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Método Walt Disney para impulsar la creatividad en tu negocio

Para lograr ideas creativas que te hagan sobresalir, utiliza esta técnica con la que esos sueños podrán ser materializados.

Método Walt Disney
Método Walt Disney © Captura de pantalla

La creatividad es uno de los atributos más valorados en la actualidad, pues para sobresalir, se necesitan ideas disruptivas, productos innovadores o campañas atractivas que capten la atención de los clientes que cada vez están más saturados de información. ¿Que mejor que un método basado Walt Disney para poder hacer referencia a este tema?

El pionero del cine de dibujos animados tenía una de las mentes más creativas y su legado sigue teniendo un gran impacto hasta nuestros días. Es justamente por esto que el autor Robert B. Dilts se inspiró en él para crear el método Walt Disney.

Consciente de la mente tan brillante que poseía el productor cinematográfico estadounidense, Dilts decidió analizar el proceso creativo detrás de su éxito y fue así cómo desarrolló el método Walt Disney.

Con este, grupos pequeños (de cuatro a seis personas) podrán impulsar la producción de ideas innovadoras que necesitan las empresas de hoy.

Esta técnica suele ser muy efectiva pues las ideas resultantes tras la implementación no solo son originales o disruptivas, también son realistas y, por lo tanto, realizables. Para lograrlo, Dilts identificó tres roles que caracterizaban al proceso creativo de Walt Disney, y sugirió que los miembros de un equipo deben asumir esos mismos roles o atravesar esas etapas para llegar a un resultado único.

Depositphotos.com

Los roles o etapas del método Walt Disney

1) Soñador

Una de las frases más populares del creador de Mickey Mouse es:

“Si puedes soñarlo, puedes hacerlo, recuerda que todo esto comenzó con un ratón”.

Es precisamente éste el objetivo de esta etapa: echar a volar la imaginación para proponer todo tipo ideas que puedan ofrecer ese producto, servicio, campaña, procedimiento… que no se había visto antes en tu empresa, industria o en ningún lado.

En esta etapa es importante olvidar los límites y dejar que cada miembro del equipo pueda compartir sus ideas por más descabelladas puedan parecer en un primer momento. En las siguientes fases se podrán refinar o desechar esas ideas.

Para incentivar la conversación puedes hacer preguntas como:

  • “¿Qué podemos hacer?”
  • “¿Cómo imaginamos que se puede hacer?”

2) Realista

En este segundo momento llega la etapa del despertar, es decir, analizar la viabilidad de todas esas ideas para ver qué tan factible es llevarlas a cabo. Se utiliza un pensamiento más lógico en donde entran en acción preguntas como: ¿cuánto tiempo nos tomaría? ¿qué y cuántos recursos necesitaríamos?

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3) Crítico

La última fase consiste en encontrar cualquier debilidad, fallo o riesgo detrás de esas ideas. Es aquí en donde nos aseguramos de que las propuestas estén alineadas con los objetivos del negocio. Cuestionamientos como: ¿tenemos la capacidad de lograrlo? ¿se adapta a nuestros clientes? ¿nos puede desencadenar algún tipo de crisis?

No pierdas de vista que, en todo momento, las críticas no tienen que ser destructivas sino en conjunto tratar de construir ideas sólidas que puedan beneficiar al negocio.

Ya sea que dividas a los equipos por roles o que todos los integrantes atraviesen al mismo tiempo por esas fases, lo recomendable es que cada etapa tenga una duración aproximada de 30 minutos. El resultado: una lluvia de ideas en las que la creatividad será la protagonista.

La creatividad es fundamental en nuestros días y para que un negocio sobresalga frente a los demás, es vital tener un verdadero diferenciador.

Por en práctica esta metodología inspiradas en una de las mentes creativas más importantes de nuestros tiempos para obtener esas ideas que puedan marcar la diferencia.

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autor Comunicóloga y mamá. Con 10 años de experiencia, he podido contar historias relacionadas con los negocios, finanzas personales, cultura laboral, emprendimiento y tecnología.