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México y la exclusión financiera voluntaria

Los mexicanos están decidiendo no utilizar productos formales; es decir, es una exclusión financiera voluntaria. ¿Por qué está sucediendo?

Exclusión financiera voluntaria
Exclusión financiera voluntaria © @sofia.ugalde.mx

¿Qué es la exclusión financiera voluntaria?

México tiene un problema de inclusión financiera y siempre lo ha tenido. La inclusión financiera permite el crecimiento de las personas y sus familias y abona a una mejor calidad de vida. ¿Entones por qué seguimos teniendo a tanta gente excluida?

La premisa en la que se basan todas las estrategias del país y las políticas públicas en temas de inclusión es que no existe la oferta suficiente de productos financieros, o al menos no la hay en todo el territorio nacional. Es decir, que los excluidos no tienen un banco cercano al que puedan acudir, y que, por ende, no pueden tener una cuenta de ahorro básica que los integre al sistema financiero formal. Pero después de todos los esfuerzos del gobierno en mejorar la oferta y la accesibilidad, y no tener los resultados esperados, ¿no deberíamos de tal vez reformular la premisa?

¿Es verdad que es un problema de oferta?

Antes del advenimiento de la tecnología, los reguladores identificaron que no era posible colocar sucursales bancarias que cubrieran todos los municipios del país. Esto simplemente no hace ningún sentido económico para el banco. Por ejemplo, ¿cómo podemos incluir a los 81 habitantes de Jicotlán, Oaxaca, el municipio menos poblado de la República? Vaya, ni siquiera se podría conseguir a personal para atender la sucursal.

Así que se enfocaron en otras alternativas para poder ofrecer servicios financieros, como la creación de las Sociedades Financieras Populares, Sociedades Financieras de Objeto Múltiple, Sociedades Cooperativas de Ahorro y Préstamo, entre otras. Inclusive se creó la figura de Corresponsalía Bancaria, en la que los bancos pueden hacer uso de la infraestructura de farmacias y tiendas de conveniencia para realizar operaciones financieras básicas. Estas ideas sí contribuyeron a mejorar la inclusión, pero aún no tuvieron los efectos esperados, pues parte aun de la premisa de que es un problema de oferta y además depende de sucursales de tabique.

La nueva estrategia en el ataque de la inclusión es eliminar la dependencia de lo físico. Es una buena estrategia. Ahora no se requiere de sucursal alguna para realizar operaciones financieras, y es mucho más sencillo y práctico poder realizar operaciones desde una computadora o celular que acudir físicamente a alguna sucursal.

La Ley Fintech para evitar la exclusión financiera voluntaria

Parte de esta estrategia recae en la Ley Fintech, donde se establecen figuras que permiten la apertura de cuentas para realizar operaciones (como las Instituciones de Fondos de Pago Electrónico) o para necesidades de crédito e inversión (como las Instituciones de Financiamiento Colectivo). También contribuye, por supuesto, la digitalización de los bancos, que, aunque no se han desecho de sus sucursales, en su mayoría ya cuentan con una opción 100% digital para abrir cuentas o realizar operaciones. Pero si estas estrategias se antojan como las correctas para mejorar la oferta y la inclusión, ¿por qué tuvimos un retroceso en el porcentaje de la población que tiene al menos un producto financiero básico, pasando de 68.3% en 2018 a 67.8% en 2021?

Por lo anterior, debemos de cambiar la estrategia para desenfocarnos en perfeccionar la oferta. Hoy en día, cualquiera con acceso a Internet en un celular, café Internet, o desde su casa, podría tener acceso a productos financieros. ¿Por qué, entonces sólo el 67.8% tiene acceso a un producto financiero básico? Inclusive, si nos enfocamos en el % de personas que tiene acceso a una cuenta bancaria de acuerdo con el Banco Mundial, México está mucho más rezagado que otros países de América, a pesar de que hemos sido pioneros en políticas públicas que se enfocan en la oferta (como la promulgación de la Ley Fintech que ni EU tiene):

Los mexicanos están decidiendo no utilizar productos financieros formales

Entonces, si no hay falta de oferta, ¿qué nos está pasando? La respuesta es que los mexicanos están decidiendo no utilizar productos formales; es decir, es una exclusión financiera voluntaria. Pero si el acceso a servicios financieros abre un mundo de oportunidades, ¿por qué están decidiendo no utilizar estos servicios financieros formales? La respuesta es simple: falta de educación financiera.

Ya que tenemos la oferta lista, tenemos que concientizar y educar a la demanda para que conozcan los beneficios de ser parte del sistema financiero formal: seguridad en el manejo de dinero, transferencias y pagos inmediatos y remotos, acceso a crédito, acceso a productos de inversión. Y es ahí donde me parece hemos fallado como país.

La Semana Nacional de Educación Financiera liderada por la Condusef se queda muy corta de lo que el país necesita en términos de educación financiera. Necesitamos un programa holístico, general y obligatorio para enseñar a nuestros niños sobre finanzas personales, y no una semana al año, por lo que nos urge implementar dentro del plan de estudios del país la materia de finanzas personales en secundaria de manera obligatoria.

Me asombra cómo una materia tan sencilla, pero con tanto impacto en calidad de vida, ha sido omitida durante tanto tiempo de la vida académica del país. Sólo así, considero, finalmente, comenzaremos a disminuir la brecha que nos llevan muchos otros países en el acceso y utilización de productos financieros. Eliminemos de una vez por todas la exclusión voluntaria.

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