



En muchas esquinas de la Ciudad de México, sobre todo en las salidas del Metro y Metrobús, se encuentran los clásicos carritos de café y pan. Son triciclos ambulantes adaptados, donde se sirve un desayuno sencillo, popular y muy valorado por quienes madrugan para trabajar. Pero esa postal cotidiana podría desaparecer.
En la alcaldía Cuauhtémoc, varios comerciantes han sido removidos o restringidos, según denuncias en redes sociales citadas por Récord. La periodista Itzel Cruz Alanís exhibió que ya no pudo encontrar ningún puesto cerca de Buenavista.
“Un señor, a escondidas, nos vendió café y pan. ‘Es que la @AlcCuauhtemocMx ya no nos deja poner’, dijo mientras servía rápido las bebidas para que no lo cacharan”, publicó en su cuenta de X (antes Twitter).
En la publicación, la reportera etiquetó a la alcaldesa Alessandra Rojo de la Vega, cuestionando la razón de la medida y en qué afectan los vendedores a la zona. Unas horas más tarde, la titular de la alcaldía Cuauhtémoc respondió en los comentarios de la publicación:
“La medida es limpiar la zona, pisos, etc… que estaban increíblemente sucios. Reordenar y recortar el comercio que estaba desbordado e impedía el paso de la gente por las banquetas. Todo esto por medio del diálogo y con mesas de acuerdos con ellos”, escribió Rojo de la Vega.
Estas medidas están causando reacciones encontradas y encendidos debates, tomando en cuenta que el 54.8% de la población económicamente activa en México depende del comercio informal, según datos del INEGI. Mientras el gobierno insiste en que solo busca regular, los testimonios pintan otro panorama.
El panorama para los vendedores de café y pan ha cambiado drásticamente. Ya no operan con libertad en zonas tradicionales como Reforma, Insurgentes o Eje Central. Un comerciante que lleva cinco años en la famosa Esquina de la Información, en Avenida Paseo de la Reforma 16, relata que solo pueden vender hasta las 10:00 horas y con permisos especiales.
“Legalmente no podemos estar vendiendo en la calle; la alcaldía es quien nos brinda un permiso ‘especial’ para que podamos vender hasta las 10:00 horas”, explicó para el medio De Dinero.
Asegura que en las calles menos transitadas pueden quedarse más tiempo sin problema, pero la afluencia baja tanto que las ventas no valen la pena. Además del horario, los puestos deben medir un metro por un metro y no pueden tener tanques de gas u objetos que pongan en riesgo a la ciudadanía.
Aunque acatan las reglas, muchos sienten que las autoridades capitalinas no les han dado una explicación clara del por qué ya no pueden estar en avenidas principales. “Pues no nos han dicho las razones por las que no podemos vender”, añadió.
El reordenamiento del comercio informal no solo afecta a los carritos de café. La modernización de los Centros de Transferencia Modal (Cetram) ha generado protestas entre ambulantes. La Organización Reguladora de Transporte (ORT) asegura que no se trata de un desalojo, sino de una reubicación con orden. Sin embargo, los comerciantes denuncian que se les está quitando su sustento.
Según cifras oficiales, hay 4,458 ambulantes operando en 24 Cetrams de la CDMX. Solo en Indios Verdes hay 1,250. Pantitlán suma 738 y La Raza 535. Los planes contemplan su reubicación, pero no hay garantías de que los nuevos espacios tengan la misma afluencia o condiciones.
En lugares como Buenavista o El Rosario, ya no se observa presencia informal. Pero en otros como Observatorio o San Lázaro, los comerciantes siguen apareciendo a pesar de los reportes oficiales que dicen lo contrario.
En Paseo de la Reforma, el gobierno capitalino reporta más del 70% de avance en el retiro de ambulantes. De 280 comerciantes en 12 puntos, hoy quedan cerca de 70. El subsecretario Adolfo Llubere Sevilla aseguró que: “Va a quedar lo más pronto posible. En unas semanas ya va a quedar totalmente liberado”.
Pero mientras las autoridades buscan “recuperar” el espacio público, hay una narrativa paralela: la del clasismo y la estigmatización. En Santa María la Ribera, un hombre apodado “Lord banquetas” fue grabado mientras gritaba a un vendedor de rehiletes y juguetes.
“¡Muévase por favor! ¡No queremos ambulantes en mi colonia!”, exigió. Sus reclamos provocaron miedo entre los presentes, incluyendo las hijas del comerciante, que rompieron en llanto. La escena desató indignación en redes sociales, según recoge el medio Quinta Fuerza.
@joventom Hay que ser muy cobarde para querer evitar que una familia honrada tenga jale honrado #gentrification #colonizacion #acoso #injusticia ♬ sonido original – Tomás
Aunque los vendedores pueden operar legalmente con autorización de alcaldía, la presión vecinal y los discursos de “orden” complican su permanencia. La Ley de Establecimientos Mercantiles permite su existencia, pero el espacio público se vuelve terreno de disputa social.
Entre la necesidad de mantener orden urbano y el derecho al trabajo de miles de personas, la Ciudad de México enfrenta un dilema complejo. El ambulantaje, lejos de desaparecer, sigue buscando cómo sobrevivir en medio de restricciones, estigmas y nuevas reglas.