



Estamos en épocas de cambios vertiginosos: todo transcurre a tal velocidad, que las personas rara vez terminamos de adaptarnos a ese ritmo. En verdad, lo que sí hacemos permanentemente es sobre adaptarnos, que tiene que ver con hacer permanentemente un esfuerzo extra para ajustarnos física, mental y emocionalmente para poder responder lo mejor posible a los estímulos y situaciones que se van presentando.
La pregunta es: ¿Qué sucede cuando lo hacemos durante meses y años en forma continuada? La respuesta: Síndrome de Burnout (“quemado”).
El burnout acaba de ser catalogada como enfermedad y como uno de los causantes de trastornos mentales, según la última Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) elaborada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) de mayo de 2019.
Esta enfermedad es descrita por la OMS como “un agotamiento físico y mental debido al estrés crónico asociado con el trabajo y el desempleo”, y aparece cuando la persona no logra gestionar convenientemente y con éxito sus responsabilidades laborales. Las consecuencias están a la vista: sentimiento permanente de falta de energía o agotamiento; aumento de la distancia mental respecto al trabajo (menor involucramiento) o sentimientos negativos o cínicos hacia él (“me da igual”); además de una eficacia de desempeño notablemente reducida.
Un aspecto importante a tener en cuenta es que sentir cansancio y estrés en forma temporal o por picos de trabajo no es necesariamente síntoma de Burnout; para llegar a ese punto deben darse ciertas condiciones:
También hay factores internos que influyen, como la estructura de personalidad, la escala de valores, los mandatos familiares y la falta de auto conocimiento; y externos, como el tipo de trabajo y profesión; la organización de la empresa; las condiciones laborales; el grupo familiar y la red afectiva.
Para las empresas y organizaciones es sumamente grave dejar pasar los síntomas tempranos, como falta de involucramiento del trabajador, ira, problemas de comunicación, aislamiento, poca participación en los equipos, y una tendencia al aislamiento y al absentismo laboral pronunciado.
Cuando arrancamos el año lo hacemos con renovadas esperanzas de que sea productivo, exitoso y con metas por cumplir. En la mitad, se suele entrar en cierto desconcierto emocional interno, provocado por la desviación de metas y objetivos; por promesas que aún no se han cumplido (de otros o con uno mismo); y también, por el agotamiento de la sobre exigencia de cumplir responsabilidades muchas veces en entornos laborales que no contribuyen a un mejor desempeño.
Por ejemplo, las situaciones desafiantes de cualquier orden como reorganizaciones, fusiones y cambios de directivos; los cambios permanentes en las condiciones de un país, como una baja en las condiciones de vida aceptables, confusión y caos social; y las transformaciones en general producen un impacto en lo físico y las emociones. Estos son detonantes de estrés, el conocido proceso humano que aparece por la necesidad de generar una respuesta ante las condiciones externas que interpretas como una amenaza o un problema, y que, de tu lado, requiere de una serie de recursos tanto físicos como emocionales para afrontarlas.
En mayor o menor medida, los humanos contamos con herramientas ante el estrés cotidiano; aunque, cuando se pasa un límite y entramos en el desgaste prolongado por meses y años, las consecuencias en la salud serán inevitables.
Sin importar la formación, edades ni el nivel socioeconómico o cultural, algunos detonadores o facilitadores de entrar más rápidamente en el estrés que puede llegar a un desgaste prolongado provienen de:
Es necesario aprender a gestionar el estrés cotidiano. Sin embargo, sostenido en el tiempo, se produce un efecto de desgaste que va carcomiendo internamente la capacidad de respuesta natural de los seres humanos. Allí suelen aparecer síntomas de leves a severos, y que es necesario atender con los profesionales médicos y de la salud mental lo antes posible.
Cuando se alcanza el Síndrome de Burnout, la persona llega a una instancia de imposibilidad de afrontar cualquier tipo de situación, y alcanza bordes muy graves, incluso la muerte por estrés, como se registra en muchos países de oriente.
Aquí van estas sugerencias prácticas para poner en marcha de inmediato ante el menor síntoma de estrés: