México se encuentra en una de las zonas sísmicas más activas del mundo. De acuerdo con el sismológico nacional, los estados de Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Michoacán, Colima y Jalisco son considerados como zonas de alta sismicidad, mientras que la ciudad de México se convierte en el receptor central de estos movimientos tectónicos debido a su cercanía a estas regiones.
Derivado de la ubicación geográfica, es común que se presenten diversos movimientos técnicos que afecten la estructura e instalaciones de los inmuebles, por ello es muy importante hacer una revisión de seguridad que determine si la propiedad sufrió algún tipo de daño que afecte la seguridad de las personas.
Dicha localización ha impactado de manera directa en la capital mexicana especialmente durante una cabalística fecha como es el 19 de septiembre ya que algunos de los sismos más fuertes tuvieron lugar entre 2017 y 2022, los cuales, si bien fueron con escenarios diferentes, centran la atención de la población hacia las construcciones y la seguridad que la estructura de los diferentes inmuebles ofrecen en momentos de sismo y sus posteriores réplicas.
Con el objetivo de asegurar la estabilidad y seguridad de un inmueble en futuros sismos, sin importar la intensidad o escala de Richter de los mismos es importante considerar 5 aspectos básicos:
Primero se recomienda realizar una inspección visual para detectar grietas, fisuras o daños visibles en muros de carga. En edificios es común que exista Tablaroca, plafones o yeso, muchas veces el daño se queda en estos niveles y no a nivel estructural.
Lo ideal es hacer un recorrido por el edificio con personal de protección civil, arquitectos o ingenieros estructurales que evalúen a través de un análisis completo la estabilidad del inmueble.
El objetivo es buscar fugas o grietas en cisterna, tuberías del edificio en general y de las salidas a llaves dentro de oficina o departamentos, además es importante revisar la instalación del tinaco.
Las fugas de gas son una situación muy común luego de un sismo, es clave mantenerse alerta y en caso de detectar una fuga comunicarse de inmediato con el cuerpo de bomberos y notificar a los administradores del edificio para que hagan un cierre total de las llaves de paso, al tiempo que se alerta a las personas para no encender ningún tipo de flama.
En el caso de una vivienda lo primero es revisar que la estufa y/o calentador o boiler no hayan sufrido daños en la instalación o mangueras de conexión.
Los sistemas de aire acondicionado de un edificio se pueden ver afectados a causa del movimiento y vibraciones que genera un sismo. Lo primero es no encender el sistema de aire acondicionado hasta hacer una inspección, la cual consiste en estos puntos básicos:
¡Calma! El gas refrigerante que contienen los sistemas de aire acondicionado es de baja flamabilidad y no es tóxico, pero si se libera de manera no adecuada puede dañar la capa de ozono a largo plazo.
Si detectas que la tubería está golpeada revisa si gotea agua o aceite e informa a tu técnico. Otra sugerencia en caso de detectar tuberías dañadas es mantener ventilada el área hasta que un técnico haga la evaluación y reparación necesaria.
El mejor tip es dar mantenimiento a tu edificio de manera periódica, de esta manera los daños post sismo son mucho menores y la seguridad de los usuarios es mayor.
