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12-04-2022, 9:03:00 AM

¿Los emprendedores pueden cambiar al mundo?

Me preguntó cuál es el papel del emprendedor que quiere cambiar al mundo en medio de la destrucción que nos apachurra el corazón.

¿Es responsabilidad de los emprendedores cambiar al mundo?
¿Es responsabilidad de los emprendedores cambiar al mundo? © Depositphotos.com

He de confesar que en estas últimas semanas me he llegado a sentir sobrepasada por una sensación de desesperanza, fruto de los sucesos que hemos presenciado, tanto a nivel nacional, como mundial.

Recuerdo que el primer día de la invasión de Ucrania, al entrar a Twitter, me llamó la atención el contraste que veía en mi feed. Por un lado, noticias abrumadoras, imágenes, videos que me rompían el corazón.

Era imposible no sentir impotencia, coraje, e, incluso, miedo. Por otro lado, veía cómo, diferentes personas del ecosistema emprendedor, estaban volcados a eventos de tecnología, de innovación, pitches para emprendedores, rondas de financiamiento. He de confesar que parte de mí se preguntó si este “mundito”, aquel en el que muchos emprendedores trabajan día a día, no era más que una ilusión óptica, una burbuja totalmente ajena a la realidad. Y es que, si bien hemos tenido una serie de avances como humanidad en las últimas décadas, los niveles de violencia, pobreza e injusticias que se ven día a día, me hizo cuestionarme si estamos logrando un auténtico desarrollo.

Me voy a confesar con ustedes: soy una total y completa soñadora e idealista. Desde que estaba chica, he sentido una pasión por causas sociales y por, cuando me toque irme de aquí, dejar un mundo, aunque sea un poquito mejor que como lo encontré.

¿Emprender para cambiar al mundo?

En mi infancia y adolescencia, tenía muy clara mi intención de crear una fundación que apoyara a las mujeres, por lo que participé en diferentes asociaciones; fui representante de organizaciones de la sociedad civil ante organismos multilaterales, entre otras cosas a través de las cuales busque canalizar este propósito. Mi vida se ha resumido en una constante búsqueda de mejorar las condiciones de vida de las personas que, especialmente en países como el nuestro, tanto lo necesitan. No lo digo para auto darme un trofeo por lo buena que soy. Todo lo contrario, ya que, al final del día, siempre sentía que lo que hacía era insuficiente ante la magnitud de los retos.

En este camino, por ahí de la universidad, mientras estudiaba Economía, encontré la manera que, al menos para mí, hacía mucho sentido: el emprendimiento. Ese gran “gigante” que tiene la capacidad de mover tendencias; de acercar a millones de personas soluciones que pueden cambiarles la vida; esa manera de generar empleos dignos; de democratizar industrias para hacer de lo impensable, posible; de hacer el impacto, escalable. Ese gran “gigante” que, en estos días, se me hizo más chico frente a otros “gigantes” allá afuera.

4 reflexiones para los emprendedores que quieren cambiar al mundo

Recientemente leí en redes sociales la respuesta de una de las personas de las que, en lo personal, más he aprendido de tecnología, a la pregunta de si realmente el bitcoin era el nuevo oro. Su respuesta era sencilla, y a la vez, muy profunda: “cambiará el mundo indudablemente, ¿lo hará mejor? difícilmente”. De ahí, explicaba cómo, al igual que un martillo, puede usarse para construir o destruir, ya que la naturaleza no está en la herramienta, sino en la mano que la usa.

Este gran hilo de tres tuits, aunado a lo que he estado “rumeando” internamente en estos últimos días, me hizo llegar a una serie de cuatro reflexiones que quiero compartir:

1. El emprendimiento, en sí mismo, no es la única respuesta a absolutamente todas las preguntas o retos del mundo.

Creo que muchas veces podemos caer en la tentación de sentirnos superhéroes lo cual puede hacernos rallar en la soberbia. Los emprendedores somos parte (fundamental, dicho sea de paso), pero parte al final, de una “cadena” de roles importantísimos en nuestra sociedad. Están las grandes Empresas, la Sociedad Civil, la Academia, Gobierno, Organismos Multilaterales, entre muchos otros eslabones. Si queremos magnificar nuestro impacto hay que entender este punto y, así, saberlo aprovechar. Muchas veces, en las alianzas menos pensadas, puede estar la llave que nos falta para abrir puertas que, de otra manera, consideraríamos selladas.

2. Ahora bien, viendo el emprendimiento como ese “martillo”, está precisamente en nuestras manos la responsabilidad de construir o destruir.

Y ojo, que muchas veces las cosas no son tan de “blanco y negro”. Generalmente cada arista es compleja e, incluso, contradictoria. Creo que ningún founder o inventor sería capaz, inicialmente, de dimensionar las aplicaciones y consecuencias que tendrían sus productos. De ahí la importancia de tener claridad del propósito de nuestro emprendimiento y, sobre todo, de buscar permanecer fiel al mismo y saber tener la apertura constante para evaluar los efectos que se está teniendo, no solamente en el entorno cercano, sino en la sociedad en general.

3. En el ecosistema emprendedor hemos visto la formación de grandes líderes que, incluso, han servido como contrapesos y han tomado un rol activo en las crisis que estamos experimentando.

Cada vez es más común el ver cómo las empresas toman postura y actúan en consecuencia. Es nuestra responsabilidad, independientemente del tamaño de nuestra empresa o proyecto, ser coherentes y actuar en consecuencia a lo que pasa allá afuera. Al final, somos parte de algo mucho más grande que nosotros y es nuestra responsabilidad tomar postura. Y no me refiero a tomar postura por partes, sino por principios.

4. Si realmente queremos generar mayor impacto a través del emprendimiento, urge democratizarlo.

Ya escribí previamente acerca de la democratización de la palabra emprendedor, pero, hoy más que nunca, estoy convencida de la necesidad de también abrir el acceso a la información que puede apoyar a profesionalizar; a las metodologías que, si bien nunca eliminan los riesgos, pueden minimizarlos; al financiamiento y al capital social tan relevante en este ecosistema. Si queremos encontrar soluciones diferentes, tenemos que buscarlas en lugares diferentes. Por ejemplo, recientemente leí un artículo que habla de cómo, la falta de inclusión de mujeres en el mundo de la ciencia está directamente relacionada con que haya menos investigaciones enfocadas a resolver problemas que nos aquejan exclusivamente a nosotras. Si queremos soluciones para todos, necesitamos que todos puedan encontrar el espacio para traducir sus ideas en negocios viables y rentables. ¿Te imaginas las sorpresas que nos llevaríamos?

En lo personal, después de estos días de impotencia, desesperanza y de pensar que lo que hago nunca será suficiente (y es que, siendo sinceros, nunca lo será), me he llevado una gran lección. Todas las herramientas que tengo, la formación que he recibido, la historia que me conforma, es un martillo.

Dependen de mí dos cosas: decidir usarlo para construir y no para destruir, y, también, ir haciéndolo crecer para que, cuando lo use, sea más eficiente y genere un mayor impacto.

Entonces, ¿es responsabilidad únicamente de los emprendedores solucionar todo lo que está mal con el mundo? Por supuesto que no. Sin embargo, ¿tenemos la responsabilidad de usar nuestro martillo para construir? Por supuesto que sí, así como también debemos de buscar dar a más personas este martillo y las herramientas necesarias para que lo usen para el bien.

Así que, en medio de todo lo malo, de la destrucción, de la violencia, de los videos que nos apachurran el corazón, encontremos la esperanza de saber que millones de personas, cada quien, desde su trinchera, se están enfocando en construir. Y eso, al menos para mí, es motivación suficiente para seguir haciendo lo mismo.

Emprendimiento social misión visión
autor Ana Paula actualmente se desarrolla como académica de la Universidad Anáhuac México. Su experiencia está orientada a la gestión de proyectos con startups y Pymes en diversas regiones del país. Promueve el emprendimiento, especialmente de alto impacto, negocios de base tecnológica, prácticas de sustentabilidad y de inclusión, especialmente financiera. Ha sido representante de ONG enfocadas a promover la equidad de género ante organismos internacionales pues considera que apoyar el desarrollo de la mujer es esencial para detonar el desarrollo del país.