanto a victoria. Resulta que tal presea se entregó oficialmente 10 años después, es decir en 1910. Y a continuación explicamos las razones.
La historia, podríamos decir, comenzó a finales del siglo XIX, cuando el integrante de la adinerada familia mexicana Escandón-Barrón, Manuel Escandón y Barrón, conoció el juego de polo en Newport, Estados Unidos. La disciplina fue aprendida rápidamente por el joven sportman.
Manuel indujo a este deporte hípico a sus hermanos Eustaquio y Pablo. Sin embargo en un momento se les sumó en la práctica el estadounidense William Wright, sin saber que este último integrante agregaría una controversia en el futuro a sus vidas.
El 28 de mayo de 1900, los cuatro polistas se inscribieron como equipo mexicano ante el comité organizador de los juegos olímpicos de París 1900, mismo que entonces aún tenía un matiz amateur, por lo que permitió la combinación de nacionalidades.
Aunque en su mayoría mexicanos, se hicieron llamara como equipo “Norteamérica”, nombre que tal vez fue el más justo contemplando las nacionalidades de los integrantes.
Distinción, elegancia, camaradería y trabajo en equipo, caracterizaron al equipo mexicano de polo en París 1900, logrando la medalla de bronce, la primera presea olímpica en la historia de México.
Pero, como se dejó ver antes, el triunfo fue reconocido 10 años después, aparentemente porque no se ponían de acuerdo en si merecían tenerlo dada la combinación de nacionalidades en el equipo.
