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Con frecuencia, la mayoría de las crisis organizacionales no se viralizan solo por el problema, sino por las malas prácticas de comunicación que acompañaron a esa coyuntura. En momentos difíciles, el silencio puede interpretarse como desinterés, evasión o culpa; y un mensaje mal estructurado escalará el problema en lugar de contenerlo.
Las organizaciones sin asesoría experta sobre este tema suelen provocar daños (a veces irreversibles) en su reputación e imagen, con la consecuente pérdida de clientes y costos por asumir.
Revisemos los errores más frecuentes en el manejo de crisis y qué hacer para evitarlos:
Cuando ocurre un problema grave —por ejemplo, un accidente o error humano— muchas empresas optan por evitar la comunicación. A veces, con la esperanza de que nadie lo note o que pase rápido. Esta práctica olvida que el silencio comunica y desprotege, dejando el micrófono abierto para que otros construyan la narrativa y llenen los vacíos informativos con versiones que no se apegarán a lo que la organización pudo haber manifestado en su momento.
Las respuestas poco empáticas y mucho más apegadas al lenguaje técnico y frío hacen sonar a la organización en un tono indiferente y lejano a lo ocurrido. Sobre todo, tratándose de crisis en donde existen víctimas, este tipo de mensajes genera mayor indignación en los grupos de interés.
Es muy común que en plena crisis encontremos discursos poco congruentes entre lo que dijo el director para un medio y lo que se comunicó en la página web o en redes sociales. Esta falta de alineación, que rompe la continuidad de una comunicación integral, puede causar más daño que un rumor, y es totalmente prevenible.
Otra mala práctica muy frecuente consiste en responder a bote pronto, es decir, emitir mensajes impulsivos (especialmente en redes sociales) antes de analizar la situación o siquiera revisar el manual de gestión de crisis.
Esta reacción pudiera ser natural ante la tentación de dar una respuesta a lo que hiere la imagen o la reputación organizacional; sin embargo, representa un alto riesgo que debe evitarse.
Algunas organizaciones caen en la trampa de pensar que, como no hay usuarios corporativos en redes, están a salvo de una crisis en el mundo digital. ¡Nada de eso!
Todos estamos expuestos a la arena pública que constituyen las redes sociales y, en medio de una crisis, monitorear las conversaciones de los usuarios es una estrategia vital para tomar decisiones.
Para saber más: Cómo manejar una crisis de marca: Pai Pai nos dice cómo enfrentó ‘la cancelación’
En los momentos más críticos, el liderazgo se notará claramente en las estrategias de comunicación organizacional. Por ello, no hay espacio para improvisar. La sugerencia final es hacer de la empatía, claridad y coherencia tus lineamientos para definir estrategias y apegarte a las mejores prácticas.