Un joven maya fue llamado por la NASA para participar en el ambicioso proyecto Dragonfly, una misión espacial que investigará lo que más se pueda sobre Titán, uno de los satélites naturales de Saturno. El nombre de este muchacho mexicano de ciencia es Guillermo Chin Canché, quien desde pequeño tuvo muchas preguntas sobre el espacio, pero cuando su padre ya no pudo responder sus incógnitas, lo motivó para que encontrara las respuestas.
En busca de ellas, el joven maya terminó la ingeniería en mecatrónica, luego una maestría en Ciencia y Tecnología del Espacio. Después, empezaron los proyectos para la Sociedad Latinoamericana de Ciencia y Tecnología, más temprano que tarde le llegó el llamado de la NASA.
La misión Dragonfly, para la que fue llamado, consiste en enviar un robot volador, que explorará a Titán, que tiene características similares a la tierra, con lagos, océanos y ríos, pero que en lugar de agua tienen metano líquido y etano. Será en estas características en las que Guillermo profundizará.
“Estamos analizando la dinámica atmosférica de una las lunas de Saturno, mi trabajo de investigación de tesis es modelar la capa límite de la atmósfera, ahí en lugar de haber agua, hay metano y estamos intentando resolver cómo el metano juego un papel importante el surgimiento de la vida en la tierra.
“En el proyecto entregaré el 100% de mi corazón para dejar en alto el nombre de Campeche, México y la Península de Yucatán. Aquí, donde vivieron los mayas, los mejores astrónomos, matemáticos y arquitectos del mundo”, dijo Chin Canché en una entrevista.
El joven científico reside desde hace seis años en Ensenada, Baja California. Ahí estudia Oceanografía Física, pero aún extraña su tierra natal, Campeche, donde vivía con sus padres Luis Alberto Chin y María Casimira Canché.
Ambos los apoyaron vendiendo pozole para pagar sus estudios. Por eso Guillermo siente un tremendo compromiso con ellos, pero también con su pueblo, municipio y estado, pero sobre todo con su cultura, la maya.
