El patriarcado sigue al mando y el relevo generacional de millonarios se retrasa
El 90.4% de las grandes fortunas globales sigue bajo el control de personas mayores de 50 años, un porcentaje aplastante que pone en evidencia la resistencia del estatus quo.
Aunque cada vez es más frecuente ver a millennials y a la generación Z ganando espacios en sectores como la tecnología, la política y los negocios, el cambio generacional en el ámbito de las grandes fortunas parece estar lejos de concretarse. Las personas mayores de 50 años aún controlan buena parte de la riqueza global, y las grandes fortunas siguen en manos de los baby boomers y, en menor medida, de la generación X. Un análisis de Bloomberg y la CFA Institute (Chartered Financial Analyst) arroja datos reveladores: el relevo generacional entre los multimillonarios sigue siendo lento, y el dominio de los más experimentados se mantiene firme en la cima del capital mundial.
Según el estudio, apenas un 9.5% de los multimillonarios tiene menos de 50 años. En contraste, un 48.2% de las grandes fortunas está en manos de personas de entre 50 y 70 años, mientras que un sorprendente 42.2% pertenece a individuos mayores de 70. Así, el 90.4% de las grandes fortunas globales sigue bajo el control de personas mayores de 50 años, un porcentaje aplastante que pone en evidencia la resistencia del estatus quo.
Millennials y GenZ todavía no son parte del patriarcado
Estas cifras llaman la atención, sobre todo considerando que, a principios de este siglo, diversos estudios de bancos y centros de análisis, así como de la ONU, anticipaban que hacia finales de esta década los millennials y, en menor medida, la generación Z, comenzarían a figurar en el ámbito de las grandes fortunas. Se creía incluso que para este momento muchos de los “patriarcas” multimillonarios, pertenecientes a los baby boomers, habrían fallecido o habrían dado paso al retiro. Sin embargo, la realidad muestra que las grandes fortunas, salvo excepciones, siguen en manos de los mismos nombres que las lideraban hace 25 años.
El ejemplo de los patriarcas de las grandes fortunas
Algunos de los principales referentes en el mundo de los negocios ilustran esta realidad. Warren Buffett, el legendario inversionista estadounidense y CEO de Berkshire Hathaway, es una de las figuras más destacadas en el ámbito financiero. Con 94 años, sigue activo, supervisando sus inversiones con una atención casi meticulosa. Su papel como “Oráculo de Omaha” ha trascendido generaciones y, a pesar de su edad avanzada, es un claro ejemplo de cómo los miembros de la generación anterior alargan su presencia en el mundo de los negocios.
Otro caso emblemático es el del español Amancio Ortega, fundador de Inditex y del imperio de moda Zara. A sus 88 años, Ortega mantiene un rol importante en su empresa, aunque en los últimos años ha delegado ciertas funciones. Sin embargo, su influencia sobre el rumbo de su imperio sigue siendo notoria. En Europa también encontramos a Bernard Arnault, magnate francés y presidente de LVMH (Louis Vuitton Moët Hennessy), quien a sus 75 años no solo sigue activo, sino que en diversas ocasiones ha encabezado la lista de las personas más ricas del mundo.
Sin relevo generacional: Bezos, Musk y Ambani no son tan jóvenes
México también tiene sus propios ejemplos de este fenómeno. Carlos Slim Helú, de 84 años, sigue siendo uno de los empresarios más acaudalados del planeta. A lo largo de su carrera ha diversificado sus inversiones en múltiples sectores, y recientemente alcanzó una fortuna personal de 100,000 millones de dólares, lo que lo coloca nuevamente en el foco mundial. Slim, junto a otros empresarios longevos, demuestra que las personas mayores de 70 años mantienen una influencia crucial en el sistema económico global.
Incluso figuras más contemporáneas, como Jeff Bezos (60 años), Elon Musk (53 años) y Mukesh Ambani (67 años), todavía dominan en sus respectivos sectores y continúan concentrando grandes fortunas. Sin embargo, la excepción a esta tendencia podría ser Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, quien a sus 40 años ya forma parte del selecto grupo de los multimillonarios globales.
Las nuevas generaciones, con prioridades distintas
La pregunta entonces es: ¿por qué el relevo generacional ha sido tan lento? De acuerdo con el análisis, las nuevas generaciones, si bien muestran interés por el emprendimiento, tienen metas y prioridades diferentes a las de sus predecesores. Los millennials y la generación Z han crecido en un contexto marcado por el cambio climático, la diversidad social y la necesidad de responsabilidad corporativa, lo que los ha llevado a involucrarse en actividades que no necesariamente buscan la generación de riqueza inmediata. Causas como el cuidado del medio ambiente, la defensa de los derechos de las minorías y la lucha por la equidad de género suelen ser parte de su filosofía.
Además, muchos jóvenes prefieren no atarse a oficinas o trabajos de horario fijo. En su lugar, optan por el trabajo remoto, el emprendimiento digital y el llamado “nomadismo digital”. Este estilo de vida, sin embargo, a menudo no coincide con las demandas tradicionales del mundo corporativo, que sigue siendo uno de los principales generadores de riqueza en el sistema económico actual.
El relevo generacional de la riqueza tardará un poco
Esto no significa que las nuevas generaciones no sean emprendedoras. De hecho, muchos millennials y miembros de la generación Z buscan proyectos empresariales, aunque en muchos casos son iniciativas más pequeñas y menos tradicionales que las que podrían consolidarse como grandes fortunas. En algún momento, ellos asumirán el liderazgo, pero las proyecciones iniciales que anticipaban que esto ocurriría a finales de la década han quedado atrás.
El fenómeno pone en perspectiva un mundo de negocios en el que los multimillonarios mayores de 50 años, y en especial los mayores de 70, continúan ocupando el escenario central. Por ahora, los patriarcas viven y dominan el tablero económico, y aunque el cambio de poder tarde en llegar, parece claro que eventualmente las nuevas generaciones darán un giro al modelo tradicional, tal vez hacia una economía más diversa y socialmente consciente.