Las parejas humanas tienen problemas, pero nada que se le parezca al “drama” que vive un hombre con su esposa holograma.
Akihiko Kondo se hizo famoso por casarse con un holograma de Hatsune Miku. La cantante virtual es famosa por dar conciertos con estrellas del calibre de Lady Gaga y ser protagonista de varios videojuegos.
El hombre, un profesor de 38 años en Japón, siempre lleva una muñeca de tamaño real de Hatsune Miku sin importar a dónde vaya.
Kondo logró comunicarse con Hatsune Miku a través de Gatebox, una empresa que desarrolla dispositivos para mostrar holográficamente personajes virtuales. En 2019 el hombre y su estrella virtual se dieron a conocer al contraer nupcias. Nadie de su familia asistió a la boda, pero sí 39 extraños de internet.
El esposo señaló a The New York Times que su relación con Miku le ayudó a superar la depresión y el miedo al rechazo social. También le dijo a la BBC que realmente nunca estuvo interesado en tener “una novia de verdad”.
Sin embargo, el matrimonio puede estar pasando su mayor crisis porque Gatebox dejó de actualizar el software que permitía la interacción entre los esposos. Ahora Miku ya no le habla a Kondo.
El profesor dijo a varios medios locales que su relación con su esposa no cambiará: “Mi amor por Miku no ha cambiado. Celebré la ceremonia de la boda porque pensé que podría estar con ella para siempre”. El esposo espera poder comunicarse con su amado holograma en un futuro cercano.
Aunque la historia de Akihiko puede parecer salida de una película de ciencia ficción, la realidad es que las relaciones con personajes ficticios son un fenómeno cada vez más común.
A esto se le conoce como fictosexualidad, término que describe a las personas que se sienten atraídas sexualmente y afectivamente por personajes ficticios como hologramas, personajes de anime, y sí, cantantes virtuales.
La fictosexualidad es una industria creciente pues ya hay empresas que ofrecen parejas para las personas que prefieren no interactuar de esta manera con personas reales. Sin duda veremos más y más casos como el de Akihiko Kondo a medida que se desarrollé el metaverso y los entornos digitales.
