Esta empresa familiar se reinventa con una pizca de sabor y tradición, conoce la historia de Loseme
Estos emprendedores reinventaron el negocio de los embutidos tradicionales que su padre vendía. Conoce los ingredientes que los llevaron al éxito.
Hace cinco años, los hermanos Miguel, Mario y José Manuel Espinosa, decidieron abrir su propio negocio retomando el oficio de tablajero que su padre Don May les enseñó y que ha ejercido desde 1986. José recuerda con nostalgia los días que le ayudaban a su padre a cortar, preparar y empacar carnes y embutidos en la carnicería que había montado en Toluca, estado de México, para mantener a su familia luego de quedarse sin empleo.
Con el paso del tiempo, los hermanos notaron que a los clientes les gustaba el chorizo que su padre preparaba con una receta propia, y que no había una tienda de especialidad enfocada en la venta de este embutido. Al darse cuenta de la oportunidad de negocio, los tres hermanos decidieron crear su propia marca de chorizos llevando al siguiente nivel el negocio y la tradición familiar que su padre les inculcó.
Se trata de Loseme (antes Chorizos DM), una charcutería con establecimiento propio y tienda en línea especializada en la venta de chorizo tipo toluqueño, elaborado por la propia empresa. Aunque este embutido es el producto estrella, en la charcutería también se comercializa carnes, lácteos, frituras, salsas y bebidas, incluso de otras marcas para apoyar el consumo y la economía local.
Innovar en un sector tradicional
A diferencia de otros negocios, Loseme reinventaron los embutidos tradicionales con innovación en la preparación del producto. En lugar de enfocarse en la venta del típico chorizo rojo y verde, los hermanos se arriesgaron a probar con nuevos sabores. Por ejemplo, cuentan con un chorizo elaborado a base de chile manzano, chile habanero, frutos secos y un toque de vino, y otro que se prepara con chile mora, chile morita, frutos secos y vino tinto.
Además, esta marca le dio la vuelta al modelo de negocio que caracteriza a los pequeños establecimientos que venden estos productos en México, como carnicerías, cremerías y recauderías. Para llevarlo al siguiente nivel, Loseme digitalizaron el negocio con una tienda en línea, además de abrir un local físico para diversificar los canales de distribución y llegar a más clientes.
José considera que es un modelo que puede ser replicado y escalado en otras partes del país, aunque el valor agregado de su producto, que es la diversidad de sabores, está siendo replicado por otros establecimientos.
Este negocio empezó con una vitrina en un establecimiento pequeño de Toluca donde se producían 20 kg de chorizo al mes, y 60,000 pesos que José reunió con ahorros propios y de su familia. Hoy, Loseme es una marca posicionada en el mercado con potencial de crecimiento y una producción de cuatro toneladas de chorizo mensuales.
Fijar nuevos objetivos
Pero, alcanzar el éxito no ha sido una tarea sencilla. El negocio ha tenido dificultades para crecer, madurar y permanecer en el mercado, igual que muchos negocios de familias mexicanas que representan el 90% de las unidades económicas que hay en el país, según datos del Inegi.
José cuenta que el crecimiento del negocio estuvo estancado por un tiempo. “Entramos a un área de confort, pensamos que las cosas se iban a dar por sí solas y no sabíamos con claridad a dónde queríamos llevar la empresa”, recuerda.
Para pasar este bache, el emprendedor y sus hermanos tuvieron que redefinir la dirección de la empresa y el propósito del negocio. “Una vez que definimos la misión, plasmamos los objetivos para llegar a la meta, hicimos reuniones semanales para aportar nuevas ideas para el posicionamiento de la marca”.
Profesionalizar el negocio
El arranque de este emprendimiento tampoco fue fácil. Al inicio, José producía los embutidos, atendía a los clientes y se hacía cargo del negocio, aunque más tarde se integraron sus hermanos. “Era tanta la presión que había días en los que estaba desesperado, lloraba y no sabía qué hacer porque no llegábamos a los números y teníamos que pagar la renta”, dice el emprendedor.
Aún con el estrés que vivían los hermanos, decidieron vivir la aventura de abrir la segunda sucursal, aunque cerró debido a varias fallas. “No hicimos estudio de mercado, era una mala ubicación y no pudimos registrar la marca con el nombre de Chorizos DM. Entonces cerramos y nos enfocamos en crecer la primera sucursal”.
El emprendedor reconoce que el negocio era prematuro y no estaba listo para expandirse. En la curva de aprendizaje vieron la importancia de tener claro el know how, estandarizar procesos y crear manuales, tres elementos que la marca no tenía y que son clave para que los pequeños negocios como la carnicería de Don May se profesionalicen y den el salto al siguiente nivel.
El futuro de la empresa familiar
Aunque Loseme conserva la esencia y el oficio de tablajero de su padre, José nunca se vio ejerciendo el oficio de carnicero, pero confiesa que la producción de chorizos lo atrapó. Desde que estudiaba administración de empresas, su idea siempre fue evolucionar el negocio de su familia a una empresa sólida. Incluso llegó a pensar en crear una cadena de carnicerías, pero su interés por los embutidos lo llevó a fundar Loseme junto con sus hermanos.
Ahora, José Manuel, Mario y Miguel, integrantes de Loseme por la inicial de sus nombres, se preparan para expandir el negocio con más sucursales en Toluca, en el estado de México y la capital mexicana. Y no solo eso. Adelantan que la empresa diversificará los canales de distribución con la colocación de sus productos en establecimientos externos como tiendas departamentales. Además, ampliarán su gama de productos para hacerlos más asequibles y que ninguna persona se quede sin probar el sabor de estos chorizos que también llevan una pizca de éxito y tradición familiar.