Había una vez una chica que fue llamada “la próxima Steve Jobs”…
Cuando era editora del sitio SoyEntrepreneur (hoy Emprendedor.com) estaba obsesionada con Steve Jobs. Generaba decenas de notas relacionadas con el fundador de Apple, desde “Reuniones al estilo Jobs para ser productivo” hasta “Qué desayuna el creador del iPhone para tener éxito”. Esa misma fascinación que despertaba en mí lo hacía en los lectores. Por eso recuerdo bien cuando en su edición de noviembre de 2013 la prestigiosa revista Wired puso en portada a una niña de Matamoros, Tamaulipas, y la nombró “The next Steve Jobs”. Se trataba de Paloma Noyola Bueno, una joven de 11 años que había obtenido el mejor promedio en Matemáticas y el tercero en Español a nivel nacional. Paloma era estudiante de la escuela pública José Urbina López, ubicada junto a un basurero en una zona marginal de esta ciudad fronteriza.
La historia del periodista Joshua Davis no tenía como único enfoque la vida de esta alumna sobresaliente, sino también la de su maestro Sergio Juárez Correa quien diseñó un método de enseñanza nuevo que favorecía la curiosidad de los niños para desatar su potencial. A pesar de carecer de los recursos necesarios para la educación, como computadoras y una oferta limitadísima de libros, el maestro Juárez consiguió que sus estudiantes obtuvieran buenos resultados en la prueba ENLACE.
Hace un par de años, Davis se acercó al actor y productor Eugenio Derbez para proponerle convertir su artículo en una película. Derbez, quien es reconocido principalmente por sus papeles de comedia en cine y televisión, se enamoró de los personajes y decidió llevarla a la pantalla grande. La cinta, llamada Radical, se estrena en cines el próximo 19 de octubre y en ella Eugenio interpreta al maestro Sergio Juárez.
Como actualmente trabajo en Videocine, la distribuidora de este filme. Tuve la oportunidad de pasar una tarde con Paloma (ya de 21 años) y su novio. Lo primero que le dije fue que nunca había tenido la oportunidad de conocer a alguien cuya vida hubiera inspirado una película. Ella me respondió con una amplia sonrisa de dientes blanquísimos. Le conté que me acordaba perfecto de la portada de Wired y que en ese entonces pensé que era una carga demasiado pesada para una niña de primaria ser catalogada como “la próxima Steve Jobs”.
-¿Y en ese entonces sabías quién era Steve Jobs? – le pregunté. Con total honestidad me contestó que algo había leído de él, pero que no tenía muy claro quién era.
En la película, Paloma construye un telescopio con desechos que encuentra cerca de su casa y menciona su sueño de ser “ingeniera espacial”. Antes de la llegada del maestro Juárez, ella nunca hubiera creído que eso fuera posible. Sin embargo, gracias al método que él impulsó en sus alumnos, empezó a confiar en sí misma, en su talento y en el poder de la educación. Pero con el paso de los años, los intereses de Paloma fueron cambiando. No se convirtió en astronauta ni alcanzó a ver la Tierra desde el espacio. Actualmente, estudia el último semestre de la carrera de Derecho y desea especializarse en el área Civil. Su novio, Ángel, con quien comparte varias clases, me comentó que diario se sorprende de la inteligencia de Paloma, “estudia cinco minutos y saca 10. Es brillante”.
En la conferencia de prensa de Radical, un reportero le preguntó a la joven si había logrado entrar a la NASA. Paloma le respondió que no, que aunque sigue amando las matemáticas su pasión ahora es el Derecho. No miento al decir que la reacción de los medios en general fue de decepción. Todos esperaban escuchar que la niña que vivía en un basurero hoy forma parte del programa espacial más conocido del mundo. Tal vez que estuviera al frente de una empresa de tecnología valuada en millones de dólares.
Considero que la idea de buscar historias de éxito sorprendentes, esas que son portadas de revista y guiones de películas, nos alejan de lo que realmente significa el éxito. El caso de Paloma que, gracias a un solo maestro y a pesar de todas las adversidades, logró terminar una carrera difícil con un promedio altísimo y tener una oportunidad de cambiar su contexto es, sin duda, lo que yo considero una historia de éxito.
