
Cuando Ingrid Briggiler tenía 23 años decidió que algún día conocería a Gabriel García Márquez. No tenía teléfono, dirección ni contactos; sólo una convicción feroz y un boleto de 90 días por el Caribe. El viaje terminó en un secuestro, una llamada desesperada a su madre y, paradójicamente, en la sala del Nobel colombiano. “Siempre perseguí cosas imposibles”, recuerda entre risas. Esa mezcla de valentía, resiliencia y visión estratégica es la misma que hoy impulsa a la fundadora de Nume, la plataforma mexicana que busca democratizar la salud emocional, física y ginecológica, especialmente en un país donde la menopausia y la salud femenina siguen siendo terreno invisible.
Antes de liderar plataformas tecnológicas, Ingrid Briggiler era ginecóloga y obstetra. Pasó más de una década entre partos, cesáreas y cirugías —más de 500 partos y 300 procedimientos ginecológicos— hasta que entendió que su impacto podía ser mayor si dejaba el consultorio por la salud digital.
“En un consultorio atiendo a uno. A través de la tecnología puedo ayudar a miles”, afirma en entrevista con Emprendedor.com.
Su primera startup, Llamando al Doctor, se volvió un referente de telemedicina en Argentina y Latinoamérica. La plataforma llegó a 5 millones de consultas remotas en 27 países, según relatos de Briggiler. Con esa experiencia, entendió que la atención médica debía evolucionar: no sólo para pacientes enfermos, sino para personas que buscan prevenir, aprender y mejorar su bienestar.
En 2022 decidió mudarse a México para iniciar un nuevo proyecto: Nume, una plataforma pensada para empresas que buscan ofrecer bienestar integral a sus colaboradores. El camino no fue lineal: su primera idea —envío de anticonceptivos a domicilio— no funcionó. “Una buena idea no siempre es un buen negocio”, reflexiona. Tras replantear su estrategia, encontró un modelo donde las empresas pagan por el servicio y los usuarios lo reciben gratis.
Nume ofrece atención psicológica, terapia de pareja, meditación, seguimiento del sueño y consultas médicas 24/7. También integra herramientas de bienestar como educación financiera, servicios para mascotas e incluso un “altar digital” para honrar a seres queridos fallecidos. Estos servicios forman parte de una tendencia global que destaca el valor del salario emocional, particularmente relevante para trabajadores jóvenes.
Briggiler insiste en un punto clave: la salud femenina —y en especial la menopausia— sigue siendo invisibilizada en América Latina. Su plataforma ofrece consultas en climaterio, uroginecología, sexología, medicina reproductiva y oncoginecología, disponibles 24/7 sin costo para las usuarias. “Hay tan poca información… muchas mujeres no entienden lo que realmente se vive”, señaló durante la entrevista, recordando que los bochornos, insomnio y cambios hormonales pueden afectar la productividad laboral, algo ampliamente documentado por la Menopause Society, que estima que el 45% de mujeres experimentan síntomas que afectan su trabajo.
De acuerdo con un estudio de Deloitte 2024, las empresas que invierten en programas de bienestar emocional reportan hasta un 56% menos de ausentismo y mayor retención de talento. Briggiler lo confirma: clientes como AT&T México reportan una adopción masiva del beneficio entre colaboradores y familia.
“Antes tenían que pagar por un psicólogo o nutriólogo; ahora pueden consultar a cualquier hora sin costo.”
Durante la demostración de la plataforma en la entrevista, Briggiler realizó una videollamada en tiempo real con un médico. “Los podemos calificar, dar retroalimentación y volver a llamar todas las veces que sea necesario”, explicó. La plataforma permite agregar hasta tres familiares y acceder a especialidades como medicina fetal, pediatría, patología mamaria o anticoncepción.
El giro hacia la salud corporativa también estuvo marcado por un dolor personal: la muerte de su padre. “Justo cuando la idea no funcionaba, murió mi papá”, revela. Ese duelo la inspiró a crear herramientas digitales para acompañar emocionalmente a los colaboradores, como el altar digital “Te llevo conmigo”.
Hacer negocios en salud requiere entender intereses de pacientes, aseguradoras, hospitales y gobiernos. “Es difícil, pero a mí lo único que me importa es beneficiar al paciente”, afirma. Para ella, el modelo corporativo de Nume funciona porque elimina la fricción económica para el usuario: “Si es gratis, lo usan. Y lo necesitan”.
Briggiler reconoce que la brecha de género en inversión sigue siendo evidente: “A veces colegas levantan 10 millones de dólares y yo pienso: ¿cuánto facturan?, ¿a cuántas personas ayudaron?”. Prefiere medir el impacto en vidas atendidas que en rondas de inversión. Su enfoque contrasta con la realidad: sólo el 2% del capital de riesgo en Latinoamérica llega a startups lideradas por mujeres, según LAVCA 2024.
Para ella, emprender implica tomar decisiones difíciles y muchas veces impopulares. “Siempre confié en mi instinto”, dice. Es el mismo instinto que la llevó a cruzar Centroamérica sola para conocer a García Márquez, a enfrentar un secuestro y a continuar su viaje pese al miedo. Esa resiliencia hoy es su motor en el ecosistema tecnológico mexicano.
Su mensaje es directo: “Lo primero es pensar en facturar. En hacer dinero. En vender. Eso es lo que hacen los hombres”. A las emprendedoras les recomienda hablar de dinero, cobrar por su trabajo y construir negocios sostenibles.
“Nada de proyectos que no generen ingresos”, enfatiza.
Briggiler planea expandir los servicios de Nume y reforzar el enfoque en salud femenina, un segmento que la OMS identifica como desatendido a nivel global. La plataforma continuará ampliando sus especialidades ginecológicas y fortaleciendo el acceso para mujeres que enfrentan menopausia temprana, climaterio o condiciones crónicas sin suficiente respaldo laboral.
La historia de Ingrid Briggiler es la historia de una mujer que dejó el bisturí para escalar su impacto, que sobrevivió a un secuestro para cumplir un sueño improbable y que hoy transforma la salud de miles de mexicanas desde la tecnología. Con Nume, no sólo impulsa el bienestar corporativo, sino que abre una conversación urgente: la salud femenina —menopausia incluida— debe ser un tema central en las empresas, no una nota al pie. Su visión combina ciencia, tecnología y humanidad en un país que necesita urgentemente hablar más y mejor de salud.
