En una empresa consciente, el objetivo no es obtener ganancias financieras y luego retribuir o compensar a la sociedad. El propósito de estas compañías es crear valor social y ambiental y hacer esto de forma sostenible en el tiempo, creando valor económico para inversionistas, colaboradores, clientes, proveedores y la comunidad en general, buscando que todos tengan oportunidad de una vida digna, donde se puedan desarrollar y cumplir sus aspiraciones satisfactoriamente.
Este modelo debe ser la nueva normalidad en los negocios. Para impulsar un emprendimiento con propósito de manera exitosa, les propongo cinco detonadores del potencial del emprendedor: autoconocimiento, pasión, integración con la comunidad, visión holística y mentoría.
Emprender con propósito más que una opción, es una respuesta real a las necesidades de desarrollo del individuo y de la sociedad. Las personas logramos la plenitud de vida en el quehacer cotidiano. Una empresa consciente surge de lo que sus fundadores han encontrado como parte de su sentido de vida. Se trata de la materialización de sus anhelos por contribuir al florecimiento social y ambiental.
Por ello, un primer paso en el emprendimiento con propósito es el autoconocimiento de las personas involucradas en el proyecto. Conectar con sus motivaciones, sueños, talentos, limitaciones y derroteros, les permite descubrir ese sentido de vida y apostarlo en una empresa.
Durante el desarrollo de estos emprendimientos, idealmente, se suman colaboradores y aliados que confluyen en el mismo fin. Unos y otros encuentran los medios para el logro de sus objetivos personales, amalgamados en un propósito común. Así, este propósito se articula con el cambio que los participantes del emprendimiento quieren ver en el mundo. La empresa entonces, se convierte en un bien social, en un factor de desarrollo y progreso humano.
Apasionarse con ese propósito es fundamental para lograr el desarrollo exitoso del emprendimiento. Toda empresa demanda energía, tiempo y talento, tanto de los emprendedores como de sus colaboradores. El combustible que mantiene enfocados y dando lo mejor de sí a los miembros de la organización, es la pasión por esa contribución significativa y valiosa que hacen a su entorno. En las crisis, este propósito superior es lo que levanta la mirada de las adversidades para ponerla en un horizonte prometedor.
Hay un dicho popular que reza “nadie ama lo que no conoce” y esto es especialmente cierto cuando hablamos de emprendimiento con propósito. Para entregar soluciones de valor, es imprescindible conocer a la comunidad a la se dirige el emprendimiento y co-crear con ellos. La soberbia es un error común del emprendedor social: diseñar una solución para un problema imaginario de una comunidad real. Si el emprendedor no se integra con la comunidad, caminará a ciegas en su intento.
Es importante no perder de vista que esta comunidad, o segmento poblacional, es el experto en su realidad y que ellos y ellas son el punto de partida. Su participación en el proceso de diseño de la solución se vuelve fundamental para lograr que no solo sea efectiva y eficiente, sino que esté en armonía con su estilo de vida, sus valores e incluso, sus usos y costumbres. Entre mayor interacción se tenga con el grupo social, se tendrá mayor claridad del propio emprendimiento y se podrá perfilar aumentando sus posibilidades de éxito.
Ahora, el emprendedor consciente, independientemente de que pertenezca o no a la comunidad a la cual pretende servir, debe aportar una visión holística que permita mirar el contexto desde perspectivas integrales. Consideraciones políticas, económicas, legales, tecnológicas, ambientales y sociales deben ser incorporadas en el proyecto tanto para garantizar su viabilidad como para encontrar oportunidades y prever posibles obstáculos en el camino.
Por último, un emprendedor se puede beneficiar poderosamente de un mentor. El acompañamiento de un experto con el que pueda discutir sus inquietudes, le permitirá equilibrar su pasión, con sus propias necesidades y las de la comunidad, además de que le retará a expandir sus límites y concretar en acciones. Tener un mentor es como contar con un espejo pulido que le hace comprometerse con sus propios afanes y vencer las tretas que sabotean sus intenciones. Emprender con consciencia debe ser el color de la nueva normalidad en los negocios. Ni las personas ni el planeta podemos aceptar menos. Es momento de cambiar el paradigma de poner en el centro del emprendimiento a un cliente – con un signo de pesos al lado -, a colocar en el corazón del mismo a las personas y al medio ambiente. La transformación depende de un emprendedor consciente. Uno a la vez.
