El Huerto Roma Verde (HRV) es un predio de poco menos de una hectárea, ubicado en la icónica colonia que lleva su nombre. Este sitio se ha colocado como un referente nacional e internacional de sostenibilidad y cuidado del medioambiente. Nació como un local abandonado tras el terremoto de 1985, con fauna nociva, y escombros. Sin embargo, en sus 11 años de vida como biolaboratorio social, se ha convertido en un espacio cultural y de resiliencia.
Sus instalaciones albergan exposiciones, clases, foros, cursos, conciertos y festivales, entre muchas otras actividades, que tienen como eje central la transformación de los desechos y la regeneración del planeta. En 2023, en conjunto a la Cuadra A.C, puso en marcha “Campo Urbano, Mercado Agroecológico”, en el cual, semanalmente 40 productores ofrecen una diversidad de extractos de la tierra, que conservan sus propiedades originales, nutrientes, olores y sabores y que evitan intermediarios que eleven los costos.
El proyecto de comercio consciente nació hace algunos años y fue presentado inicialmente en el Foro de Economía Circular en Montreal 2016 y Bilbao 2018, llevados a cabo por la Organización de las Naciones Unidas para promover el desarrollo industrial (ONUDI) y el gobierno de Uruguay. Para Yazsel Castro, coordinadora de la iniciativa -que se lleva a cabo cada miércoles de 10 am a 16 hrs en el HRV-, esta “brinda la posibilidad de generar comunidad, ya que conoces de forma directa a los productores de ese alimento que estás comprando y puedes saber exactamente cómo fue cultivado y de donde viene”.
El HRV quiere promover con la reciente lonja, la producción agroecológica y agroforestal, prácticas y sistemas de producción y conservación que cuidan los cultivos y árboles forestales. De esta forma, el Campo Urbano, Mercado Agroecológico, forma comunidades de producción y consumo, con productos y servicios sanos, regenerativos y locales, concretamente de la región hídrica en la cuenca del valle de México, que está libre de agrotóxicos y que implica menos horas de transportación de los alimentos hasta sus consumidores finales.
Según el Índice Global de Seguridad Alimentaria (GFSI) 2022, México se ubica en el lugar 43 de un total de 113 naciones del mundo, con un puntaje general de 69.1% en el tema. La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), explica que “la Seguridad Alimentaria ¨a nivel de individuo, hogar, nación y global, se consigue cuando todas las personas, en todo momento, tienen acceso físico y económico a suficiente alimento, seguro y nutritivo, para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias, con el objeto de llevar una vida activa y sana”.
Es tanto el impacto que el Huerto Roma Verde, y los proyectos que se gestan en su interior, ha causado, que hace un par de años, Víctor Manuel Toledo Manzur, académico, biólogo y exfuncionario mexicano, que se desempeñaba como Secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales al inicio del mandato del presidente en turno, que refirió lo grata experiencia que significa para él este laboratorio biosocial ubicado en la delegación Cuauhtémoc.
Toledo escribió en su columna en el periódico La Jornada que el “HRV alberga casi todo lo que sueña un ambientalista verdadero, como parte de una civilización posindustrial o poscapitalista en las dimensiones de salud alternativa, reciclaje de desechos, comida sana, lucha feminista, defensa de los animales, energías renovables, ecotecnologías, espiritualidad y, sobre todo, mucho arte y mucha ecología política”.
Diversos defensores del medioambiente, artistas y comunidad en general han encontrado en el Huerto Roma Verde un espacio de reunión, diálogo, debate y creación, donde ahora también podrán adquirir sus alimentos y con ello promover la conservación del suelo y sus nutrientes. Así, con el comercio justo y la agricultura ecológica se contribuye al desarrollo económico y social de los productores y sus familias.
El gran espacio en la colonia Roma y su nuevo mercado significan no solo lugares de esparcimiento, recreación y consumo consciente, sino la posibilidad de impulsar un proyecto político para el rediseño sostenible de los sistemas alimentarios.
