



Todos conocen a Steve Jobs ; o, al menos, saben de su existencia. O bien, de las innovaciones que hizo en el mundo de la tecnología.
Steve Paul Jobs, tal su nombre completo, quizás jamás imaginó el impacto global que generó al haber sido un destacado empresario del mundo informático: fue el creador de productos sofisticados y sencillos de usar, fundador de Apple, referente mundial en su sector.
Sus distintas biografías ponen énfasis en el trazo grueso sobre su carácter y la forma de liderar. Todo el mundo le reconoce el haber tenido ideas visionarias, que hicieron aportes trascendentales en el campo de las computadoras personales, los celulares y la música en formato digital.
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Sin dudas, como toda gran mente, es amado y odiado en la misma proporción. Bill Gates , su competidor de Microsoft , señaló cierta vez su admiración por la forma de relatar y de crear empatía entre la persona (Jobs) y los productos a través de sus presentaciones; y muchos de los que trabajaron en aquellos años junto a él en Apple lo recuerdan como un verdadero genio.
Como legado, además de sus productos, dejo 10 lecciones de liderazgo práctico que se desprenden de su experiencia empresarial:
Y, para terminar, una de sus frases más célebres: “Sigue hambriento, sigue insensato. Ve por más. Cuestiona, Descubre, Crea.”, extracto del célebre discurso que pronunció en la Universidad de Stanford ante los estudiantes que admiraban, perplejos, a aquel hombre delgado, debilitado por su enfermedad, y que les transmitió lo que mejor sabía hacer: la pasión por convertir su sueño en realidad.