La comunicación humana siempre será compleja, por lo que es muy importante aprender a expresar clara y directamente lo que piensas, quieres o necesitas sin decir malas palabras.
También es fundamental manejar tu inteligencia emocional, de modo que aún cuando no te encuentres en tu mejor momento, puedas expresarte sin herir los sentimientos de quienes te rodean.
Con todo y esto, hay malas palabras que nunca deberías pronunciar, especialmente en tu espacio de trabajo, pues será una falta al respeto y puede implicar un daño a las personas difícil de resarcir.
Además, recuerda que cómo hablas de alguien más dice más de ti que de la persona a la que te refieres, por lo que usar malas palabras e insultar a alguien puede hacerte perder el respeto y la confianza de tu equipo.
Aquí te compartimos un listado de estas malas palabras que debes evitar a toda costa para no convertir tu espacio de trabajo en un ambiente laboral nocivo del que todos quieran huir.
Esta palabra es una de las peores que puedes decir a alguien de tu equipo de trabajo, pues le estarás ofendiendo y poniendo en duda sus capacidades.
Sé claro y directo pero sin faltar al respeto, puedes cambiar esa palabra por:
De esta forma, además de expresar tu inconformidad sin insultar a alguien, estarás invitando al diálogo y en vías de encontrar una solución benéfica para ambas partes
¿Realmente quisieras que tu equipo se quede con esa impresión o que en el futuro te asocien con “ideas tontas”?
No hay propuestas ni ideas malas, así que no es buena idea desacreditar tu trabajo ni tu persona con este tipo de comentarios.
Procura proponer las ideas que tengas, ¡nunca sabes a qué buena propuesta puede dar origen! Lo peor que puede pasar es que tu idea no se acepte porque no era funcional o solo porque necesita trabajarse más.
Este adjetivo no hará sentir nada bien a quien lo escuche, es tanto como asumir que sus ideas son tan malas que ni siquiera vale la pena considerarlas.
Y como dijimos antes, no hay ideas malas, cualquier propuesta puede ser un diamante en bruto que se puede pulir hasta hacerlo brillar.
Además de sonar como que no quieres hacer algo o de prohibir algo si dices esta frase a alguien más, estarás limitando las capacidades propias y de tu equipo.
Si piensas que no puedes realizar cierta tarea, lo mejor es pedir ayuda, por ejemplo:
No puedo hacer esta investigación porque aún no cuento con los conocimientos necesarios. ¿Quién podría capacitarme para poder ayudarles con esta parte la próxima vez?
Si evalúas que algún miembro de tu equipo requiere adquirir más capacidades antes de realizar cierta tarea, mejor puedes decirle:
Considero que podemos aprovechar al máximo tus habilidades en siguientes ocasiones, por eso te vamos a capacitar más.
Es muy común que las personas más serias, calladas o introvertidas reciban este tipo de adjetivos. ¿No sería una falta de empatía juzgar a alguien solo por su semblante o su silencio, sin interesarse por saber lo que realmente sienten?
Si genuinamente te preocupa el semblante de alguien de tu equipo, acércate a hablar con la persona para saber qué sucede y cómo podrías ayudarle. Pero no se trata de interpretar todo como un enojo o como signo de amargura.
Lo peor no es decir esta frase, sino que a esta le siga una acusación hacia alguien más.
Por eso siempre es importante hacerse responsable cuando de alguna u otra forma participaste en algún hecho, o bien, si tú no estuviste implicado, explica claramente a tu jefe qué sucedió, pero nunca culpes a alguien más.
Los absolutos dan a entender que tienes total certeza sobre algo, lo cual por lo general es falso.
Por eso es importante evitarlos, pues además de hacerte ver como alguien arrogante, pueden desacreditar o intimidar a quien los escucha:
NO: Nunca haces algo bien
SÍ: Tienes áreas en las que podrías mejorar
NO: Siempre llegas tarde
SÍ: ¿Cómo puedo ayudarte para que llegues a tiempo?
Esta frase solo se podría decir en caso de que te soliciten algo ilícito o poco ético.
Fuera de esos casos, decir estas palabras da a entender que realizas el mínimo esfuerzo y que no estás dispuesto a apoyar cuando se te solicita.
Lo más recomendable es hacer lo mejor que puedas la labor que te han asignado y después hablar con tu jefe sobre las responsabilidades de tu puesto.
Este o cualquier otro adjetivo relacionado con el aspecto físico de alguien, son palabras que nunca se deberían decir en cualquier tipo de relación.
Además de ser profundamente hirientes para la persona a quien se lo digas, son palabras que no aportan ningún beneficio y te pueden hacer quedar como alguien superficial e irrespetuoso.
Definitivamente no son palabras para referirse a alguien, aún cuando puedan ser ciertas.
Además de desprestigiar a la persona en cuestión, si tú acusas a alguien más de estos calificativos, quedarás como alguien soberbio que busca engrandecerse destacando las fallas de otros y perderás la confianza de tus compañeros y jefes.
¿Realmente conoces lo suficiente a una persona como para calificarla de aburrida?
Si no es así, lo recomendable es no descalificar con este tipo de adjetivos, en todo caso la función de tus compañeros de trabajo es colaborar para alcanzar juntos un objetivo.
La diversión en el espacio de trabajo es añadidura y dependerá mucho del ambiente laboral que juntos vayan creando.
Frases como estas dan a entender que dudas de tus habilidades y/o que no tienes un plan de acción ni certeza de lo que harás, como que irás a la deriva.
Aunque en ocasiones puedas dudar de tus habilidades, no lo demuestres para que no pierdas la confianza que tu equipo ha depositado en ti.
Lo mejor que puedes hacer es capacitarte para mejorar tus habilidades y tu confianza, comprometerte a dar lo mejor de ti en todo lo que hagas y en caso de que algo exceda tus habilidades, pedir ayuda.
Este es otro de los adjetivos que no puedes decir, pues nunca sabes qué pueda estar sucediendo a alguien que ha bajado su productividad.
Y aunque pudiera ser cierto, no te corresponde juzgar a nadie de tu equipo, lo mejor en estos casos es hablar con la persona y hacerle ver su baja productividad para saber qué la está causando y cómo se le puede ayudar a mejorar.
No se recomienda este tipo de frases, pues por un lado, puedes dar a entender que no te tomas el tiempo que tus actividades requieren.
Y por otro lado, crear la expectativa de que algo te llevará poco tiempo cuando en realidad requiera más tiempo para realizarlo, es una forma de hacerte perder credibilidad.
Lo recomendable es que, basado en tu experiencia, siempre menciones el tiempo que te llevará realizar una tarea, o si no lo tienes claro aún, dar una expectativa mayor del tiempo que podría llevarte una tarea.
Esta frase, además de monosilábica y cortante, puede interpretarse como muestra de apatía.
Cuando se te asigne algo o se te pregunte algo que en realidad no sepas, te sugerimos cambiar esa frase por:
Lo desconozco / ignoro cómo se hace pero me doy a la tarea de averiguarlo.
Así reconoces que no sabes algo y al mismo tiempo ofreces una solución.
Si alguien te pide un favor o te agradece por haberle ayudado con algo, responder esta frase da a entender que lo que hiciste o harás te representa un problema o molestia.
Lo más recomendable es sustituir esta frase por otra que demuestre que ayudas con entusiasmo, por ejemplo: ¡Con mucho gusto lo hago!
Una frase como esta denota rigidez, falta de innovación y poca creatividad.
En lugar de eso, te recomendamos mantenerte siempre aprendiendo e investigando sobre nuevas formas de hacer las cosas.
Además te recomendamos abrirte a las ideas de tu equipo, siempre podrás encontrar nuevas e ingeniosas propuestas.
Si bien es cierto que en ocasiones puedes estar insatisfecho con las acciones de alguien de tu equipo, el punto es ese: refiérete a las acciones y no a la persona.
En vez de señalar a la persona y cargar toda la responsabilidad sobre esta, enfoca tu retroalimentación en las acciones.
Recuerda que es más fácil modificar conductas y acciones que la personalidad de alguien como tal. En lugar de eso, podrías decir:
Estoy muy decepcionado de los resultados de tu esfuerzo, considero que puedes dar más.
No estoy conforme con los resultados de tu trabajo, ¿cómo puedo ayudarte a mejorar?
Usar este adjetivo para calificar a alguien puede sonar como una forma de excluir o discriminar y esas acciones son graves.
Además es equivalente a negar la diversidad, cuando se ha demostrado que los mejores equipos son aquellos con diversidad de personalidades y habilidades.
Tu trabajo en cualquier empresa es brindar soluciones, por lo que decir frases como esta puede dar a entender que no estás capacitado para tu trabajo.
Las dificultades son inevitables, así que lo mejor que puedes hacer para cuidar tu imagen profesional y para crecer es adquirir aquellas habilidades que podrían ayudarte a convertir tus debilidades y deficiencias en fortalezas.
Simplemente es una forma inhumana de referirse a alguien, pues le estás dando la categoría de un objeto, de algo que no debe ocupar espacio o que es insignificante.
Los chismes y los rumores son de las peores formas de comunicarse en cualquier entorno, especialmente en el laboral.
Además de difundir información de la que no tienes certeza, información que podría ser confidencial o que podría dañar a alguien en caso de no ser cierta, pierdes la confianza y la credibilidad de tu equipo.
¿Quién podría confiar en alguien que, en vez de hacer su trabajo, se dedica a difundir rumores y a hablar mal de otros?
Son palabras que además de sonar a queja y darte una imagen de alguien inmaduro, no te ayudan a encontrar una solución.
En lugar de esto, te recomendamos expresar a tu jefe tu inconformidad con alguna situación, podría ser algo así como:
Me parece injusto que no me hayas considerado para este ascenso cuando yo te había comunicado antes mi intención de postularme para ocupar ese puesto. ¿Me puedes decir qué debo mejorar para poder acceder a este ascenso en el futuro?
Es otra de las frases que denota inmadurez y una actitud poco profesional. Si te asignan una tarea que exceda a tus capacidades, lo mejor es pedir ayuda de alguien más.
En caso de que la tarea que te asignen sí esté dentro de tus capacidades pero no dentro de tus responsabilidades, puedes acceder a hacerla y de la mejor forma, para después comunicarle a tu jefe sobre el límite de las responsabilidades de tu puesto.
Puede pasar que en algún punto de tu carrera o de tu trayectoria, por el motivo que sea, ya no te sientas a gusto en tu lugar de trabajo.
En lugar de quejarte y hacer nocivo el ambiente laboral, sé más proactivo y dedícate a buscar un trabajo que sí te llene.
Así, una vez que encuentres un empleo más afín a ti, podrás renunciar en el momento que quieras al trabajo donde ya no estás a gusto, no generas tensión en el ambiente y mantienes una buena imagen profesional.
