La educación financiera para niños ayudaría a que los pequeños hagan a un lado la ansiedad que trae consigo un mal manejo del dinero.
La educación financiera para niños es fundamental, aunque parezca un tema imposible de manejar con los pequeños. La religión, la política y el dinero son los tres temas que más conflicto les causa a las personas. Este último en particular porque hablar de finanzas siempre implica un trago amargo de realidad. Lo cierto es que pocos tienen una relación cordial con el dinero. Esto en gran medida tiene que ver con la falta de educación financiera.
Desde niños nos enseñan que el dinero es para gastarse. Los ‘domingos’ que nos daban pocas veces llegaban al lunes. El ahorro o ‘cochinito’, se deba en situaciones muy esporádicas y tenía un fin muy particular: gastarse a corto plazo. Y ya desde ahí empezamos mal.
Parece exagerado decirlo, pero la realidad es que los datos y la información pública lo corroboran. Hay tres números impresionantes en la materia, que han quedado registrados en la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera del INEGI, y que vale la pena traer a cuento: 1) sólo 4 de cada 10 mexicanos llevan un registro claro de sus ingresos y gastos; 2) más del 45% de los adultos del país gastan más de lo que ganan mes con mes; y 3) cerca del 25% de la población cuenta con algún tipo de educación financiera formal.
Ese último dato es quizá el más revelador, porque nos ayuda a entender porqué las finanzas son un tema casi ‘tabú’. En contraste Standard & Poor’s Global Financial Literacy Survey, refiere que la educación financiera en países escandinavos alcanza una penetración de 71%. Es decir, en México hay un rezago considerable en relación con los conocimientos básicos sobre administración y finanzas personales que son indispensables.
La realidad es que en México nadie nos enseña a ahorrar y los hábitos financieros poco saludables comienzan desde la niñez y se extienden durante la vida adulta.
Todo esto puede revertirse con educación financiera, por supuesto que para todos los adultos—que buena falta nos hace—, pero un hábito que se cultiva desde la infancia, sin duda tiene un impacto mayor.
Educación financiera para niños: ¿Cómo empezar?
Redoble de apuesta
Algunas fintech se han tomado esto muy en serio y han desarrollado productos especialmente enfocadas en la población infantil, un sector que no para nada el que voltean a ver las instituciones financieras, pero que al largo plazo sí representa una estrategia clave, pues estos niños serán adultos algún día y vale la pena invertir en ellos.
Así, estas empresas tienen programas de educación financiera para niños y jóvenes, bajo el entendido que sus productos forman parte de una búsqueda generalizada del sector para generar una inclusión financiera holística.
En suma, lo que quiere el ecosistema es que sus usuarios tengan herramientas y conocimientos que puedan potenciar sus mismos servicios. Esquematizar principios básicos de la administración, ahorro y uso del dinero desde una edad temprana se vuelve un redoble de apuesta formidable para las fintech.
Con frecuencia circula una idea errada de que ser meticuloso con el dinero es aburrido: coarta la increíble sensación de alegría y libertad que da gastar dinero en cosas y actividades que nos producen placer y emoción. Esto se afianza en la mente de las personas desde niños, que creen que lo único que hay que hacer es despreocuparse hoy y ver qué hacer con un eventual problema mañana.
Maestro de finanzas
Basta con preguntarnos quién es nuestro primer maestro de finanzas. La respuesta es que muchas veces son los padres y enseñan con el ejemplo. Esto no siempre lleva a aprendizajes positivos. Y bueno, ese es el principio y el fin de la educación financiera que recibimos.
La educación financiera para niños puede contribuir a las infancias de este país a prever, planear y administrar, con miras a hacer a un lado la ansiedad y tristeza que un mal manejo del dinero puede traer consigo. Las fintech están dando grandes pasos, aunque no son las únicas. Ahora sólo resta fomentar estas enseñanzas y apostar por nuevos jugadores del ecosistema financiero, así a corto plazo, estos niños crecerán para ser maestros en finanzas y entenderán el valor de acercar a las nuevas generaciones a mejores hábitos financieros.