Quizá Taylor Swif no recupere su bufanda, pero si los derechos de hacer con su música lo que ella quiera. Hace una semana exactamente vivimos, o tal vez seguimos viviendo, el “boom” del relanzamiento de RED, el cuarto álbum de la cantautora estadounidense, el cual se estrenó en su primera versión en 2012.
Contrario a lo que muchos piensan y quizá pocos saben, NO, no es que Swift no haya olvidado a sus exes y quiere regresar con canciones “from the vault” (del baúl) o volverles a cantar lo mucho que le dolió esa ruptura. En realidad, la artista solo quiere volver a tener los derechos de explotación comercial sobre sus primeros seis álbumes (Taylor Swift, Fearless, Speak Now, RED, 1989, y Reputation).
¿Y esto qué tiene que ver con nosotros? Mucho, la historia de esta leyenda del pop, nos recuerda que debemos prestar especial atención a diferentes aspectos relacionados con nuestros socios de negocios, la importancia de registrar nuestras creaciones e incluso ideas a nuestro nombre, el manejo de marketing, e incluso mostrar resiliencia en las batallas.
Long story short. En 2018 la cantante se asoció con Republic Records de Universal Music Group (UMG) dejando atrás a su socio de la discográfica Big Machine Records. Lo importante aquí es que Swift estipuló algunas cláusulas en su contrato que llamaron la atención de los medios de comunicación:
Hasta entonces todo bien. Sin embargo, en junio de 2019, Swift hizo público, a través de redes sociales, una disputa que se encontraba viviendo con Scott Borchetta, fundador de Big Machine Label Group (BMLG), empresa que poseía los derechos de autor de los masters de sus primeros seis discos de estudio.
En las publicaciones, la cantante expresaba su descontento en cuanto a la venta de su material a Ithaca Holdings, compañía de Scooter Braun, a quien acusó de haberla hostigado o bulleado en varias ocasiones.
Posteriormente, Swift agregaría otro post en el que explicaba que tanto Borchetta como Braun le habían prohibido utilizar su música en los American Music Awards (AMA) 2019 programa en el que la honrarían con el premio Artista de la Década, y donde tenía planeado hacer un gran mix con algunos de sus grandes éxitos, asimismo, anunció a sus fans que Netflix estaba preparando un documental y que los ejecutivos rechazaron el uso de su música antigua en el proyecto.
Finalmente, BMLG emitió un comunicado en el que daba a conocer su versión de los hechos, asegurando que Taylor podría realizar el performance en los AMA.
Dentro de lo que Swift escribió en redes sociales en aquel entonces encontramos las siguientes palabras:
Scott Borchetta le dijo a mi equipo que me permitirán usar mi música solo si hago estas cosas: Si acepto no volver a grabar versiones de imitación de mis canciones el próximo año (que es algo que estoy legalmente autorizada a hacer y esperando) y que tenía que dejar de hablar de él y de Scooter Braun.
Siento muy firmemente que compartir lo que me está sucediendo podría cambiar el nivel de conciencia de otros artistas y potencialmente ayudarlos a evitar un destino similar. El mensaje que me envían es muy claro. Básicamente, sé una buena niña y cállate. O serás castigada.
Esto está mal. Ninguno de estos hombres participó en la escritura de esas canciones. No hicieron nada para crear la relación que tengo con mis fans. Así que aquí es donde te pido ayuda.
La cantante también denunció que Braun vendió los derechos de sus discos sin su conocimiento a una empresa de capital privado llamada Shamrock Holdings, dejándola sin oportunidad de recomprar su música.
Con el objetivo de recuperar el control de sus obras Taylor Swift anunció que regrabaría uno a uno los álbumes en cuestión, ya que aunque no posee los derechos de las grabaciones originales de sus primeros discos, sí es propietaria de las letras y composiciones.
Desde su nacimiento las compañías discográficas producen, distribuyen y organizan conciertos y eventos con la finalidad de que los artistas lleguen a una cantidad de público posible. Así es como las mismas se convierten en los titulares de los derechos de copyright de las obras, una vez que los artistas firman con ellas. Esto significa que las disqueras pueden explotar libremente dichos trabajos.
En el caso de Swift, ella firmó con BMLG a los 15 años, y su contrató finalizó en otoño de 2018, y, posteriormente, decidió trabajar con Republic Records. Hasta donde se sabe la cantautora intentó comprar los derechos de sus masters en varias ocasiones, pero no lo logró.
¿Qué es un master? Son las versiones finales y originales de las canciones de un cantante o grupo. Estas grabaciones obtienen ingresos a través de diferentes medios, tales como transmisión pública, uso en televisión, transmisión y consumo, muestreo, comerciales y cine.
En noviembre de 2020 Taylor Swift recuperaba el derecho de volver a grabar canciones de sus primeros álbumes. De acuerdo con Variety, la mayoría de los contratos de grabación contemporáneos tienen disposiciones que prohíben a los artistas reutilizar material durante un período de años, por lo que probablemente la cantante contaba con términos favorables en su contrato que le permitirían regrabar en cierto punto después del final de cada ciclo del álbum y no en el final de su contrato general.
But on a wenesday in a cafe I watched it begin again. De esta forma, la cantante ya ha relanzado dos de sus icónicos discos, Fearless Taylor’s Version que vio luz el nueve de abril de 2021 y RED Taylor’s Version que fue relanzado el 12 de noviembre de 2021.
Cada álbum contiene las pistas originales, más otras canciones que la artista no grabó en sus previos lanzamientos, a las cuales denomina “from the vault” (del baúl), e incluso algunas piezas del baúl se han convertido en los “nuevos sencillos” de los discos versión de Taylor.
Si algo queda claro es que muchos artistas en la industria musical no poseen los derechos de explotación de su trabajo. “He hablado mucho sobre por qué estoy rehaciendo mis primeros seis álbumes, pero la forma en que elegí hacer esto, con suerte, ayudará a iluminar de dónde vengo”, expresó Taylor Swift en Instagram pocas horas antes del relanzamiento de Fearless. “Los artistas deberían ser dueños de su propio trabajo por muchas razones, pero la más obvia es que el artista es el único que realmente conoce ese cuerpo de trabajo”.
Como dije en un inicio, la historia de Swift nos deja algunas claras enseñanzas que podemos aplicar en los negocios:
