El reloj avanza y el mundo se acerca a una situación económica peligrosa: Estados Unidos podría caer en una suspensión de pagos al alcanzar su techo de deuda. Esta situación podría lanzar a la primera economía del mundo en un retroceso no visto y sumir a los mercados mundiales en el caos.
Según datos del Departamento del Tesoro, el Gobierno de Estados Unidos podría quedarse sin fondos para pagar sus deudas tan pronto como el 1 de junio. Esto se daría si el Congreso no logra ponerse de acuerdo en un plan para elevar el techo de deuda.
Te explicamos qué significa la crisis del techo de deuda y por qué es un problema para todo el mundo.
El techo de la deuda se refiere a una situación en la que el gobierno de Estados Unidos alcanza el límite legal de endeudamiento establecido por el Congreso. En otras palabras, marca el límite legal al dinero que el Gobierno puede pedir prestado. Es el máximo nivel de deuda que el gobierno federal puede asumir para financiar sus gastos y obligaciones.
Este límite es determinado por el Congreso y, cuando se acerca o se alcanza, se necesitan medidas para aumentarlo y permitir que el gobierno continúe endeudándose.
El actual techo de la deuda era de 31.4 billones de dólares, sin embargo, se superó este límite en enero de 2023.
Si el país llegara a alcanzar el techo de la deuda y no se tomaran las medidas necesarias para aumentarlo, el gobierno se encontraría en una situación en la que no podría pagar todas sus obligaciones financieras. Esto podría tener consecuencias graves tanto a nivel nacional como internacional. A nivel nacional, podría llevar a recortes drásticos en el gasto público, lo que afectaría a programas gubernamentales, como la seguridad social, la salud y la educación. También podría conducir a la falta de pago de salarios a los empleados del gobierno y a retrasos en los pagos a proveedores.
Esto causaría una fuerte recesión, pérdidas de miles de empleos y podría desencadenar una crisis financiera global.
Todos los países del mundo tienen un límite sobre cuánto pueden endeudarse que está relacionado con el balance entre los ingresos que genera versus sus costos. Estados Unidos, sin embargo, desde 2001 ha gastado más de lo que recibe de impuestos y otras fuentes por lo que ha pedido dinero prestado.
Ahora tiene tres opciones:
Lo normal sería aceptar un aumento del límite de deuda, algo que está pidiendo la Casa Blanca. Sin embargo, en una situación similar en 2011 los republicanos se negaron a aumentar el techo de deuda como pedía el entonces presidente Barack Obama. El mandatario tuvo que recortar el gasto público durante años.
En aquella ocasión se alcanzó el acuerdo solo dos días antes de entrar en impago.
Ahora hay grupos de legisladores demócratas y republicanos que están estudiando diferentes opciones en el Congreso como la posibilidad de que el Tesoro acuñe una “moneda de un billón de dólares” para depositarla en la Reserva Federal y después retirar el dinero para pagar las cuentas del país.
Otra opción, según la Agencia EFE, es que el presidente Joe Biden utilice una enmienda constitucional -conocida como la Enmienda 14– para elevar el techo de deuda sin pasar por la aprobación del Congreso.
Aunque Estados Unidos tendría dinero hasta el 1 de junio, lo cierto es que tiene mucho menos tiempo para actuar.
Según explicó Jeffrey Jackson, legislador demócrata de Carolina del Norte, tienen que pasar 10 días entre que se anuncia un acuerdo y que éste pase por la cámara de representantes y senadores.
Tanto republicanos como demócratas están discutiendo cuáles gastos recortar (salud, apoyo a veteranos, ejército, etc.)
A nivel internacional, una falta de pago por parte de Estados Unidos tendría un impacto significativo en los mercados financieros globales. La Unión Americana es considerada una de las economías más grandes y estables del mundo, y sus bonos del gobierno son vistos como una inversión segura. Si el país dejara de pagar su deuda, podría generar una gran incertidumbre y una crisis de confianza en los mercados financieros, lo que podría llevar a una disminución en el valor del dólar y una caída en los precios de los bonos del gobierno estadounidense.
Además, el no pago de la deuda podría llevar a una rebaja en la calificación crediticia de Estados Unidos. Esto significaría que se consideraría más riesgoso prestarle dinero al gobierno estadounidense, lo que resultaría en intereses más altos en futuras emisiones de deuda y aumentaría el costo de endeudamiento para el país.
Para México específicamente, debido a la estrecha relación entre ambas economías se podrían presentar los siguientes escenarios:
