



Uno de los mantras que más obsesionan a los emprendedores es configurar equipos de trabajo que cumplan diversas características, como proactividad, liderazgo, capacidad de toma de decisiones o asertividad. Sin embargo, ¿podemos estar condenando a nuestra empresa a ser terreno fértil para el mobbing sin darnos cuenta?
Es importante diferenciar los problemas al interior de las empresas, como el acoso o la discriminación; el mobbing se considera como un proceso de agresión sistemática e indirecta, que cumple diversas etapas que van desde la calumnia, ofensa o ridiculizar a la víctima hasta el aislamiento del grupo o equipo, afectando psicológicamente a la persona hasta que abandona la organización.
Las confusiones provienen cuando hay acciones que pueden empezar a virar, casi de manera imperceptible, hacia el mobbing, por ejemplo: los señalamientos personales, una cultura totalmente vertical, objetivos irreales, o la falta de claridad en los límites y alcances de los puestos laborales.
Por eso, las empresas -sin importar su tamaño, porque el acoso se puede dar desde una start up hasta un conglomerado- debe tomar en cuenta:
Es importante recordar que somos seres humanos y las emociones desempeñan un papel fundamental en nuestra personalidad. No se espera que la gente tenga un interruptor para cerrar el circuito de la frustración y pasarlo al de la paciencia y tolerancia. Más allá de las habilidades técnicas, también es importante incorporar y validar las “habilidades blandas” o “soft skills” y que trata – justamente- de mantener escucha activa y acciones asertivas ante las dificultades del día a día.
Cada vez más empresas advierten a sus potenciales colaboradores sobre las altas cargas laborales o ambientes de presión, que pueden ser por temas de industria y de la propia gestión, pero en ningún momento debe ser la disculpa para justificar metas irrealizables de desempeño laboral o atosigar a una persona o equipo con señalamientos o “castigos” que les dificulten -aún más- llegar a los objetivos deseados.
Cuando preguntamos sobre los valores de las empresas, lo más común es escuchar “ser excelentes en nuestro trabajo” o “responder a las necesidades de nuestros clientes”. Los valores son un poco más complejos porque deben reflejar la definición que da la empresa sobre ellos; hablar del genérico “respeto” no es igual a “Tenemos una política de cero tolerancia al uso de lenguaje ofensivo o acciones que afecten la integridad de nuestros colaboradores en su lugar de trabajo”.
El mobbing es una de las grandes preocupaciones por los efectos que genera en diversos ámbitos: desde lo económico por pérdidas de productividad hasta el impacto en el mercado laboral, con personas poco interesadas en entrar en industrias o negocios con poca claridad sobre el manejo del clima laboral.