



En el suroeste de Memphis, una fábrica abandonada ha sido transformada por Elon Musk en lo que él llama “la supercomputadora más poderosa del mundo”. El proyecto de xAI, su empresa de inteligencia artificial, ha sido bautizado como Colossus y se presenta como un motor de innovación y desarrollo económico para la ciudad, prometiendo cientos de empleos bien remunerados y millones en ingresos fiscales. Pero no todos están de acuerdo.
Las autoridades locales, encabezadas por el alcalde Paul Young, celebran la llegada de xAI como el inicio de una nueva era tecnológica para Memphis. Según un amplio reportaje de CNN, ésta llega enmarcada en el movimiento “Delta Digital”, que busca posicionar a la ciudad como un referente en tecnología avanzada.
Sin embargo, la instalación ha generado una fuerte controversia entre los habitantes de Boxtown, una comunidad históricamente afectada por la contaminación industrial. Para ellos, esta supercomputadora representa una amenaza más a su salud y calidad de vida, al operar con turbinas de gas que emiten contaminantes tóxicos sin contar con los permisos ambientales necesarios.
La tensión entre la promesa de progreso y los riesgos ambientales revive viejas luchas en la zona, donde el derecho a un aire limpio sigue siendo motivo de batalla diaria. La historia de Colossus ya trasciende Memphis y plantea preguntas sobre el verdadero costo de la inteligencia artificial.
El arribo de xAI a Memphis ha sido presentado como una oportunidad única para la ciudad. Elon Musk, al frente del proyecto, asegura que Colossus es el “sistema de entrenamiento de inteligencia artificial más poderoso del mundo”. Además, es pieza clave para el desarrollo de Grok, el chatbot de xAI que compite directamente con ChatGPT.
El alcalde Young ha destacado el potencial transformador del proyecto, pues se estima que genere cientos de empleos bien remunerados y cerca de 30 millones de dólares en impuestos solo en el primer año. “Lo que estamos viendo es una oportunidad para transformar completamente nuestra economía”, afirmó.
Además, xAI ya planea una segunda instalación, lo que podría consolidar a Memphis como un polo tecnológico en el sur de Estados Unidos.
Los defensores de la supercomputadora aseguran que la inversión atraerá más empresas de tecnología, capacitará a jóvenes en nuevas habilidades y reinvertirá recursos en la comunidad para combatir problemas como la contaminación del aire interior. Para muchos empresarios y autoridades, Colossus simboliza una apuesta de futuro y la posibilidad de dejar atrás el rezago económico de la región1.
Para los habitantes de Boxtown y grupos ambientalistas, la llegada de Colossus representa una amenaza directa a la salud pública. La instalación opera con decenas de turbinas de gas que, según expertos, pueden generar hasta 2,000 toneladas de óxidos de nitrógeno al año, además de formaldehído y partículas ultrafinas capaces de penetrar en el torrente sanguíneo.
La zona ya alberga 17 instalaciones contaminantes y el riesgo de cáncer cuadruplica los niveles aceptables según la EPA. Memphis, además, tiene las tasas más altas de hospitalizaciones infantiles por asma en Tennessee.
Las imágenes térmicas recientes muestran que al menos 33 de las turbinas estaban operativas en abril, mientras la empresa aún no cuenta con todos los permisos de aire requeridos.
“Nuestra postura es (xAI está) sin un permiso, no deberían estar operando”, advierte Patrick Anderson, abogado del Southern Environmental Law Center.
La preocupación por la contaminación y la falta de regulación se suma al temor de que los beneficios económicos no compensen los daños a largo plazo.
La llegada de xAI no solo ha generado inquietud ambiental, sino también críticas por la falta de transparencia y participación comunitaria. Algunos legisladores locales, como el representante estatal Justin Pearson, afirman haberse enterado del proyecto solo cuando ya estaba en marcha.
“¿Es una planta de gas real en medio de un vecindario y no necesitas ningún permiso?”, cuestionó Pearson, señalando fallas graves en los mecanismos de control. La empresa se acogió a una exención legal para turbinas temporales, pero organizaciones como el SELC argumentan que, por el tamaño y nivel de contaminación, xAI no debería operar sin permisos.
Ante la presión, la compañía solicitó permisos para 15 turbinas y retiró 12, aunque la comunidad considera que el daño a la confianza ya está hecho. El Departamento de Salud del condado de Shelby mantiene bajo revisión la solicitud y promete considerar los comentarios ciudadanos.
Sin embargo, la sensación general es de desprotección ante el avance de proyectos de alto impacto sin consulta ni garantías ambientales suficientes.
A pesar de las promesas de empleos y desarrollo, muchos residentes dudan de los beneficios reales que traerá Colossus. KeShaun Pearson, director de Memphis Community Against Pollution, recuerda que los centros de datos suelen requerir pocos trabajadores y teme que los empleos ofrecidos sean principalmente en limpieza y seguridad.
“Los impuestos de xAI tampoco compensarán los impactos en la salud”, advierte, recordando que sus abuelos murieron de cáncer, una pérdida que atribuye a la contaminación crónica de la zona.
Boxtown tiene una larga historia de lucha ambiental: en 2021, los vecinos detuvieron un oleoducto y en 2023 cerraron una planta de esterilización tóxica. Para muchos, la instalación de xAI es solo el último capítulo de una batalla constante por el derecho a respirar aire limpio.
“Lo que está ocurriendo en Memphis debe ser una advertencia para otras comunidades. Todas estos salvoconductos están siendo eliminados. ¿Entonces, a dónde recurre uno?”, advierte Erika Sugarmon, comisionada del condado.
La historia de Colossus en Memphis refleja un dilema nacional sobre el avance de la inteligencia artificial y su costo real. Mientras la administración federal y grandes empresas tecnológicas impulsan la IA como motor de desarrollo, comunidades vulnerables enfrentan las consecuencias ambientales y sociales de estos megaproyectos.
“Si la innovación te ata a combustibles fósiles como el gas metano o el carbón, eso es regresión, ¿verdad? Eso no es progreso”, plantea KeShaun Pearson. La lucha por aire limpio en el suroeste de Memphis continúa, mientras xAI planea expandirse aún más.
“Parece que estamos constantemente en batalla”, expresa Sarah Gladney, reflejando el cansancio de una comunidad que no deja de exigir su derecho a un entorno saludable. El caso de Memphis es una advertencia sobre la necesidad de equilibrar innovación y justicia ambiental en el auge de la inteligencia artificial. Finalmente, la supercomputadora de Elon Musk es solo un eslavón en la cadena del desarrollo tecnológico.