El uso del efectivo siempre ha sido un tema controversial en la industria financiera, en México no es la excepción. A pesar de los esfuerzos de las autoridades mexicanas para fomentar el uso de tarjetas de crédito y débito, la mayoría de las transacciones en el país aún se realizan en efectivo. Ahora bien, ¿es esto una oportunidad o un lastre para el futuro del sector financiero?
Según cifras del Banco de México (Banxico), hasta el 90% de las transacciones en México se realizan en efectivo, dependiendo del mercado y el demográfico, por supuesto. La cifra anterior representa una cantidad significativa de dinero en circulación fuera del sistema financiero formal. Además, el uso del efectivo es más común en transacciones de montos bajos y entre la población no bancarizada o subbancarizada que además suele ser la que percibe menores ingresos.
Por lo tanto, el uso del efectivo en México no sólo es un tema de preferencia personal, sino también un reflejo de las desigualdades económicas que existen en el país. O, para decirlo de otro modo, de una falta de inclusión financiera.
Este uso del efectivo tiene implicaciones importantes para la industria financiera, especialmente para las fintech. En teoría, estas empresas deberían ser las más beneficiadas por la disminución del uso del efectivo. Esto es porque ofrecen soluciones innovadoras para realizar transacciones financieras de manera digital. Sin embargo, la realidad es más complicada. De hecho, muchas empresas fintech enfrentan obstáculos importantes debido al uso generalizado del efectivo en México.
Por un lado, el uso del efectivo significa que gran parte de los mexicanos no tiene una cuenta bancaria. De la misma manera, carecen de acceso a servicios financieros ofrecidos por las empresas fintech. Además, estas compañías a menudo tienen dificultades para operar en un entorno en el que el efectivo sigue siendo la forma principal de pago; particularmente, en la medida que la infraestructura digital de la industria no permea en el grueso de la población mexicana.
Pero no todo es negativo con el efectivo, también presenta oportunidades. Algunas empresas han encontrado maneras de aprovechar el uso generalizado del efectivo, ofreciendo soluciones para convertir ese dinero en activos digitales. Por ejemplo, algunas fintech ofrecen soluciones wallet para depositar efectivo en una cuenta digital, que luego se puede utilizar para realizar transacciones en línea. Esto permite a las personas que no tienen una cuenta bancaria, realizar pagos online sin contratiempos.
Para que el ecosistema fintech continúe creciendo en México, hay varios puntos a considerar. En primer lugar, es importante que las autoridades continúen fomentando la bancarización y la digitalización de los servicios financieros. Esto podría incluir medidas para reducir los costos de las transacciones electrónicas, mejorar la educación financiera y promover la inclusión de los grupos históricamente soslayados del sistema financiero tradicional. Asimismo, las fintech también deben ser más creativas y encontrar maneras de aprovechar el uso generalizado del efectivo para transformar eso en servicios digitales.
Por último, es importante recordar que cualquier crisis económica generalizada—como la alta inflación observada en 2022 que se puede traducir en una fuerte recesión para este 2023—puede tener un impacto significativo en la industria fintech. Sin embargo, si se toman medidas adecuadas para fomentar la inclusión financiera y la digitalización de los servicios financieros, el ecosistema puede ser más resistente a las crisis económicas y contribuir a la recuperación económica de las personas que más lo necesitan
Para no hacer el cuento largo, la industria fintech en México enfrenta desafíos significativos debido al uso generalizado del efectivo, pero hay muy buenas oportunidades para el crecimiento y la innovación del ecosistema si se toman las medidas adecuadas. Particularmente, con miras a una resiliencia más que necesaria ante años complejos como el que estamos viviendo este 2023.
