



A lo largo del tiempo, a las mujeres se les han asignado tareas o roles por una simple cuestión de género, tales como el estar a cargo del hogar o tener la responsabilidad de cuidar a sus seres queridos. A todo este trabajo invisible que históricamente ha recaído en el sexo femenino, se le suma el kinkeeping, un fenómeno que se ha visibilizado más en los últimos años y que consiste en mantener unida a la familia.
Desde hace algún tiempo se comenzó a usar el término en inglés, kinkeeping, para referirse a ese rol que han asumido las mujeres durante décadas, por gusto o, en la mayoría de los casos, por obligación, de ser el “pegamento familiar”.
Para plantearlo en términos prácticos, te lo explicamos con un ejemplo cotidiano. En las grandes reuniones o eventos familiares como cumpleaños o celebraciones como Navidad, ¿en quién suele recaer la mayor responsabilidad? ¡En ellas! Las mamás, abuelas o tías quienes se encargan de hacer las invitaciones; comprar y preparar la comida; arreglar la casa y una larga lista de tareas desgastantes con la finalidad de que haya una sana convivencia y todos estén a gusto.
Como este hay muchos otros ejemplos: recordar los cumpleaños o fechas importantes, comprar y envolver regalos, etcétera. Y, por lo general, los integrantes de la familia que pertenecen al sexo masculino son solo un apoyo. Ellos tienen un papel muy limitado antes, durante y después de este tipo de celebraciones o hay quienes incluso no se involucran en lo absoluto en el proceso.
Este trabajo obligatorio y claramente no retribuido, se puede convertir en un gran problema para las mujeres por diferentes razones:
Pero como todo, siempre hay dos partes. Así como para algunas mujeres el kinkeeping es desgastante, hay otras quienes aseguran es gratificante que todo su esfuerzo sea vea reflejado en la convivencia familiar.
Este fenómeno social también le brinda satisfacción a ciertas personas porque notan que esto les permite forjar lazos o vínculos más sólidos con sus seres queridos. Además, a nivel anímico, el que los demás recurran a ellas para resolver algunas situaciones les genera orgullo.
La sociedad continúa evolucionando, y aunque cada vez se puede ver a más hombres dividiendo responsabilidades por igual, es una realidad que los números aún nos hablan de esta disparidad. Es entonces que debemos seguir avanzando hacia un futuro en el que todo el trabajo invisible como el kinkeeping, no recaiga en las mujeres, sino que todos los interesados se involucren por igual.