



El presidente Donald Trump reunió este jueves en la Casa Blanca a los CEOs de las mayores empresas tecnológicas a nivel mundial para discutir el futuro de la inteligencia artificial (IA) en el país y las enormes inversiones que estas compañías planean hacer en territorio nacional. La ausencia más notable fue Elon Musk, antiguo aliado del mandatario, quien no fue invitado tras su ruptura pública este año.
La mesa estuvo ocupada por quienes el propio Trump definió como “personas de alto coeficiente intelectual”, según reportes de Euronews. La lista incluye a Tim Cook (Apple), Mark Zuckerberg (Meta), Sundar Puchai y Sergei Brin (Google) y Sam Altman (OpenAI), así como a Satya Nadella y Bill Gates (Microsoft). A la par, la primera dama Melania Trump presidió la primera reunión del nuevo grupo de trabajo sobre Educación en IA.
En un movimiento estratégico que combina intereses económicos y geopolíticos, el encuentro tuvo como telón de fondo la disputa con China y la imposición de aranceles. Sin embargo, el objetivo central fue promover y asegurar las inversiones en inteligencia artificial dentro de Estados Unidos.
El núcleo de la conversación entre el presidente Trump y los líderes de la industria tecnológica se centró en las astronómicas cifras de inversión comprometidas para construir una fuerte infraestructura de inteligencia artificial en el país.
Según reportes, Trump preguntó directamente a cada ejecutivo por sus planes de gasto, obteniendo respuestas que pintan un panorama de expansión masiva:
Este flujo de capital, busca evitar los aranceles que Trump está imponiendo para impulsar la fabricación nacional, ya que prometió exenciones para las empresas que se comprometan a invertir fuertemente en suelo estadounidense. El mandatario destacó que estas inversiones posicionarán a Estados Unidos “en un nuevo nivel”.
La composición de la lista de invitados ofreció un revelador mapa de las lealtades y rivalidades dentro del ecosistema tecnológico y su relación con la administración Trump.
La ausencia más notable fue la de Elon Musk, antes considerado un aliado cercano que incluso tuvo un cargo gubernamental antes de su ruptura pública este año. En su lugar, en la mesa se sentó uno de sus principales rivales en la carrera de la IA: Sam Altman, CEO de OpenAI, quien alguna vez fue su socio.
Además de los mencionados, también asistieron algunos de los nombres más reconocidos de la industria tecnológica: Arvind Krishna, director ejecutivo de IBM, Safra Catz, CEO de Oracle, y Jared Isaacman, director ejecutivo de Shift4 Payments, empresa líder en soluciones de pago para comercios
Esta aproximación, sin embargo, no está exenta de fricciones internas dentro del Partido Republicano. Figuras como el senador Josh Hawley han censurado duramente la falta de regulación en la industria de la inteligencia artificial.
En paralelo a la reunión, se desarrolló otro evento que subraya la importancia de la IA en la agenda de la Casa Blanca. La primera dama, Melania Trump, presidió la primera reunión del nuevo grupo de trabajo sobre Educación en Inteligencia Artificial, en el que participaron algunos de los líderes presentes.
“Los robots están aquí. Nuestro futuro ya no es ciencia ficción”, declaró la esposa del presidente, y destacó tanto el potencial como el peligro de la IA, argumentando que:
“Como líderes y padres, debemos gestionar su crecimiento de manera responsable”. Melania agregó que esta tecnología se debe tratar “como trataríamos a nuestros propios hijos: fortaleciéndola, pero con un acompañamiento avizor”.
Este enfoque se ha traducido en acciones concretas. Una de ellas es el lanzamiento de un concurso nacional para estudiantes que usen la IA para proyectos comunitarios. La otra es su presión al Congreso para que apruebe un proyecto de ley que sancione la explotación sexual en línea mediante ‘deepfakes’, una ley que Trump firmó en mayo.
Esta reunión ha causado tanto asombro como especulaciones en el sector tecnológico y más allá. Los resultados y compromisos generados podrían influir en la economía, el comercio y hasta en la política mundial en el futuro (muy) cercano.