Seguramente has escuchado que la inflación en México y el resto del mundo está disparada. El índice de precios al consumidor o índice de precios de consumo (comúnmente llamado por su sigla IPC) general aumentó 0.84% m/m en junio, en línea con lo que esperaba el mercado. En términos anuales fue de 7.99% y siguió subiendo desde el 7.65% de mayo. La presión en el precio de los alimentos sigue bien evidente y de hecho se está incrementando: la mitad de la inflación es explicada por el aumento en estos, lo que a su vez se explica en buena parte por sus mayores precios internacionales.
El IPC subyacente aumentó 0.77%, por debajo del 0.82% que se esperaba. La inflación subió a 7.49% en términos anuales, desde el 7.28% de mayo. El avance mensual es cerca de tres veces más grande que un mes de junio típico, lo que habla de que la inflación es muy persistente y es probable que no mejore todavía. Todo indica a que la inflación va a seguir aumentando durante el tercer trimestre.
Una buena noticia es que los precios al productor se han estabilizado, lo que da cierta confianza de que en unos cuantos meses más la inflación al consumidor podría también estabilizarse.
Este complicado escenario de inflación fue una de las razones que llevó a Banxico a acelerar la velocidad de alza de tasas en su reunión pasada. Las minutas, publicadas hoy más temprano, muestran que la junta de gobierno está alineada con que, de ser necesario, van a aumentar la tasa en la misma magnitud en la próxima reunión, el 11 de agosto. La mayoría de los miembros no ponen en tela de juicio la estrategia de que Banxico siga el ciclo de alzas de la Fed, lo que significa que la tasa probablemente va a cerrar el año cerca de 9.75 por ciento.
