Es cierto que desde la pandemia nada es igual y a dos años las cosas siguen cambiando. Los primeros meses fueron sumamente desafiantes para los negocios y el reto fue cambiar de la noche a la mañana, digitalizarse, buscar nuevos canales, clientes, opciones de financiamiento o hasta cambiar de modelo de negocios. En la actualidad, aunque el semáforo epidemiológico es más alentador, la inflación y los vaivenes del mercado siguen poniendo obstáculos para el crecimiento de las empresas, en particular para las Pymes.
Estas empresas son las primeras en resentir un cambio por más mínimo que sea, pero también son las que tienen doctorado en resiliencia. La prueba son todas aquellas que siguen vivas, pero, ¿cómo lo han hecho?, y, ¿qué necesitan no sólo para sobrevivir, sino para crecer?
Ahora que las empresas comienzan a ver la luz al final del túnel, vale la pena preguntarles qué necesitan para sortear los nuevos desafíos y cómo los legisladores pueden apoyarlas. Los desafíos del emprendimiento no son pocos ni son sencillos, pero las empresas solas no pueden seguir luchando, necesitan de aliados en todos los frentes.
La pandemia no ha terminado. Y es posible que vengan otras olas de contagio. En ese sentido, los legisladores mexicanos pueden comenzar por imaginar escenarios de apertura económica que no frenen la tracción de las Pymes. Ofrecer mecanismos de cuidado y mitigación de la enfermedad, con precaución, sin permitir que la coyuntura vuelva a sobrepasar a los empresarios más pequeños.
Valdría la pena un acercamiento continuo entre iniciativa privada y poder legislativo, para escuchar y comprender las necesidades de los empresarios. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), estima que durante los primeros meses de confinamiento, 86.6% de los negocios del país se vieron afectados por la pandemia. Buena parte de ellos incluso se vieron en la necesidad de bajar la cortina por falta de liquidez, financiamiento o ventas. No podemos darnos el lujo de permitir que esa siga siendo la realidad cotidiana de los emprendedores mexicanos.
Asimismo, los últimos dos años han traído consigo una transición digital para la cual la mayoría de las Pymes del país no estaban listas. Los legisladores pueden llevar a buen puerto la Estrategia Digital Nacional considerando a la mayoría de los negocios del país, para consolidar una economía basada en los avances tecnológicos que ofrecen numerosas industrias en constante crecimiento, como es el caso de las fintech y la banca abierta.
Es necesaria una inclusión tecnológica y digital a nivel nacional, que apoye tanto a pequeños empresarios como a la población general, para que el uso de herramientas disruptivas no terminen por incrementar las brechas de desigualdad que de por sí son tremendas en el país.
Las Pymes han sido un sector relegado no sólo por la banca, sino también por los avances tecnológicos, muchas veces estas empresas no tienen la solvencia para adaptar nuevas tecnologías, vender por internet o implementar asistentes virtuales.
Otro de los desafíos está en la capacitación de los emprendedores, pues no basta con poner las herramientas a su disposición si se les enseña su funcionamiento y alcances.
Los programas de capacitación deben estar contemplados en la estrategia de reactivación económica. Las iniciativas del gobierno deben dejarse de buenos deseos y decirle a las Pymes ‘buena suerte’, porque gran parte de su suerte está en sus manos.
En el marco del Día Mundial del Emprendimiento, la mejor forma de reconocer la labor de las empresas más importantes para el país es reconociendo sus necesidades y proponiendo soluciones eficientes. Lo que las Pymes piden a los legisladores se resume en una frase: oportunidades para crecer.
