



La Unión Europea anunció una de las prohibiciones más importantes en el sector de la cosmética en los últimos años. Desde este lunes 1 de septiembre, ningún esmalte de uñas o gel semipermanente que contenga óxido de difenilfosfina (TPO) o dimetil-p-toluidina (DMTA) puede comercializarse o utilizarse dentro de los países miembros por riesgo de cáncer y afectaciones a la fertilidad.
La medida, recogida en el Reglamento (UE) 2025/877, actualiza la normativa de cosméticos y responde a la reclasificación de ambas sustancias como “carcinógenas, mutágenas o tóxicas para la reproducción (CMR)”.
La decisión se basa en estudios científicos que demuestran los riesgos para la salud tras una exposición continua, un escenario común para las profesionales de la estética y las usuarias frecuentes. Las autoridades recomiendan a los consumidores revisar sus neceseres y desechar inmediatamente cualquier producto que incluya estos compuestos en su formulación.
De acuerdo con las evaluaciones de la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas (ECHA), ambas sustancias representan un peligro confirmado para la salud humana. El toxicólogo Miguel Motas, profesor de la Universidad de Murcia, explicó para El País que están clasificadas como CMR 1B, la segunda categoría de peligrosidad más alta.
“El TPO irrita la piel, produce alergias y oxida moléculas en el ADN”, explica Motas, detallando que de ahí proceden sus problemas para la reproducción y su potencial cancerígeno. Por su parte, el DMTA inhalado en grandes cantidades “transforma la hemoglobina e impide que transporte oxígeno, pudiendo causar una intoxicación aguda”, además de ser tóxico para el hígado y el riñón.
El riesgo mayor es para los profesionales, que manipulan estos compuestos de forma diaria y pueden inhalarlos o tener contacto dérmico durante la aplicación antes de que se endurezcan.
El profesor Nicolás Olea, catedrático emérito de la Universidad de Granada, explicó para medio español que el TPO y el DMTA son, además, disruptores endocrinos. Estas sustancias alteran el sistema hormonal y pueden causar problemas de fertilidad, cáncer, diabetes u obesidad.
Olea critica que las evaluaciones se hagan de forma individual y no se contemple el “efecto cóctel”, ya que una persona se expone a múltiples compuestos simultáneamente a través de diferentes cosméticos.
“Cada compuesto se retira por su efecto individual, pero no se tiene en cuenta el efecto cóctel”, afirma el experto, quien también celebra que la ECHA se haya “puesto las pilas” y anuncia futuras prohibiciones de otras sustancias como el triclosán o el tetrabromo de bisfenol A en los próximos meses.
La entrada en vigor del reglamento impacta directamente a miles de salones de belleza, distribuidores y fabricantes que dependían de estas sustancias. La medida prohíbe expresamente la producción, importación, venta y uso de cualquier cosmético que las contenga, incluyendo los envases ya abiertos o comprados con anterioridad.
Mientras la industria se adapta buscando alternativas seguras, los consumidores también deben revisar sus estantes y cosmetiqueras para minimizar riesgos.