La Comisión de Economía, Comercio y Competitividad de la legislatura Federal, aprobó el dictamen que expide la Ley Federal de Emprendimiento. ¿Qué sigue?
¿Quién impulsa el emprendimiento en México?
Hace unos meses concluyó mi etapa al frente del Instituto Mexiquense del Emprendedor (IME): seis grandes años de aprendizajes, desafíos y sobre todo, de un profundo entendimiento de la importancia del emprendimiento en México, no solo por sus impactos en términos de creación de empleo y de crecimiento económico, sino por la forma en cómo genera oportunidades de bienestar y superación para las personas.
Fue una experiencia increíble el atestiguar nuevamente tantas historias personales y familiares de éxito gracias al emprendimiento. Desde esfuerzos de negocios tradicionales, hasta iniciativas innovadoras de alto impacto.
Digo “nuevamente”, porque tuve la fortuna de formar parte de la creación de este Instituto, que en ese entonces se constituyó como el primero de esta naturaleza a nivel nacional, abriendo una nueva etapa en la atención del emprendimiento y la innovación en el país. Más allá de la huella personal, esta travesía me permitió comprender el papel clave que juega el entorno de apoyo al emprendimiento en su proceso de maduración.
El poder del entorno emprendedor en México
Si bien es cierto que, el esfuerzo individual de las y los emprendedores es el corazón de su iniciativa, el entorno desempeña un papel fundamental para cobijar y acompañar su desarrollo. Basta con voltear a ver los grandes referentes globales de emprendimiento como Silicon Valley, Boston, Tel Aviv o Singapur. Todos ellos tienen en común el contar con entornos muy dinámicos, comprometidos y favorecedores del emprendimiento y la innovación.
¿De qué depende ese dinamismo? Resulta sumamente complejo dar una respuesta simple porque en el ecosistema influyen marcos regulatorios, visiones de gobierno, compromisos políticos, existencia de instituciones, así como fondos públicos y privados, aspectos culturales o idiosincrasia social o de cada región.
Pero existe un elemento coincidente que arroja luz sobre este tema: la existencia de una amplia red de aliados que ponen a disposición de la iniciativa programas, recursos, herramientas, servicios y productos. Cuanto más comprometida, amplia y sólida sea esta red, más dinámico es el entorno de apoyo al emprendimiento y la innovación.
Un aliado en política pública
Sin duda, las instituciones públicas juegan una gran función. Durante el tiempo en que operó el Instituto Nacional del Emprendedor (INADEM), el ecosistema de nuestro país avanzó a pasos acelerados, consolidándose en pocos años, como uno de los más dinámicos de América Latina, lo que lo llevó a ser considerado como “el secreto mejor guardado del mundo”, por la iniciativa Global Entrepreneurship Week.
Desafortunadamente, la visión de la actual administración federal era distinta y decidió desaparecer el instituto, lo que de manera personal me parece un desacierto enorme por el potencial que podríamos haber tenido con una institución de esta naturaleza.
Aunque algunos pensaron que esta ausencia significó un retroceso en todo el entorno de emprendimiento, no fue así. El INADEM era un aliado importantísimo, pero no era todo el entorno. De hecho, su mayor legado fue justamente el de fortalecer, articular y alinear a los distintos aliados del ecosistema, visibilizar la importancia del emprendimiento y la innovación y ponerlos en el ojo de la prioridad pública.
Un entorno vivo
Esto ha permitido que México cuente aún con un entorno vivo, activo y maduro, donde los distintos aliados que lo componen han comprendido el papel que les toca jugar en este nuevo contexto, poniéndose totalmente la camiseta.
Tal es el caso de comunidades como Startup México, Endeavor, y la Alianza para el Emprendimiento e Innovación, o de iniciativas como Posible, SocialLab, Irrazonables México e incluso el fenómeno televisivo Shark Tank México, solo por citar algunos ejemplos.
No obstante, hay muchísimos más, desde incubadoras, aceleradoras, espacios de colaboración y creación de fondos de capital, esquemas de financiamiento específico para emprendedores y Mipymes, esfuerzos de capacitación y asesoría, acompañamiento para incorporación tecnológica, entre muchos otros.
Gracias a este entorno, las y los emprendedores, no están solos en sus iniciativas. Cuentan con el acompañamiento y cobijo de un entorno sumamente comprometido.
El reto del emprendimiento en México: Crear condiciones para todos
Casos como el de Juan, que es productor de hortalizas en Tonatico, Estado de México, o Alma, Ingeniera Mecatrónica que brinda capacitaciones para lograr certificaciones en la industria automotriz, tienen a su alcance y disposición una red de aliados que se la juega con su talento. El reto para el futuro es resolver cómo podemos seguir creando las condiciones propicias que permitan a más personas convertir sus sueños emprendedores en una realidad.
¿Cómo seguir fortaleciendo este entorno sin estar sujetos a las visiones, sesgos y caprichos de cada administración? No podemos volver a perder la enorme oportunidad de detonar el verdadero potencial de emprendimiento e innovación que tiene nuestro país. Sobre todo, porque es en este potencial, en donde radica la posibilidad real y sostenible de bienestar, prosperidad y superación de millones de familias.
Viene el Instituto del Emprendimiento
Por esa razón, la comunidad emprendedora celebra que la Comisión de Economía, Comercio y Competitividad de la legislatura Federal, aprobara el dictamen que expide la Ley Federal de Emprendimiento que plantea la creación, nuevamente, de un Instituto del Emprendimiento que impulse con prioridad, la generación de emprendimientos de alto impacto, el establecimiento de incentivos y la eliminación de obstáculos.
Esperamos con ansia que este sea un cambio efectivo de rumbo que efectivamente recomponga el camino desde el sector público.
Mientras tanto, el entorno seguirá haciendo lo que mejor sabe hacer: creer firmemente y apoyar a las y los emprendedores de nuestro país.