Los 10 frenos de la mentalidad de aprendizaje (y cómo superarlos)
La mentalidad de aprendizaje es un concepto importante en la psicología, ya que tiene implicaciones significativas para la motivación y el logro de metas.
Si hay algo en ti que va a hacer una enorme diferencia, es tener mentalidad de aprendizaje. La mente es esa porción de nuestro ser interno que permite llevar a la acción lo que quieras, o quedarte en el estancamiento. Son dos polos de una elección consciente que tú puedes hacer.
Para comprenderlo mejor, es necesario entender qué es la mente y qué es la mentalidad, porque son cosas distintas.
La mente es la facultad cognitiva y emocional que permite a los seres humanos percibir, pensar, razonar, recordar, imaginar y experimentar emociones. Es el centro de nuestra conciencia y procesamiento mental. La mente incluye la capacidad de procesar información, tomar decisiones, aprender de experiencias pasadas y proyectar hacia el futuro. Es la sede de nuestros pensamientos, creencias y emociones.
En cambio, la mentalidad se refiere a la actitud mental o el conjunto de creencias y actitudes que una persona tiene hacia sí misma y el mundo que la rodea.
Mentalidad de aprendizaje: Fija o de Crecimiento
Así como usualmente la gente habla de mentalidad negativa y positiva, lo que en realidad quieren traducir en términos sencillos es lo que la psicología llama mentalidad fija o de crecimiento. Veamos:
Mentalidad fija
Las personas de este tipo tienden a creer que sus habilidades, inteligencia y personalidad son estáticas y no pueden cambiar significativamente. Esto puede llevar a evitar desafíos y tener miedo al fracaso, ya que temen que refleje una falta de habilidad innata. Por lo general a este tipo de personas les cuesta cambiar, piensan que todo lo que vivieron es la verdad absoluta de sus vidas (“Antes todo era mejor”, por ejemplo), y tienen muchas dificultades para adaptarse y flexibilizarse a un mundo que se transforma permanentemente.
Mentalidad de crecimiento
Quienes tienen este tipo de procesamiento mental creen que pueden desarrollar sus habilidades y capacidades a través del esfuerzo, la práctica y el aprendizaje. Ven los desafíos como oportunidades para crecer y están dispuestos a asumir riesgos para aprender y mejorar.
Cómo lo veían Freud y Piaget
Para Sigmund Freud, el influyente psicólogo y neurólogo austriaco, conocido como el padre del psicoanálisis, que revolucionó la comprensión de la mente humana, en su obra “La interpretación de los sueños”, comenta que la mente se divide en tres niveles: consciente, preconsciente e inconsciente.
Nuestro ser consciente incluye pensamientos y sentimientos que estamos plenamente conscientes (es decir, nos damos cuenta). El preconsciente contiene información que podemos recuperar con facilidad, pero no está en la conciencia en un momento dado. Mientras que el inconsciente alberga deseos, pensamientos y recuerdos reprimidos que influyen en nuestro comportamiento sin que seamos conscientes de ellos en la superficie.
Otra visión interesante es la de Jean Piaget, destacado psicólogo suizo que formuló su teoría del desarrollo cognitivo en la que investigó cómo los niños desarrollan su capacidad de pensar y razonar a lo largo de diferentes etapas de vida.
En su obra “La construcción de la realidad en la infancia”, describió la mente como un proceso activo de construcción de conocimiento a través de la asimilación y la acomodación. La asimilación ocurre cuando los individuos incorporan nueva información en sus esquemas existentes, mientras que la acomodación implica la modificación de esos esquemas para acomodar nueva información.
La importancia de tener una mentalidad de aprendizaje
Ahora que ya conoces la diferencia entre mente y mentalidad, te invito a enfocarnos en un aspecto sobresaliente en esta era de la humanidad: la mentalidad de aprendizaje.
Se habla mucho de aprender y desaprender, para volver a aprehender (con h en el medio; es decir, interiorizar los conocimientos y pasarlos a la práctica). Por eso, la mentalidad abierta al aprendizaje es la llave para crecer en lo personal y profesional.
Sin embargo, existen algunos obstáculos que frenan este tipo de mentalidad que necesitamos tener activa continuamente.
Para que puedas conocerlos, exploraremos los 10 frenos más comunes de una mentalidad de aprendizaje que he tabulado en los últimos cinco años en más de 900 procesos de coaching de ejecutivos y equipos, y más de 600 talleres vivenciales donde se revelan con crudeza este tipo de comportamiento mental:
1) Actitud Cerrada
Una actitud cerrada implica resistencia a nuevas ideas y perspectivas. Cuando estamos cerrados a la posibilidad de aprender algo nuevo, perdemos valiosas oportunidades de crecimiento, y quedas en el estancamiento, el conformismo y la queja. Es como querer conquistar a otra persona estando siempre con los brazos cruzados y el ceño fruncido: no se va a producir una apertura a lo nuevo.
2) Perfeccionismo
Aquellas personas obsesionadas con la fantasía de la perfección a menudo temen el fracaso y se rehúsan a aprender de sus errores. Como la perfección no existe en este plano humano, podemos aspirar a ser excelentes en todas nuestras acciones y comportamientos. Por ejemplo, teniendo una mentalidad de aprendizaje aprenderás a abrazar los fracasos como oportunidades para mejorar.
3) Impaciencia
Las personas impacientes carecen de disposición para comprometerse con procesos a largo plazo. A menudo, buscan soluciones rápidas en lugar de invertir tiempo en aprender de manera profunda y significativa. En esta era del mundo se tiende a la recompensa inmediata, en vez de la maduración y saborear el proceso, que es, en definitiva, donde está lo más sustancioso de cualquier cosa que desees encarar: no siempre lo único relevante es el resultado final.
4) Autocrítica
La autocrítica constante y la falta de autoaceptación pueden obstaculizar el aprendizaje. Cuando nos juzgamos constantemente, en lugar de aceptar nuestras imperfecciones, nos volvemos menos propensos a explorar nuevas áreas de conocimiento.
5) Estancamiento
La comodidad en la zona habitual y conocida por ti es un freno significativo para la mentalidad de aprendizaje. Aquellos que se sienten estancados evitan el cambio y, por lo tanto, limitan su crecimiento personal y profesional, y, sin darse cuenta, se cierran a nuevas oportunidades.
6) Negatividad
Centrarse en los obstáculos en lugar de en las soluciones es un freno común el noventa por ciento de las personas, según los estudios del comportamiento. La negatividad puede llevarnos a creer que no podemos aprender o superar desafíos, por lo que derivará en conformismo, desilusión y frustración.
7) Egoísmo
La falta de interés en aprender de otros limita el crecimiento. Si quieres potenciar tu mentalidad de aprendizaje, esto implica estar dispuesto a escuchar, aprender y adaptarse a partir de las experiencias y conocimientos de los demás; a modelar sus mejores rasgos, y a encontrar dentro de ti aquellos aspectos positivos que quieras fortalecer.
8) Desmotivación
La baja energía y la falta de entusiasmo por aprender también frenan el proceso de aprendizaje. La motivación es clave para mantenernos comprometidos con la adquisición de nuevos conocimientos y habilidades. La curiosidad por saber y experimentar de inmediato, son dos de las condiciones claves que hoy tienen las personas que se destacan en cualquier actividad. Esta actitud mental proactiva es la que les ayuda a mantenerse vigorosos y con energía constructiva.
9) Superficialidad
Aquellos que carecen de profundidad en el estudio, el análisis y la puesta en marcha con experiencias, verán que se obstaculiza su aprendizaje. Le llamo avidez superficial: les parece que por “tocar de oído” un par de conceptos o experiencias, ya saben. Y el saber es mucho más que eso. Es un dominio del ser extremadamente elevado. Por lo que una mentalidad de aprendizaje implica profundizar en el contenido y buscar una comprensión más completa, llevarlo a la realidad, ensayar y probarlo, adoptarlo y mejorarlo.
10) Cerrado a la Retroalimentación
La resistencia a los comentarios constructivos es otro de los frenos. Aquellos que no están dispuestos a recibir retroalimentación no pueden corregir sus errores ni mejorar.
En mi especialidad, trabajando con líderes de todo tipo de industrias, les resulta mucho más fácil dar retroalimentación -en realidad, muchas veces son críticas directas, disfrazadas de ‘feedback’- y no están dispuestos a recibirla de vuelta. El proceso virtuoso de ida y vuelta en la retroalimentación favorece a ambas partes, para lo que hay que entrenar el valor de la humildad, el respeto y la escucha con total presencia y sin juicios frente a los demás.
Recuerda que el aprendizaje no tiene fin, y cada desafío es una oportunidad para evolucionar. Depende exclusivamente de ti vivir en una mentalidad fija o una mentalidad de crecimiento, si es que quieres aprender, experimentar, crecer y transformar cualquier aspecto personal y profesional.