



En el mundo empresarial, incluso las marcas más reconocidas han lanzado productos que, lejos de alcanzar el éxito esperado, se convirtieron en sonados fracasos. Estas experiencias ofrecen valiosas lecciones sobre la importancia de entender el mercado y las necesidades de los consumidores.
Desde alimentos poco convencionales hasta innovaciones tecnológicas que no despegaron, estos productos destacan por no cumplir con las expectativas del mercado, ofreciendo lecciones valiosas para futuras estrategias empresariales.
El análisis de estos fracasos permite comprender los desafíos que enfrentan las empresas al innovar y la importancia de alinearse con las preferencias y necesidades del consumidor.
Buscando atraer al público infantil, Heinz introdujo en 2000 ketchups de colores como verde, morado y azul. Aunque inicialmente generaron curiosidad, la idea de consumir ketchup de colores inusuales no fue bien recibida a largo plazo, llevando a la discontinuación del producto en 2006.
En 2002, Pepsi intentó innovar con Pepsi Blue, una bebida de color azul y sabor a bayas, buscando competir con Vanilla Coke. A pesar de una intensa campaña publicitaria, el sabor no convenció a los consumidores, quienes lo describían como similar al algodón de azúcar con un regusto a bayas, lo que llevó a su retiro del mercado.
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Lanzadas en 2013, las Google Glass prometían revolucionar la tecnología wearable con gafas de realidad aumentada. Sin embargo, su elevado precio, preocupaciones sobre privacidad y una funcionalidad limitada provocaron una baja adopción, llevando a Google a suspender su producción en 2015.
En 1989, Bic, conocida por sus bolígrafos y encendedores, lanzó una línea de perfumes asequibles. Aunque el empaque y el precio eran atractivos, la fragancia no logró impresionar a los consumidores, resultando en pérdidas significativas y la retirada del producto en menos de un año.
En 1982, Colgate, reconocida por sus productos de higiene bucal, decidió incursionar en el mercado de alimentos congelados lanzando una línea de lasañas. Sin embargo, la fuerte asociación de la marca con la pasta de dientes hizo que los consumidores rechazaran la idea de consumir alimentos bajo este nombre, llevando al retiro del producto y afectando incluso las ventas de su línea principal.
Frito-Lay lanzó en 1998 sus papas fritas Wow!, un producto sin grasa gracias al uso del sustituto Olestra. Inicialmente, fueron un éxito con ventas de hasta $400 millones, pero pronto se descubrió que Olestra causaba problemas estomacales y calambres abdominales, lo que llevó a una drástica caída en las ventas.
En 1985, Coca-Cola decidió reformular su icónica bebida con New Coke. Aunque las pruebas de sabor fueron positivas, el público reaccionó negativamente al cambio, forzando a la empresa a volver a la receta original bajo el nombre Coca-Cola Clásica.
En 1982, Atari apostó por un videojuego basado en la película E.T. El juego, desarrollado en tiempo récord, resultó ser un desastre, con controles confusos y gráficos deficientes. Se vendieron menos de la mitad de los cartuchos producidos, y millones fueron enterrados en un vertedero de Nuevo México.
Microsoft intentó competir con el iPod de Apple lanzando Zune en 2006. Sin embargo, el dispositivo llegó demasiado tarde y sin características innovadoras. La falta de diferenciación y un marketing deficiente llevaron a su fracaso y posterior retirada en 2011.
Inspirado en el sabor de los populares snacks, el bálsamo labial Cheetos fue un intento de diversificación que no convenció a los consumidores. La idea de tener labios con sabor a queso no fue bien recibida, lo que llevó al producto a desaparecer rápidamente.
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En 1995, Nintendo lanzó Virtual Boy, promocionada como una consola de realidad virtual. Sin embargo, la tecnología era limitada, la pantalla monocromática y su precio elevado. Las ventas fueron tan bajas que Nintendo la descontinuó en menos de un año.
Estos casos resaltan la importancia de comprender las percepciones y preferencias del consumidor al lanzar nuevos productos. Una marca debe evaluar cuidadosamente cómo una extensión de línea puede afectar su imagen y asegurarse de que la innovación esté alineada con las expectativas del mercado.
¿Cuáles otros productos fueron fracasos para sus marcas?