



El Pentágono anunció que firmó un contrato por 200 millones de dólares con OpenAI, la empresa creadora de ChatGPT. El acuerdo fue anunciado el pasado 16 de junio y forma parte de la estrategia del gobierno de Donald Trump para reforzar la seguridad nacional y la capacidad de respuesta militar de Estados Unidos.
OpenAI desarrollará prototipos de inteligencia artificial de vanguardia, enfocados en resolver desafíos críticos tanto en el ámbito bélico como empresarial, según detallan desde DW. El contrato, gestionado por OpenAI Public Sector LLC, se implementará principalmente en Washington, D.C., bajo la supervisión de la Oficina Principal de Inteligencia Digital y Artificial (CDAO).
La colaboración incluye investigación, desarrollo, pruebas y evaluación de prototipos de IA, con un enfoque especial en la transformación de procesos internos y la protección de datos sensibles. Este acuerdo marca un precedente en la relación entre la industria tecnológica y el sector defensa, abriendo nuevas oportunidades para la innovación en inteligencia artificial.
El Departamento de Defensa de Estados Unidos busca modernizar sus operaciones con inteligencia artificial y ha elegido a OpenAI como su nuevo socio estratégico. El contrato de 200 millones de dólares permitirá a OpenAI desarrollar prototipos avanzados de IA, destinados a fortalecer la seguridad nacional y mejorar procesos administrativos internos.
El programa piloto, gestionado por la CDAO, tiene como objetivo transformar áreas clave como la atención médica de militares, la gestión de datos y la ciberdefensa. OpenAI for Government es la iniciativa bajo la cual se implementará este proyecto, con la promesa de optimizar recursos y acelerar la toma de decisiones.
El proyecto contempla labores de investigación, desarrollo, pruebas y evaluación de prototipos hasta julio de 2026. La compañía liderada por Sam Altman aseguró que todos los usos de sus tecnologías seguirán políticas estrictas, prohibiendo el desarrollo de armas o labores de vigilancia.
La colaboración refleja una tendencia global en la que gobiernos buscan integrar IA en sus sistemas para enfrentar amenazas complejas y mejorar la eficiencia operativa.
La iniciativa busca fortalecer la ciberdefensa, optimizar la gestión de adquisiciones y mejorar la toma de decisiones en situaciones de conflicto. Expertos señalan que esta alianza marca el inicio de una nueva etapa en la relación entre la industria tecnológica y la defensa, donde la innovación y la seguridad avanzan de la mano.
El acuerdo entre OpenAI y el Pentágono se produce en un contexto de creciente competencia geopolítica, donde la inteligencia artificial es clave para la defensa nacional. El gobierno de Donald Trump ha incrementado el presupuesto militar, destinando mayores recursos a la modernización tecnológica del Pentágono y promoviendo alianzas con empresas líderes en IA.
En 2023, el gasto militar de Estados Unidos alcanzó los 880,000 millones de dólares, superando ampliamente a otros países, recogen desde Wired. Empresas como Palantir, Meta y Anthropic también han intensificado su presencia en el sector defensa, adaptando sus modelos de IA para cumplir con las necesidades de seguridad nacional.
Esta dinámica ha impulsado la inversión en innovación tecnológica, entrelazando el ámbito civil y militar, y generando nuevas oportunidades para el desarrollo de soluciones avanzadas en defensa.
La colaboración entre OpenAI y el Pentágono no solo implica el desarrollo de prototipos de IA, sino también la adaptación de políticas y regulaciones para garantizar un uso ético y responsable de estas tecnologías.
En enero de 2024, OpenAI actualizó sus lineamientos para permitir la aplicación de sus modelos en actividades militares, siempre que no impliquen el desarrollo de armas o labores de vigilancia.
El contrato entre OpenAI y el Pentágono marca el inicio de una nueva era en la seguridad nacional de Estados Unidos. La inteligencia artificial se posiciona como un pilar estratégico para la defensa. La colaboración entre gobiernos y empresas tecnológicas será clave para enfrentar los retos del futuro, donde la ética y la responsabilidad serán tan importantes como la capacidad de innovación.