



La salud del papa Francisco ha generado preocupación en el Vaticano y entre los fieles de la Iglesia Católica, especialmente por las implicaciones que su estado físico podría tener en el proceso de sucesión. El pontífice fue hospitalizado el pasado 14 de febrero por una neumonía bilateral, un cuadro que ha puesto en evidencia los desafíos de salud que enfrenta a sus 88 años.
Aunque el papa argentino ha mostrado mejoría y continúa su tratamiento en el Hospital Agostino Gemelli, su condición ha reavivado el debate sobre su posible renuncia, un tema que el propio Francisco abordó desde el inicio de su pontificado.
El propio Vaticano confirmó que Jorge Bergoglio, nombre secular del papa, firmó una carta de renuncia anticipada, un documento que facilitaría la transición en caso de que su salud le impidiera continuar ejerciendo su ministerio.
Por ahora, Francisco sigue al frente de la Iglesia Católica y este miércoles 19 de febrero dio por escrito su catequesis, informó la oficina de prensa del Vaticano. Sin embargo, este hecho ha generado preguntas sobre el futuro de la iglesia que encabeza y los protocolos que se activarían en caso de una eventual dimisión.
El papa Francisco firmó su carta de renuncia anticipada en 2013, apenas dos meses después de asumir el pontificado.
Este documento, que fue entregado al entonces secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone, establece las condiciones bajo las cuales su santidad renunciaría a su cargo, específicamente en caso de una incapacidad física o mental grave que le impidiera cumplir con sus responsabilidades.
El sumo pontífice ha sido transparente sobre este tema en diversas entrevistas. En una de ellas, mencionó que la carta fue redactada como una medida preventiva y que no tiene intención de renunciar mientras esté en condiciones de liderar la Iglesia. Sin embargo, el documento está listo para ser utilizado si la situación lo requiere.
La carta de renuncia del papa Francisco establece que, en caso de sufrir una discapacidad física o mental grave que le impida ejercer su ministerio, presentará su dimisión de manera inmediata.
Este documento, que se encuentra en poder del actual secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, refleja la voluntad del pontífice de garantizar una transición ordenada en la Iglesia Católica.
En diversas entrevistas recogidas por Excélsior, Francisco ha aclarado que su renuncia no sería un acto impulsivo ni una “moda”, sino una decisión tomada únicamente por razones de salud.
En su libro Esperanza, el papa reiteró su compromiso con el ministerio petrino, afirmando que lo ejercerá “ad vitam” (de por vida), a menos que un impedimento grave lo obligue a retirarse.
“Creo que el ministerio petrino es ad vitam y, por tanto, no veo condiciones para una dimisión. Las cosas cambiarían si se produjera un impedimento físico grave y, en ese caso, ya firmé al inicio del pontificado la carta con la renuncia que está depositada en la Secretaría de Estado”, afirmó.
Además, ha bromeado sobre el tema:
“La firmé y dije: ‘Si sufriera una discapacidad por razones médicos o lo que sea, aquí está mi renuncia’. Ahora alguno irá a pedírselo a Bertone: ¡Deme el papelito!’”, bromeó el sumo pontífice en una entrevista al diario español ABC a finales de 2022.
Según informes del Vaticano, el papa ha mostrado una “sensible mejoría” y respira sin asistencia mecánica, aunque continúa bajo tratamiento con antibióticos y cortisona para combatir la infección. Además de la neumonía bilateral, Francisco padece bronquiectasias y bronquitis asmática, condiciones que han complicado su recuperación.
A pesar de estos desafíos, el Vaticano ha destacado que el papa mantiene una actitud positiva y ha podido levantarse de la cama para orar. Incluso durante su hospitalización, ha seguido cumpliendo con algunas de sus responsabilidades, como la redacción de su catequesis semanal.
Pope Francis had a peaceful sixth night in Rome's Gemelli hospital, where he is being treated for double pneumonia.https://t.co/k1KTGgOQ7m
— Vatican News (@VaticanNews) February 20, 2025
Este cuadro ha encendido las alertas sobre su posible renuncia, pues además enfrenta problemas de movilidad por una condición en su rodilla, teniendo que utilizar silla de ruedas en ocasiones.
Aunque su recuperación avanza favorablemente, la situación ha recordado el precedente de Benedicto XVI, quien renunció al papado en 2013 por motivos de salud y falleció en diciembre de 2022.
Si el papa Francisco decide hacer efectiva su renuncia, se activaría el protocolo de Sede Vacante, un proceso que marca el período entre la dimisión de un pontífice y la elección de su sucesor. Durante este tiempo, el Colegio de Cardenales asumiría la administración temporal de la Iglesia y convocaría un cónclave para elegir al nuevo papa.
Este proceso no es nuevo en la historia reciente de la Iglesia. En 2013, Benedicto XVI renunció al papado, convirtiéndose en el primer pontífice en hacerlo en más de 600 años. Su decisión sentó un precedente que Francisco ha reconocido como válido.
Sin embargo, el argentino ha aclarado que, en caso de renunciar, no seguiría el mismo camino que su predecesor, Joseph Ratzinger. Bergoglio ha dicho que no se llamaría “Papa emérito” ni vestiría la sotana blanca, sino que viviría como un “obispo emérito de Roma”, alejado de la vida pública y sin regresar a su Argentina natal.
Por ahora, el papa Francisco ha reiterado que no planea renunciar y que continuará liderando la Iglesia mientras su salud se lo permita. Sin embargo, la existencia de su carta de renuncia asegura que el Vaticano está preparado para cualquier eventualidad.