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Previo al estreno de la décima temporada de Shark Tank México, Mauricio Schwartzmann —actual CEO de Mastercard México y uno de los nuevos tiburones— nos comparte una visión fresca, humana y profundamente estratégica sobre lo que significa ser emprendedor en estos tiempos.
Desde su experiencia liderando compañías globales hasta su paso por el mundo de la inversión, Mauricio ha aprendido que el verdadero éxito no se trata solo de saber hacer números, sino de saber leer personas, identificar oportunidades y, por supuesto, tener carácter para resistir los altibajos del emprendimiento.
A lo largo de su carrera, el ejecutivo ha consolidado una trayectoria que le permite hoy sentarse en el lado del inversionista, con una claridad que resulta inspiradora: “Uno no tiene que saberlo todo ni hacerlo todo. Lo más importante en el liderazgo es aprender a soltar y escuchar”, reflexiona.
En este sentido, asevera, un buen CEO no es el que resuelve todo, sino el que construye equipos, comunica con claridad y sabe medir el éxito con metas alcanzables.
Y es justo esa mentalidad la que lo llevó a sumarse como tiburón a Shark Tank México, un programa que considera imprescindible para la formación de nuevos talentos emprendedores y que en 2025, marca las nuevas tendencias en oportunidades de negocio.
Nuevas industrias, propuestas con mayor carga tecnológica, apuestas en inteligencia artificial y fintech se podrán ver en los próximos episodios, así como el expertise de viejos y nuevos sharks. Aunque Mauricio ya venía invirtiendo desde hace años en startups a través de su propio fondo, la experiencia de compartirlo frente a cámaras, en contacto directo con emprendedores, es un nuevo desafío que ha abrazado con entusiasmo.
En ese espacio tan acotado como es un pitch de Shark Tank, así como en el día a día, Mauricio ha aprendido a detectar líderes a través de ciertas expresiones.
“Cómo hablan de su negocio, cómo conocen su mercado, cómo responden a las preguntas… ahí te das cuenta si están parados sobre una visión real o sobre un deseo poco trabajado”, asegura. No busca perfección, pero sí autenticidad y claridad. Un buen emprendedor, dice, se nota por su capacidad de escucha y su habilidad de negociar sin perder su esencia.
Pero así como reconoce el potencial, también detecta los focos rojos con precisión. ¿Qué lo hace decir “estoy fuera”? Un producto que no lo conecta, emprendedores que no conocen sus propios números, o aquellos que no están abiertos al feedback.
Para Mauricio, invertir no es solo poner dinero, sino sumarse activamente a un proyecto. Y si la relación no promete ser colaborativa desde el inicio, prefiere dar un paso hacia atrás.
Mauricio enfatiza en el papel crítico que juegan las habilidades blandas —o como él prefiere llamarlas, habilidades profundas.
Hoy más que nunca, el emprendedor tiene que tener resiliencia, aguante, inteligencia emocional. No puedes perder la fe cuando las cosas se ponen difíciles, porque lo van a ser, siempre se ponen difíciles. La vida no es lineal. A veces necesitas 20 ‘no’ para encontrar el ‘sí’ correcto”, apunta el directivo.
Para quienes apenas están comenzando a construir su liderazgo personal, su consejo es tan simple como poderoso: “Busca modelos a seguir, aprende de ellos, rodéate de personas de alto valor. Lo que no te gusta, descártalo. Lo que admires, adóptalo”. Y aunque reconoce que nadie nace siendo un CEO, cree profundamente en la capacidad del ser humano de aprender, adaptarse y crecer.
Porque al final del día, como él mismo lo dice desde un inicio, “el CEO de la actualidad no es quien más sabe, sino quien mejor sabe escuchar, medir, adaptarse y sostener su pasión”.
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