Hoy en día todos queremos dejar una huella en el mundo, marcar un hito, sobresalir de la multitud ¿cierto? Una de las aristas en las que más podemos destacar, es en el terreno de la creatividad, pero… ¿qué es la creatividad?
Cambridge Dictionary la define como: “la capacidad de producir ideas originales e inusuales, o de hacer algo nuevo o imaginativo”. Ahora entendiendo ese concepto, ¿cómo es que llegamos a desarrollar y ejercitar esa creatividad?
Muchos, incluyéndome, inmediatamente pensamos en una musa, pues falsamente creemos que, si la magia nos toca, es que la musa va a llegar a nosotros.
La musa, es este ente que nos han vendido como una inspiración tan divina y tan compleja que, solamente si somos tocados por la divinidad, es que nos puede iluminar. Pero la realidad, es que la musa se puede invocar haciendo todo un rito para poder traerla a nosotros.
Porque mucho se ha creído que si la musa no llega por sí sola, no tenemos salida. Sin embargo, no todo es blanco o negro, sino que también hay grises. Resulta que la musa en efecto, sí es una inspiración divina, pero que debe estar al servicio de nosotros.
Y, ¿cómo ocurre que esté con nosotros siempre? Pues practicando, ejercitándola y teniéndola presente todos los días de nuestra vida. Como dijo el pintor español Pablo Picasso: “no creo en las musas, pero si llegan, que me pillen trabajando”.
Por eso, tienes que saber qué es lo que te gusta y practicarlo todos los días. Por ejemplo, ¿quieres actuar?, pues entonces tienes que actuar todos los días; ¿quieres pintar?, tienes que pintar todos los días; ¿quieres tomar fotos?, entonces tienes que tomar fotos todos los días.
La única manera de nosotros poder llegar a ese estado ideal del arte, o a esa “inspiración celestial”, es practicando siempre.
Hay 6 tips que nos pueden ayudar a ejercitar “nuestra musa”, a domesticarla y a ponerla al servicio de lo que nosotros queramos crear.
Fue creada para ilustrar los diferentes estilos de pensamiento que empleamos al resolver los problemas. Al ponerte un sombrero concreto, dejarás de ser como eres y empezarás a pensar como el sombrero quiere que pienses. Los sombreros son:
Esta técnica, nos permite representar un papel identificado con el sombrero y de este modo, nos liberamos de las barreras que influyen en nuestros pensamientos, facilita el trabajo cooperativo, promueve la creatividad y separa el ego.
Con este ejercicio, podemos jugar y escoger los diferentes sombreros que nos pondremos para dejar volar la creatividad.
Esto es, mirar más allá de lo que ves. Las analogías sirven para comparar cadenas de ideas, tanto racionales o críticas, aumentando la producción de nuevas opiniones.
A todo, o a casi todo, podemos encontrarle una metáfora o una analogía. Un ejemplo que podemos usar para ponerlo en práctica, es tener varios elementos aleatorios e inanimados: un lápiz, un cargador, una hoja, una moneda, etc. Y nos vamos a preguntar ¿qué pasaría si vemos estos elementos como algo más allá y empezamos a armarles una historia?
Al pensar en esto, nuestro cerebro instintivamente va a estar obligado a conectar con ese objeto, pues se va a conectar con el “para qué” funciona y “en cuáles” situaciones pudiera colocarlo para darle vida a esa idea que se tuvo, o alguna historia que quiera contar a través de un proyecto. El conectar con ese “objeto”, que en la práctica, serán ideas, emprendimientos, contenido, historias, nos permite tener una congruencia.
Básicamente esto es lo que vemos en Disney, ahí le dan vida a animales y objetos, sin dejar a un lado las características o la naturaleza de cada uno de ellos. Ellos, se permiten entender para qué sirven, qué representan y luego, juegan a ubicarlos en un mundo totalmente diferente, como hemos visto en la variedad de películas que tienen.
Por ello, este ejercicio continuo de metáforas, no solamente funciona de forma interna para que la creatividad se desarrolle, sino que también sirve a la hora de tener que comunicar algo. Porque de esta forma, llevaremos al público a un nivel distinto de aprendizaje, a un nivel de asociación, en donde muchas veces son el cemento perfecto para que algo quede edificado en la mente de las personas.
Aquí vamos a investigar, pero no de forma tediosa, sino con curiosidad. Porque las ideas se pueden llevar a cabo de muchas maneras, por medio de escritos, en una canción, en una imagen, en un post, en una obra, etcétera. Lo importante es determinar ¿cuál es la idea que tengo? y eso que quieres decir, si lo buscas en todas las maneras que ya se ha dicho, resulta en una búsqueda fascinante.
Lo fascinante radica en entender, ¿cuál será tu manera de hacerlo?, pero también en nutrirte de las infinitas maneras que ya investigaste. Porque la realidad es que ya todo está inventado. Nadie es completamente original, aunque irónicamente, el concepto de creatividad dice que va de crear ideas “originales”, pero si analizamos un poco, ni siquiera nosotros somos 100% originales, pues somos resultado de la genética de nuestros padres. Eso no quiere decir que no tengamos validez, sino que tenemos y le daremos un enfoque diferente al universo, es ahí donde se centra lo maravilloso.
Entonces lo importante es no mortificarse, sino ver cuál es el enfoque que tienes, cuál es el camino que tomarás luego de investigar y nutrirte. Porque somos el resultado de lo que leemos, lo que vemos, lo que seguimos, lo que nos rodea, etc. y nosotros decidimos con qué nos quedamos o no.
¿Cuántos de nosotros no hemos tenido una idea un día, puede ser de un proyecto, emprendimiento, creación de contenido, lo que sea y al día siguiente la rechazamos sin piedad?
Esto pasa porque nos entra el miedo de no ser lo suficientemente buenos y de no tener una noción clara de esa idea. Por eso, la idea de este consejo, es que no botes a la basura algo que puede ser grandioso.
¿Cómo? Pues manejando la preproducción como un maestro, que en el ámbito audiovisual, es la primera fase antes de llevar a cabo un proyecto, sin embargo, aplica para todo.
En esta preproducción, lo que puedes hacer es investigar: qué, cómo, cuándo, a qué público, dónde y quién ha hecho eso que a ti se te ocurrió. Porque como comentamos, ya todo está inventado, de todo se ha hablado, pero el sello que tú le imprimas sí puede marcar la diferencia.
Para eso, tenemos que investigar el entorno que rodea nuestra idea y dónde se desarrolla, para que luego de hacerlo, nos permita detectar cuál es la visión que le daremos. Después de la investigación, toca ver con qué contamos, usando una analogía podríamos decir: “poner las cartas sobre la mesa”, pues ahí debemos sincerarnos y hacer una columna de lo que tengo a la mano: mis recursos, mis habilidades, mis capacidades, mi aptitud y actitud, para entonces definir qué es lo que me falta.
Lo más importante en esta fase de sincerarnos, es irnos por lo que dominamos y luego vemos cómo encontrar las distintas herramientas para mejorar lo que falta.
Y la tercera etapa, es el diseño de la producción, que podemos ver de nuevo, como una receta de cocina, una biblia o diario personal. Allí estará escrito cómo se ve lo que tengo en mente, para saber cómo lo traduzco a algo tangible. Porque el fondo y la forma, deben hacer el match necesario para potenciar una idea, armonizando perfectamente los elementos para que tengan congruencia absoluta y puedan materializarse de la mejor forma.
En este ejercicio, la idea es invertir el sentido de las cosas o problemas que tengamos y observar qué es lo contrario que podemos hacer para llegar a una solución.
Y también, podemos usar la provocación y movimiento: se trata de generar pensamientos intencionalmente estúpidos y usarlos para construir nuevas ideas. Este proceso te permite “pensar fuera de la caja” y hacer una lista de ideas innovadoras que puedes considerar.
Imaginemos que hay que preparar un pay de limón. Entonces, ¿cómo se hace un pay? Pues primero debes tener los ingredientes por separado. Cada uno tiene un trabajo y una finalidad dentro de la pieza final, que es el pay. Pero, ¿cuál es la ventaja de hacerlo por partes? Pues que sacamos lo mejor de cada ingrediente y cada parte, pero nunca dejamos de pensar que esas partes forman un todo, es decir, las trabajamos por individual (el merengue, la galleta, la mezcla), pero siempre estamos pensándolas entre todos.
Entonces, para crear algo, debemos pensar que eso que crearemos tiene una forma determinada (ingrediente #1), pero a su vez se lo voy a ofrecer a un público específico (ingrediente #2), para posteriormente manifestarlo a través de determinada plataforma (ingrediente #3) y así, sucesivamente.
Si pensamos por ingredientes, indudablemente vamos a sacar lo mejor de cada uno de ellos, pero juntos serán una explosión perfecta, porque van a estar alineados con lo que quieres transmitir.
Por Johanna Chávez, Community Manager de SpicyMinds.
