Al amanecer de la década de los años 60, se empezó a popularizar entre los infantes de todo México, una mochila escolar de piel. Su diseño era resistente y elegante para la época. Muchos nunca lo supieron pero su nombre en el maravilloso mundo de la talabartería era “mochila de vaqueta”.
Tal antigua mochila escolar de piel, combinada con unos zapatos negros bien boleados, un uniforme pulcro y un cabello alineado, formó parte de toda la armadura con la que debía contar todo niño de buena familia de aquel entonces, de ahí que tal vez sin querer, se convirtió en un elemento más para marcar diferencia entre ricos y pobres.
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Aunque para la visión actual esta mochila hecha de piel, hebillas y remaches no sería viable para un niño de primaria, porque, viéndolo bien, parece más un baúl antiguo que un bolso para útiles escolares. No obstante en el 60, 70 y 80 muchos padres y madres hicieron hasta lo imposible para que sus hijos, caminito de la escuela, llevaran una caja de estas en la espalda.
Anécdotas trágicas y graciosas abundan alrededor de ella. Martha Salazar, habitante del Estado de México, recuerda que cuando era niña, cruzando por un riachuelo, tropezó cayendo al agua, en segundos la corriente le arrebató su mochila escolar de piel para siempre.
Otros cuentan que todas eran tan parecidas que con frecuencia se llevaban la incorrecta a casa. Un adulto narra que la usaba de poste de portería, y que pese a los cañonazos que recibió nunca se le partió. Por cierto les decían las “indestructibles”, porque se las compraban en primero y las seguían usando hasta sexo, y algunos hasta la secundaria, esto se basa en hechos reales, no es ficción.
Hubo quienes hacían competencias de lanzamiento de estas mochilas desde el segundo o tercer piso de los colegios, y ni así se descomponían, pero en caso de que algo malo pasara las hebillas y remaches podían ser comprados en la tlapalería para hacer la reparación uno mismo.
Sobre su origen, como en muchos otros objetos, no hay documentos que nos den certezas. Hace poco tiempo la Talabartería El Caballo Mexicano, se anotó la creación de esta mochila, asegurando que la inventó en 1946, aunque se empezaría a hacer masivamente popular a partir del 60. Por cierto ellos aún las fabrican bajo pedido.
En todo el país eran distribuidas por diferentes tiendas, talabarterías o almacenes. Por ejemplo en la nación del cabrito las vendía la famosa Velicera Monterrey.
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Casi al finalizar la década del 80 su uso empezó a descender, las últimas (que por cierto venían con espacio para portar una regla, con todo y regla,) ya eran más accesibles para los mexicanos, o tal vez la economía ya no estaba tan mal como en las décadas previas.
