Adolfo Patrón Luján es un químico y empresario visionario, nacido en Mérida, Yucatán en 1926, que cambió para siempre la industria de los adhesivos en México. El empresario, promotor cultural y filántropo no sólo estuvo involucrado desde la infancia en el negocio familiar de resistol y adhesivos, sino que también es el cerebro detrás de 2 de los productos más populares del mercado: Resistol 850 y 5000.

Por sus aportaciones, el también investigador recibió el premio nacional de química  “Andrés Manuel del Río” en 1976 de manos del entonces presidente José López Portillo. Falleció en abril del 2020, a los 93 años de edad, dejando un gran legado para los emprendedores hispanos y de cualquier rincón del mundo, con la creación de resinas sintéticas a partir de formol, con las que contribuyó grandemente desde la iniciativa privada al desarrollo de la industria química nacional.

Trabajó desde joven, junto con su hermano Roger, en Adhesivos Resistol, fundada por su padre, Rodolfo Patrón Tenorio, que producía adhesivos a partir de almidón de yuca, un tubérculo primo de la papa. Más tarde dirigió la empresa que en 1970 se convertiría en una de las mayores químicas del país.

Resistol tiene entre el 60 y 65% del mercado de adhesivos

Con el tiempo la marca se asoció con firmas internacionales y ahora forma parte del portafolio del gigante alemán, Henkel. Según declaraciones de un directivo de la empresa a Milenio, la marca tiene una enorme cobertura en el país.

“Resistol tiene entre 60 y 65 por ciento de participación en el mercado de adhesivos, mismo que sigue creciendo gracias a la incorporación de nuevas tecnologías y nuevos usos”, expresó Vicente Madrid, director de negocios de adhesivos de consumo y construcción para Henkel en territorio nacional.

La compañía, que se inició en 1934 con 5 empleados, se convirtió en un monstruo del sector, tan grande que cotiza en la bolsa.

Asimismo, Patrón Luján fue un gran promotor cultural en su estado, fundador y primer presidente del Patronato de la Orquesta Sinfónica de Yucatán. Al retirarse, a principios del siglo XXI, se abocó a las causas filantrópicas y sociales, promoviendo la cultura y la educación. Haciendo visible que los emprendedores pueden encontrar el éxito financiero y al mismo tiempo causar un impacto social y cultural.

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La visión del químico yucateco

Adolfo Patrón Luján y su hermano Roger se dedicaron a posicionar la empresa que había fundado su padre. En una época en la que México dependía de productos importados, Patrón Luján apostó por el mercado nacional.

Utilizando su formación como químico y su experiencia empresarial, desarrolló Resistol 850 y Resistol 5000, fórmulas que se colocaron con solidez en la industria y lo convirtieron en líder indiscutible del mercado nacional. Es usado en aplicaciones comerciales y del hogar, de gran utilidad para carpinteros, fabricantes e ingenieros. 

Patrón Luján tenía una gran capacidad para identificar las necesidades del negocio y crear soluciones de largo plazo. Parecía compartir con su ejemplo una lección importante para los emprendedores: la innovación debe ir acompañada de eficiencia y flexibilidad.

Lecciones para los emprendedores de hoy

La historia de Adolfo Patrón Luján y su invención de Resistol 850 y 5000 muestran que el éxito empresarial depende de la paciencia, la visión y un profundo conocimiento de las necesidades del negocio. Hoy en día, los emprendedores, especialmente en América Latina, enfrentan los mismos desafíos que Patrón Luján enfrentó hace años: la competencia internacional, la demanda de innovación constante y el deseo de crear productos que faciliten la vida de las personas con soluciones innovadoras.

Después de muchos años, y con nuevos dueños, Resistol sigue siendo líder en la industria, su éxito es testimonio de la habilidad y la pasión de las y los mexicanos que deciden y tienen la oportunidad de impulsar la investigación y el crecimiento de los negocios nacionales.

Nicole Barandiarán Con interés por descubrir el mundo y retratar sus diferentes realidades a través de la palabra.