



Era una tarde en Guadalajara cuando un niño empezó a deslizar sus pasos, casi como un susurro hecho danza, en el patio de su casa. Ese niño, llamado Isaac Hernández, se convirtió en leyenda: hoy es considerado el mejor bailarín del mundo, reconocido internacionalmente con el más alto galardón en el ballet. Su historia —entre sueños, rigor y constancia— es un relato que se escribe con músculos tensos y corazón desbordado de arte.
Isaac Eleazar Hernández Fernández nació el 30 de abril de 1990 en Guadalajara, Jalisco, en el seno de una familia de bailarines. Sus primeros pasos ocurrieron en el patio de su hogar, donde a los ocho años comenzó a ensayar bajo la guía de sus padres.
Esa temprana pasión lo llevó a recibir becas para formarse en escuelas de renombre como The Rock School for Dance Education en Filadelfia y el American Ballet Theatre en Nueva York, así como en instituciones en Francia, Cuba y más.
La carrera de Hernández alcanzó su cumbre en 2018 cuando se convirtió en el primer mexicano en ganar el Benois de la Danse, considerado el “Oscar del ballet”, por sus interpretaciones de Don Quijote y La Sylphide, representando al Ballet de la Ópera de Roma y al English National Ballet, respectivamente.
Isaac ha formado parte de compañías prestigiosas como el San Francisco Ballet, el Dutch National Ballet y entre 2015 y 2022 fue bailarín principal del English National Ballet. En 2025 se convirtió en el primer bailarín de ascendencia mexicana en alcanzar ese rango en el American Ballet Theatre, consolidando su posición entre los grandes del ballet mundial.
A fines de junio de 2025, Hernández hizo historia al debutar como bailarín principal en el Metropolitan Opera House de Nueva York, interpretando a Albrecht en Giselle. Con ello, reafirmó su estatus como figura central del ballet y portador del arte mexicano en los más grandes escenarios.
Además de su brillante carrera internacional, Isaac promueve el arte en México a través de Despertares, una gala anual creada por él que reúne bailarines de talla mundial. Este proyecto combina espectáculos de ballet con becas para jóvenes talentos mexicanos, consolidando su visión de impulsar las industrias creativas de su país.
Isaac Hernández es mucho más que un bailarín de élite: su trayectoria trazó un puente entre el sueño infantil y la excelencia mundial. Como el mejor bailarín del mundo, él proyecta el potencial artístico de México en el ballet, una disciplina donde la participación masculina ha sido tradicionalmente escasa en el imaginario nacional. Su éxito no solo inspira a nuevas generaciones, sino que también desafía estereotipos de género en las artes escénicas mexicanas.