



En el vertiginoso mundo del emprendimiento, donde la incertidumbre y los desafíos son constantes, la capacidad de adaptación y resiliencia se convierten en virtudes necesarias. En este contexto, la teoría de la deshabituación, propuesta por la reconocida neurocientífica Tali Sharot, emerge como un concepto interesante para aquellos que trabajan en volver realidad su idea de negocio o pretenden reforzarla.
El misterioso y complejo cerebro humano disminuye su respuesta ante los estímulos repetitivos. De esta forma, las actividades que inicialmente despertaban emoción o incluso le daban sentido a la vida, con el pasar del tiempo, pueden tediosas, envueltas en la rutina de la vida cotidiana.
Tali Sharot explica que gran cantidad de personas pueden experimentar el sentirse atrapados en una ola interminable de quehaceres. Lo anterior, vuelve rígidas y opresivas sus acciones, aunque en primera instancia hayan encontrado felicidades en estas.
La deshabituación, según Tali Sharot, es el proceso con el cual el cerebro se libera de viejos patrones de pensamiento y comportamiento, facilitando la adopción de nuevas perspectivas.
En el emprendimiento, eso se traduce en abandonar hábitos obsoletos y adaptarse rápidamente al entorno cambiante.
Sharot es profesora de la University College de Londres (UCL) y del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), y en conjunto con Cass R. Sunstein, académico y exadministrador de Barack Obama en la Casa Blanca, publicaron una investigación llamada “Volver a mirar: El poder de darse cuenta de lo que siempre estuvo ahí”. En el texto, resaltan la importancia de “deshabituar” la mente para encontrar felicidad en la rutina.
Para los emprendedores, la capacidad de deshabituación puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso. En un mundo donde la innovación y la disrupción son la norma, aferrarse a viejas prácticas puede significar quedarse en el camino, ya que solo aquellos que son capaces de desafiar sus propias suposiciones y prejuicios están mejor equipados para identificar las oportunidades y tomar decisiones.
Si en la rutina diaria son introducidos cambios para “deshabituar” el proceso, es posible ver el mundo de una forma renovada, lo cual puede dar importantes ventajas. A continuación, algunas aplicaciones prácticas de esta medida en el entorno empresarial:
1. Flexibilidad estratégica: Los emprendedores deben estar dispuestos a reevaluar constantemente sus estrategias y pivotar según sea necesario para adaptarse a las condiciones del mercado, que está en constante movimiento.
2. Apertura al cambio: La resistencia al cambio es uno de los mayores obstáculos para la innovar. Practicar la deshabituación permite a los emprendedores abrazar nuevas ideas y enfoques sin miedo al fracaso.
3. Aprendizaje continuo: Mantener una mentalidad de aprendizaje constante es fundamental para el éxito a largo plazo. La deshabituación fomenta la curiosidad y la búsqueda activa de conocimiento nuevo.
4. Gestión del fracaso: Los emprendedores exitosos saben que los tropiezos son inevitables en el camino hacia el éxito. La deshabituación permite aprender de los errores y seguir adelante con determinación renovada.
La psicóloga, que también dirige el Laboratorio del Cerebro Afectivo del MIT y la UCL, centra sus estudios se centran en la motivación y las emociones. Así, en el acelerado y cambiante mundo empresarial, la teoría de la deshabituación ofrece un marco poderoso para navegar ante situaciones de complejidad o incertidumbre.
En sus investigaciones, Sharot señala que aquellos que abrazan la deshabituación están mejor posicionados para liderar la próxima ola de innovación y crecimiento empresarial. Así, explica que al liberarnos de las limitaciones autoimpuestas y abrirnos a nuevas posibilidades, es más fácil alcanzar el éxito, ya sea a nivel personal o empresarial.