No pongas una empresa ni dejes tu trabajo. ¡Mejor ‘vuélvete’ un guerrero rōnin!
Un samurái sin amo o rōnin de este tipo hoy en día podría ser una persona autoempleada. ¿Cómo estar mejor preparado para ello?
Ser un rōnin…
Te dicen: “Eso no es emprender, se llama autoempleo”.
Disiento de quienes piensan así, sobre todo con el sentido en el que lo dicen. Tampoco es que me ofenda (tanto), sólo que se percibe de fondo un resentimiento inconsciente contra el que se atreve a lo que es distinto a un empleo, y también es un poco la ignorancia de repetir como grabadora lo que se escucha por ahí.
La RAE define emprender como : “1. tr. Acometer y comenzar una obra, un negocio, un empeño, especialmente si encierran dificultad o peligro”.
¿Acaso autoemplearse no es emprender ? Empiezo con esto, porque la garra del que emprende nace de una rebeldía equiparable con el que está dispuesto a morir en una guerra. Por ello no se debe menospreciar nunca, porque es sagrada.
El riesgo y el peligro de lo que implica, se puede sentir justo cuando pierdes el empleo. Esa sensación proviene del humano ancestral, que, si era expulsado de la tribu, estaba condenado a morir. Como sucede con cualquier animal que vive en comunidad y es repudiado.
Para no “morir”, el paso lógico para emprender siempre es el autoempleo, porque es el que te permite conservar tu actual empleo. Y si no tienes trabajo, te da la posibilidad de empezar algo productivo con inversión baja o nula.
Sé un rōnin
Probablemente ya sepas lo que es ser un rōnin , o sea un samurái sin amo. Miyamoto Musashi fue quizás el más famoso. Meditó y dedujo que los principios que había utilizado en sus duelos (invicto a los sesenta años) también podían implementarse en la estrategia militar y en cualquier área de la vida. Escribió sus reflexiones en El libro de los cinco anillos. Sus principios están forjados en la realidad, templados en sobrevivir. Son prácticos y claros para el que los quiere entender. Le llama Heihō: el camino de hacer lo que sea.
Portada de El libro de los cinco anillos. Nótese al ejecutivo americano enfrentado al Samurái; eran los 80´s y los japoneses invadían comercial y financieramente a los americanos. Foto: Alejandro Llantada Toscano
Un rōnin hoy en día podría ser una persona autoempleada. ¿Cómo estar mejor preparado para ello? Aquí algunos atisbos:
Auténtico y diferente
Hablando de escuelas de espada Musashi dice: La gente piensa en sí misma como un commodity a la venta. Inventa herramientas y las vende, en vez de ofrecer sus facultades. Hacer esto es como separar la flor de la semilla y valorar más la flor que la semilla.
Reuben Mattus, fundador de Häagen Dazs decía: “Si eres igual a los demás, estás perdido”. Michael Porter , gurú de la planeación estratégica le llama diferenciación. ¿Tú como le llamas? Más aún, dime: ¿qué te hace a ti diferente? Si lo que contestas suena a cliché como: servicio personalizado, hacer sinergia… o ni eso… temo que debes empezar por ahí, desde tus facultades auténticas y únicas; la semilla antes que la flor.
Conocedor y práctico
Musashi dice también: Poco conocimiento puede ser peligroso . Una forma interesante de aprender ya que sugiere: De una cosa, conoce mil. Invita a que lo que conoces bien lo apliques en otras cosas. Peter Guber hacía películas (Rain Man, Batman, Color Púrpura). Con ello se volvió un referente en liderazgo ejecutivo y capacitador en conferencias y libros son storytelling. Conociendo de una cosa (películas) conocía de mil. Musashi instiga a que eso que sabes lo apliques y experimentes. Invita a practicar, practicar y practicar para mejorar.
Ritmo y timing
Hay un ritmo para todo… los ritmos de la danza, del viento y de los instrumentos. En las artes marciales hay ritmo y timing. Hay ritmo en lo abstracto, en servir, en lograr el propósito de uno, y el ritmo de no lograr el propósito de uno. En los negocios, está el ritmo para enriquecerse y el ritmo para ir a la bancarrota. Los ritmos del progreso y del deterioro deben ser comprendidos y diferenciados.
Tenía un compañero en la universidad que llevaba seis años cursando y le faltaba uno (en una carrera de máximo cinco), cuando alguien le preguntaba por qué tanto tiempo, él contestaba: “Son carreras no carreritas”. Y tenía razón, hasta cierto punto: siempre hay tiempos y ritmos que respetar o se vuelve “calabaza la carroza”.
En el negocio de ser rōnin pasa lo mismo. El ritmo es importante, en ser escritor, por ejemplo. Mis mejores resultados han sido cuando tengo un ritmo de un capítulo por mes para un libro, por ejemplo. Y mis peores resultados cuando pierdo el ritmo de hacerlo por sentirme “poco inspirado”. El ritmo cuando das una conferencia o una capacitación se trata de acelerar y desacelerar tu discurso, en eso radica que sea útil y entretenida. Piensa en el ejemplo de autoempleado ideal: un médico especialista exitoso (¿no te habías dado cuenta de que era auto empleado, ah?), él solito, ¿con qué ritmo atiende pacientes y en qué tiempo? ¿Con qué ritmo hace sentir al paciente escuchado y comprendido, a la vez que revisa y diagnostica? Observa a su equipo, el ritmo que llevan. Ahora piensa en el ritmo y timing con el que agregas valor a tus clientes.
Vivir en la realidad
En ambas, armas y cosas, uno no debe tener sesgos en favor de una cosa sobre otra. Demasiado es igual a muy poco. No imites a otros; uno debe tener un arma apropiada para su tamaño y confortable para su mano. Es malo para comandantes o soldados rasos tener preferencias.
Ve la mente de tu oponente… Observa más allá de las apariencias.
El diseño exterior de los autos japoneses no me agrada del todo, siempre tuve coches alemanes, pero hoy tengo uno nipón por la excelente calidad mecánica. ¿Cómo hicieron los japoneses para crear autos que compiten con los alemanes? Con un benchmarking. Los rōnin debemos hacer un cuadro comparativo de lo que tiene nuestra competencia y ver la realidad. No se trata de imitar, si no de entender en qué podemos mejorar y hacerlo.
Tener proveedores y colaboradores que nos ayuden y que sean de buena calidad, no que sean baratos o buena onda. La preferencia, en nuestro mundo, sí puede ser por meritocracia (no como donde trabajabas). El error de algunos es pensar que el autoempleado no genera otros empleos.
Por último, no poder ver la realidad tiene que ver mucho con el sesgo. Existe algo que se llama el sesgo del sobreviviente. Es más fácil comprenderlo con un ejemplo.
Arriba puede verse la imagen hipotética de una nave sobreviviente en la Segunda Guerra Mundial . Si los puntos rojos son los impactos, ¿dónde la reforzarías para blindarlo? El primer error de juicio está en que no tenemos información de los que no regresaron y por ende no podemos ver qué partes fueron dañadas. El matemático Abraham Wald observó este fenómeno y al notar los aviones que regresaban sugirió blindarlos justo de las partes que no estaban dañadas, ya que la probabilidad apunta a que esas partes eran vitales para sobrevivir. ¿Así lo pensaste? ¡Te felicito! Observó más allá de las apariencias. Igual tú, mi querido rōnin: Tal vez no conoces a los miles de caídos que intentaron emprender, pero los sobrevivientes, ¿dónde no fueron heridos que les permitió seguir para contarlo? Yo he observado que en sus relaciones profesionales y personales. Hay que blindarlas; cuidar a los amigos y aliados con todo tu ser; y observar muy bien quién es un enemigo que se filtró como la humedad en tu propia casa… porque yo he visto a los aviones caídos en primera persona (incluyéndome) y cuando hay daños en el fuselaje por alguna relación vital, es cuando se van en picada: es el motor derecho. ¿Cuál es el izquierdo?
Musashi dice: La actitud mental en Heihō no es diferente de la que se debe tener cada día. Tanto en épocas de paz como de batalla, es exactamente la misma. Ten cuidado en cerciorarte de la verdad desde un punto de vista amplio. No te vuelvas tenso, no te sueltes. Mantén tu mente en el centro, no vaciles. Calma tu mente, no abandones la determinación ni siquiera un segundo. Mantén siempre una mente fluida, y flexible; libre y abierta.
Ahora sí, toma tus armas rōnin, y ¡ataca!
Casco y sable japoneses (decorativos). Foto: Alejandro Llantada Toscano