Independientemente del negocio o la carrera que hayas elegido, existen habilidades y conocimientos transversales, es decir, que son útiles para todas las personas en todas las profesiones: lo mismo ingenieros que doctores, abogados o financieros. Estas habilidades suelen llamarse soft skills, y son parte de los hábitos personales que resultan ser una excelente inversión, cuyos retornos son altos en todos los entornos de nuestra vida. Algunas soft skills son los idiomas, el uso de software o inteligencia emocional. Pero hay skills que son más relevantes y que fortalecen tu camino profesional con mayor potencia y claridad: las habilidades de comunicación.
¡No lo digo solo yo! La revista Forbes coloca las habilidades de comunicación como empatía, liderazgo y oratoria en los primeros lugares entre las principales entre las 15 soft skills necesarias en el mundo moderno.
No importa a qué te dediques: si quieres avanzar en tu vida profesional (y personal), aquí cinco habilidades de comunicación que te abrirán cientos de puertas y oportunidades.
Warren Buffet, uno de los millonarios más icónicos del planeta y CEO de la firma Berkshire Hathaway, afirma que su éxito en la vida tiene dos semillas: su aprendizaje financiero y un curso de oratoria que tomó de parte del legendario Dale Carnegie.
La oratoria no tiene que ver con grandes discursos políticos o con debates acalorados, sino con algo mucho más básico y primordial: conectar con las personas y transmitir una idea de forma atractiva. Esta habilidad te permite presentar proyectos a tu equipo, tus jefes, tus socios o tus clientes de manera ordenada y persuasiva. Es una de las habilidades más útiles en el mundo y, también, una de las más fáciles de desarrollar.
Busca en tu ciudad o entorno un club de oratoria (los hay muchos y muy buenos) o inscríbete en un curso. Como todas las habilidades y hábitos, no es algo que desarrollarás en un curso de dos horas o de dos días. Aprende lo básico y practica mucho. Tu vida cambiará por completo.
Robert Kiyosaki, el gran gurú de las finanzas, en una entrevista afirmó que él no era un gran escritor… pero sí un gran vendedor. Por eso su libro era un best-seller y él, un millonario.
Las ventas tienen mala reputación… para aquellos que no se dedican a las ventas. En la realidad, todos los empresarios, empleados y emprendedores que deseen avanzar en el mundo deben tener las habilidades necesarias para cerrar una venta; presentar argumentos y desarmar objeciones. Pero no se trata fundamentalmente de técnicas de manipulación, sino de agallas para hacerlo y resiliencia para hacerlo después de que han dicho NO tantas veces.
Todos vendemos algo, independientemente de si nos dedicamos “a las ventas” o no. Salir a vender puede ser una de las experiencias más difíciles, y también una de las más reveladoras cuando nos damos cuenta de lo que somos capaces.
Uno de los vendedores y gurús más grandes del planeta, John Maxwell, desarrolló desde joven la capacidad de entablar una conversación con cualquier persona y en cualquier lugar. Nuestra piel no es transparente: las personas no saben cómo somos, qué pensamos o qué podemos hacer a menos que les permitamos mirar en nosotros a través de la conversación. Para ello, debemos ejercitar el secreto de la conversación: hablar poco y dejar que el otro brille.
El arte de la conversación no consiste en “ser interesantes” o muy cultos o muy graciosos. No se trata de llenar los silencios, sino de ceder el micrófono a la otra persona, haciendo preguntas y prestando atención positiva, con el fin de conocerlos mejor, encontrar puntos de coincidencia y hacerlo sentir bien. Hablar poco y escuchar mucho. Ese es el “gran” secreto.
¿De qué sirve ser el mejor programador o el mejor abogado si no puedes conectar con personas que busquen lo que tú tienes? En la vida hay millones -sí, millones- de personas buscándote por distintos motivos. Encuéntralas y déjalas encontrarte. En el proceso: aprende.
Dicen que el 80% del éxito consiste en aparecerse. Igual que las ventas, las relaciones públicas están devaluadas, porque hay quien cree que consisten en mantener una sonrisa falsa durante una conversación falsa con personas que no nos interesan. ¡Nada hay más lejos de la realidad! Al contrario, las relaciones públicas consisten en crear conexiones humanas con personas en todos los entornos, para quienes podemos ser puertas y puentes… y ellos para nosotros, igual.
Hay dos verdades inevitables:
Desarrollar el hábito de crear redes con personas afines a nosotros, que comparten nuestras ideas o ideales, que tienen intereses u objetivos en común, nos permite generar una tribu, una red de apoyo que nos puede soportar en sentido humano, espiritual, económico y empresarial.
No se trata –¡cuidado!- de “usar” a la gente o de ser popular, sino todo lo opuesto. Hay que ser genuinos, honestos y amables. Cualquier grupo de personas esconce tesoros y serendipias que van abriendo los caminos del mundo entero.
Cuando alguna persona esté buscando un empleado, un socio o un experto, ¿en quién van a pensar? ¿En el tipo amable que conocieron aquel día -y que les mandó un mensaje el día de su cumpleaños-, o en el otro, que no conocen? La respuesta es obvia. Ve a esa fiesta, ve a esa reunión, inscríbete en ese curso. En la vida, eso hace toda la diferencia.
La escritura es una habilidad limitada y valiosísima en nuestros días. No digo que escribas una novela o un informe de doscientas páginas; pero enviar un correo o presentar un proyecto claro, conciso y correcto por escrito puede ser la diferencia entre el éxito total o el olvido total.
La mayoría de las personas creen que saben escribir, pero todos podemos aprender a hacerlo mejor. La primera clave es la lectura -hay que leer mucho para escribir bien- y éste puede ser tu primer propósito. Después, la sintaxis básica: sujeto, verbo, predicado. Finalmente, el hábito de la revisión. ¡Lee en voz alta lo que acabas de escribir! No compliques las cosas: escribir es sencillo, pero nosotros lo hacemos muy complicado.
Escribir es un hábito escaso en nuestros días. Eleva tu juego y deja que las letras sean tu voz. Vale la pena.
“Los negocios” no existen. “Las empresas” no existen. Quienes existen son las personas, que hacen negocios y empresas; que tienen proyectos y sueños. Sobre todo, que buscan conexión humana en cada uno de los pasos que toman.
Quien sabe trabajar y conectar con los demás, tiene asegurada su carrera y el éxito. Si lo hace bien, también su familia y su salud emocional. En última instancia, la felicidad. La conexión humana, que llamamos comunicación, tiene muchas formas de presentarse, pero en el fondo es siempre lo mismo: tenemos un hondo, profundo, primitivo deseo de confiar en otros; querer y sentirnos queridos. Sólo así podemos descansar y dormir bien; y construir horizontes y proyectos de la mano de una tribu que nos sostenga. El corazón de las habilidades de comunicación es la conexión. Aprende a conectar y tendrás el mundo en la palma de tu mano.
