Antes de terminar el 2022, la RAE eligió la palabra del año. Para determinarla, la Academia se basó en los usos y anclajes socioculturales que mejor reflejan al ciclo anual que termina, y aunque entre las candidatas resonaban palabras como “inflación”, “ucraniano” y “criptomoneda”, finalmente, la campeona fue nada más y nada menos que la expresión “inteligencia artificial”.
No se trata de un concepto nuevo, pero sí de uno que desde su creación y hasta la fecha suena con fuerza, además de que año con año se renueva con sorprendentes avances, permeando en todos los sectores laborales, ramas de estudio y clases sociales. En pocas palabras, la inteligencia artificial pasó de ser una tecnología reservada para los especialistas, a acompañar a la ciudadanía en su vida cotidiana a través de asistentes virtuales.
¿Y es que quién no agradece las instrucciones de esa voz armoniosa y casi poética, procedente del GPS, que nos dice por dónde ir para llegar a nuestro destino? Contar con un asistente omnipresente y conocedor de prácticamente todo es una ayuda valiosísima para la población, y con ellos la inteligencia artificial avanza a pasos agigantados tras el gran desafío del siglo XXI: alcanzar una inteligencia artificial General (AGI por sus siglas en inglés), es decir, aquella que sea capaz de aprender tareas intelectuales como lo hacen los humanos.
Para muestra de ello, tenemos al modelo de lenguaje Generative Pre-trained Transformer 3 (GPT-3), un sistema autorregresivo que emplea aprendizaje profundo para producir textos que simulan la redacción humana. Se anunció al mundo apenas en junio de 2020, cuando la empresa californiana OpenAI dio a conocer la actualización de GPT-2 a GPT-3. La nueva tecnología despertó inmensas expectativas por tratarse de un modelo de lenguaje basado en inteligencia artificial y aprendizaje profundo con capacidades cognitivas, considerándose, de hecho, como el avance más importante y útil de la inteligencia artificial en los últimos años.
Para emplear GPT-3, el usuario solamente tiene que comenzar a escribir un párrafo, y el propio sistema se encarga de completar el resto del texto de forma coherente. Incluso, es posible generar conversaciones completas, ya que el sistema es capaz de brindar respuestas basadas en el contexto de las preguntas y respuestas anteriores. Cabe destacar que la herramienta genera texto utilizando algoritmos que fueron entrenados previamente, y que ya han recibido alrededor de 570 GB de información de texto recopilada al rastrear Internet.
Los alcances de GPT-3 son inmensos, pero por mencionar solo algunos subrayo que esta tecnología es capaz de generar texto para webs, anuncios en redes sociales, guiones, etc. El usuario deberá ingresar solamente algunas pautas relativas a sus necesidades y con ello GPT-3 creará un texto preciso. Y ahí no termina, con GPT-3 también es posible redactar correos electrónicos, crear landing pages (únicamente describiéndolas) o diseñar chatbots inteligentes, precisos y con respuestas acertadas.
Pero por si no te has sorprendido lo suficiente, espera a leer esto: si bien inició como una generadora de texto, desde hace unos meses GPT-3 también es capaz de hablar. Para conseguir tan tremendo hallazgo OpenAI creó ChatGPT, un nuevo servicio en su web que permite mantener conversaciones naturales en varios idiomas con el modelo de lenguaje. La nueva tecnología es capaz de explicar una gran variedad de conceptos con abundantes detalles, y también puede hacerlo con estilos y expresiones específicas — por ejemplo, imitando la forma de hablar de una persona que vivió hace varios siglos o emulando las expresiones de lenguaje de un niño pequeño—, además de formatos concretos.
Ahora bien, para la elaboración de este artículo, le pedimos a la inteligencia artificial GPT-3 que nos recomendara los mejores libros para emprendedores y esto fue lo que nos dijo.
(Nota de la editora: Todos los títulos tienen una versión en español y añadimos el link donde puedes encontrarlos).
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