En 1943, un visionario joven de 17 años que vivía en un pequeño pueblo de Suecia inició un negocio que, años más tarde, se convertiría en una marca global líder en muebles y decoración del hogar. Su novedoso concepto y las inteligentes estrategias de mercadeo fueron factores clave para alcanzar el éxito.
Esta es la fascinante historia de IKEA: la evolución de un humilde emprendimiento de venta por catálogo, que se convirtió en una gran corporación que revolucionó la industria mobiliaria.
Ingvar Kamprad nació en 1926 en una familia de agricultores en Småland. Desde niño mostró un espíritu emprendedor y vendía cerillos a sus vecinos, con el paso del tiempo, amplió su negocio para incluir en su catálogo semillas de flores, tarjetas de felicitación y otros pequeños artículos.
Esta experiencia le dio las bases para fundar su propia empresa a sus 17 años con un dinero que le prestó su padre por sus buenas calificaciones. ¿De dónde proviene IKEA? El nombre con el que bautizó a su emprendimiento es resultado de un acrónimo compuesto por sus iniciales, así como las de la granja familiar (Elmtaryd) y del pueblo vecino (Agunnaryd).
El pequeño negocio que fundó el adolescente en 1943 se dedicaba a la venta por correo de artículos de papelería, marcos de fotos, relojes y joyería a través de un catálogo. Y no fue sino hasta 1948 que se incorporaron los muebles, movimiento que llevó a la empresa a un nuevo nivel.
Kamprad observó las necesidades no satisfechas de las personas en su entorno, quienes buscaban y no encontraban opciones de mobiliario prácticas y económicas. Fue así que decidió incluir en su catálogo muebles de calidad y a precios asequibles para que el público general tuviera acceso a ellos. Este concepto de “diseño democrático” se convirtió entonces en la filosofía de IKEA.
Este modelo de negocio comenzó a atraer la atención de la comunidad; sin embargo, la verdadera innovación llegó en la década de 1950 cuando se presentaron las que hoy conocemos como principales características de los muebles IKEA: desmontables y empaquetados en plano.
La idea detrás de este disruptivo sistema para aquella época surgió de la necesidad de reducir costos de transporte y almacenamiento. Que el cliente ensamblara su mueble en su propio hogar y con sus manos, permitió a la compañía reducir los precios y, además, crear una experiencia de compra única.
Precisamente por lo innovador del concepto, Kamprad percibió cierta desconfianza de sus clientes para comprar muebles vía correo. Para resolverlo, introdujo el concepto de tienda de autoservicio y en 1958 abrió su primera sucursal en Älmhult, Suecia. En ella, los clientes podían ver y tocar productos como un sofá o armario IKEA de la sala de exposición antes de seleccionarlos de los estantes del almacén.
Todas sus estrategias llevaron a que en su tierra natal IKEA siguiera creciendo, pero eso no era suficiente para su fundador quien tenía en mente expandir su negocio más allá de las fronteras nacionales. En 1963, la primera tienda fuera de Suecia abrió sus puertas en Noruega, le siguió Dinamarca en 1969 y para 1970, ya tenían presencia en más países europeos como Alemania.
El éxito de IKEA era tal que Europa fue solo el punto de partida, pues de ahí la compañía “conquistó” nuevos continentes cuando en 1976 llegó a Canadá y 1985 a Estados Unidos. México, uno de los más de 50 países en los que tiene presencia el gigante mobiliario, inauguró su primera tienda en 2021.
En 1986, el empresario se retiró de la dirección de la empresa y asumió un papel de asesor, mientras que la compañía quedó a cargo de sus hijos. Sin embargo, el periodo de calma le duró poco.
En los años 90 una investigación mostró su nexo con el movimiento nazi en Suecia durante su juventud. Esta noticia causó un gran revuelo, afectándolo no solo a él sino la imagen de la empresa. Ante esto, Kamprad admitió su error y lo calificó como “la mayor estupidez de su vida” de la que dijo estar profundamente arrepentido.
La transparencia y el genuino remordimiento de Kamprad fueron cruciales para que IKEA superara este escándalo. La empresa reconoció abiertamente el error de su fundador y se distanció de cualquier ideología o práctica discriminatoria. Además, reafirmaron su compromiso con los valores de igualdad, diversidad e inclusión, los cuales son pilares fundamentales de su cultura corporativa.
En 2013, Ingvar Kamprad se retiró completamente de la empresa y cinco años más tarde, en 2018, murió a los 91 años.
La historia de IKEA es un ejemplo de cómo una visión clara, acompañada por la innovación constante y el compromiso con la calidad y la accesibilidad, pueden transformar una pequeña empresa en un líder mundial en su industria.
