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09-02-2022, 12:00:00 PM

Los hermanos que fracasaron dos veces antes de crear un negocio de hamburguesas

Fermín y Yuridia Osorio, fundadores de Rocketto, hicieron de un negocio de congeladas un restaurante de hamburguesas y malteadas. Hoy cuentan con 10 sucursales en Puebla, Tlaxcala, Veracruz y Querétaro.

Fermin y Yuridia Osorio.
Fermin y Yuridia Osorio. © Isaac Alcalá / Emprendedor.com

Desde muy pequeños Yuridia y Fermín Osorio tuvieron la “espinita” emprendedora. Inspirados por su mamá, doña Santa, los hermanos crecieron con la idea de que además de sus estudios, tener otro oficio podría darles una segunda opción laboral. Doña Santa era comerciante y sus hijos siguieron sus pasos desde niños, vendiendo con ella desde pasteles hasta ropa.

Años más tarde, en 2003, incursionaron en el mundo emprendedor de manera formal. Su primera opción fue abrir una cafetería. Usaron ahorros personales y se asociaron con su mamá. Fermín tenía 23 años y Yuridia sólo 17, así que la inexperiencia y la falta de preparación en el tema sólo les permitieron mantener a flote su negocio durante 10 meses en su ciudad natal, Tehuacán, Puebla.

Pero su ánimo no decayó y prometieron volverlo a intentarlo. Mientras tanto, Fermín aceptó una oferta laboral de la empresa internacional Procter and Gamble (P&G), y fue gracias a la experiencia e ingresos adquiridos en este empleo que en 2006 los hermanos retomaron su sueño de emprender.

En esta ocasión, inspirados por el modelo de negocios de la marca colombiana Bon Ice, dedicada a la venta de congeladas en una modalidad móvil por las calles de diferentes ciudades, decidieron desarrollar su propia marca de congeladas o “bolis” de cuatro sabores: coco, nuez, capuchino y Jamaica, elaboradas con ingredientes naturales con la receta de doña Santa, quien ya vendía sus congeladas en escuelas.

Con una inversión de 250,000 pesos nació Rocketto en 2007; con esta inversión lograron posicionar a 10 distribuidores y cada uno a 20 trabajadores en Puebla, Tlaxcala y la Ciudad de México, para quienes Fermín, Yuridia y Doña Santa elaboraban las congeladas . Sin embargo, el margen de utilidades netas sólo alcanzaba el 15%, así que al vender cada congelada a 4 pesos —para competir con Bon Ice— quedaba muy poco para cubrir los gastos operativos. Otro factor en contra fue que, al ser un producto estacional, en temporada de frío las ventas bajaban de 10 a 1. Esta forma de operación duró dos años.

Fermín reconoce que las ventas nunca alcanzaron un nivel de equilibrio y en todo momento los emprendedores ponían dinero externo para que el negocio subsistiera. Pero el principal problema que Fermín detectó fue una entrada tardía al mercado, ya que incluso para su competencia directa el mercado se fue agotando. Por eso acepta que sus principales fallas fueron la falta de análisis previo del mercado y la poca planeación de un modelo de negocios escalable.

Replaneta, no desistas

Algo que tenían claro los emprendedores era que no se iban a rendir por segunda ocasión. Habían pasado tres años y, conscientes de sus errores, replantearon su modelo de negocios aprovechando los conocimientos que habían adquirido en cursos de heladería en México y Argentina, así que implementaron la venta de helados, café y churros, ahora en puntos de venta tipo isla, colocados en plazas comerciales y a pie de calle en espacios 2 m2 .

Con una nueva filosofía, Fermín y Yuridia tomaron nota de lo que buscaban sus clientes: un espacio para sentarse y convivir, así que trasladaron su negocio a un local, ubicado en la zona donde crecieron en Tehuacán, una heladería-cafetería con la que enfrentarían el problema de estacionalidad con una mayor variedad de productos.

Para 2013, con este modelo funcionando y con las utilidades suficientes para que Fermín dejara su empleo como ingeniero en sistemas en P&G, los emprendedores comprendieron que atender las necesidades del mercado había sido la clave para aumentar sus ventas.

El sueño de expandir su marca estaba más latente y Rocketto ya era un negocio rentable, todo un logro considerando las experiencias anteriores, así que ahora menos podían desistir. ¿Pero cómo hacerlo? Fermín reconoce que “el detonador fue reconocer que no teníamos todas las capacidades y conocimientos para hacer crecer nuestro sueño, así que salimos a buscar ayuda externa”. Por primera vez, se acercaron a profesionales para perfeccionar y mejorar su negocio.

Imagen: Cortesía Rocketto

BUSCA Y ACEPTA AYUDA EXTERNA

El primer acercamiento lo tuvieron con Richard Halbinger y Francisco Lobato , exprofesores de la Escuela de Negocios inQba , quienes los asesoraron y contactaron con posibles inversionistas y consultores para analizar si su modelo actual estaba listo para expandirse, pero notaron que sólo funcionaba para ciudades pequeñas como Tehuacán, por lo que si buscaban expansión nacional, debían crear un modelo distinto.

Para 2015, lograron esta primera gran transformación. Se mudaron a Puebla, Puebla, con un concepto retro de fuente de sodas, inspirada en el Rock n’ Roll de los años 50 y ofreciendo opciones de diversión para toda la familia. De esta forma, abrieron su mercado con la incorporación de alimentos preparados como hamburguesas y su producto estrella: las malteadas de distintos sabores a base de helado, del cual ya eran expertos.

Meses más tarde y con tres sucursales bajo este concepto, recibieron inversión externa gracias a sus mentores entre quienes destaca Roberto Quintero, socio de Cinemagic, empresa también originaria de Puebla. Tiempo después, Fermín comenzó a involucrarse más en el ecosistema emprendedor y a inscribirse en diplomados y cursos, a partir de los cuales fueron seleccionados por Endeavor para su programa Track Emprendedor .

“Te das cuenta que los grandes emprendedores disruptivos logran el éxito por gestorías, por escuchar a personas que ya pasaron por eso. Así podrás ahorrarte muchos tropiezos, muchos años y, sobre todo, mucho dinero”, aconseja Fermín.

A tres años de renovar su modelo de negocios, Rocketto ha estandarizado sus procesos y perfeccionando el concepto de restaurante familiar especializado en malteadas y hamburguesas .

Tal ha sido la aceptación e interés de expansión por parte de los inversionistas —actualmente son cinco— que optaron por desarrollar su esquema de franquicias.

Hoy cuentan con ocho unidades distribuidas en Puebla, Tlaxcala, Guadalajara y Querétaro y para 2018 planean abrir en Veracruz y Morelos. Con este crecimiento Fermín tiene la intención de abrir 200 restaurantes para el año 2030.

Abrir un restaurante Rocketto representa una inversión inicial de 2 millones 500,000 pesos, con un retorno de 24 a 36 meses y ventas aproximadas de siete millones de pesos al año.

Con 11 años de experiencia, Fermín acepta que el éxito de Rocketto ha sido gracias a la pasión y al entusiasmo, pero aconseja no perder la prudencia: “No dejarse llevar sólo por ello porque se hacen proyecciones demasiado alegres. Es mejor jugar con escenarios conservadores y llevarte sorpresas positivas que disfrutarás mucho más que las sorpresas adversas.”

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