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El método que salvó a Toyota después de la guerra y lo volvió un gigante

La situación de Toyota no podía ser más difícil: el mercado era pequeño y tenía poco flujo para seguir operando. Esta filosofía transformó su destino.

El Sistema de Producción de Toyota es famoso.
El Sistema de Producción de Toyota es famoso. © Toyota / Depositphotos.com

Emprendedor y riesgo suelen formar un binomio perfecto. Emprender es la exploración de un terreno desconocido, con numerosos peligros acechando alrededor. Para el emprendedor, bien vale la pena enfrentar a estos peligros para descubrir la tierra prometida. La adrenalina empuja al emprendedor en esa dirección. Pero la estadística es dura: de acuerdo con datos del INEGI, aproximadamente un 30% de los negocios morirán antes de cumplir los tres años.

¿Por qué mueren los emprendimientos?

No suelen morir por falta de actitud, esfuerzo o capacidad. Mueren por falta de recursos o porque los pocos que se tenían se desperdiciaron diseñando productos o servicios que al final nadie quería, por estar poco diferenciados o por no resolver del todo el problema para cual fueron creados. El emprendedor, por tanto, se suele enfrentar a un gran dilema: perseverar con su solución, o bien, modificar los elementos necesarios en ella, aunque en ocasiones esto signifique desviarse del plan original.

Al final del día, los emprendedores más exitosos son aquellos capaces de aceptar que sus recursos son demasiados valiosos para “desperdiciarlos” en actividades que no le terminan agregando valor.

En 2011, Eric Ries, un emprendedor norteamericano, acuñó el término “lean startup” para referirse a aquellos emprendedores que, de forma sistemática, validan hipótesis de negocios a través de pruebas de producto mínimamente viables. El objetivo no es, dice Ries, tener un método que baje el costo, sino más bien, que reduzca el desperdicio, un objetivo compartido por empresas de manufactura y, en particular, aquellas que han adoptado la filosofía de producción de Toyota.

LAS PLÁTICAS CON LOS LÍDERES Y EMPRENDEDORES DE AMÉRICA

¿Qué puede un emprendedor aprender de Toyota?

Toyota es una de las empresas más admiradas del mundo. Sin embargo, sus orígenes fueron difíciles. Fundada formalmente en 1937, Toyota nació en un contexto complicado, marcado por la Segunda Guerra Mundial. Durante la guerra, Toyota apenas sobrevivió gracias a un contrato para producir camiones para el ejército japonés.

Al término de la guerra, la situación de Toyota no podía ser más difícil: el mercado era pequeño, fragmentado, cortes de electricidad frecuentes; la compañía tenía poco flujo para seguir operando. Fue en este contexto que Toyota empieza a dar forma a lo que sería conocido, años después, como el Sistema de Producción de Toyota (SPT).

Cómo un gigante reescribe las reglas con el método científico

Toyota cayó en cuenta que los escasos y valiosos recursos con los que contaba no podían ser desperdiciados en una mala planificación de producción.

El famoso sistema de justo-a-tiempo, es uno de los mecanismos que desarrolló para poder lograr tal objetivo. Sin embargo, SPT va mucho más lejos.

Aquellos que tengan la oportunidad de visitar una planta lo sabrán: su sistema de producción no es otra cosa que la aplicación sistemática y rigurosa del método científico. En cada vehículo que produce, Toyota valida una serie de hipótesis sobre su modelo de producción: que con procesos altamente documentados y estandarizados y una línea continua en movimiento, entre otras cosas, es capaz de producir autos de gran calidad a un precio competitivo. Si ocurre algún fallo o error que invalide dichas hipótesis, Toyota rápidamente reescribe las reglas y los implementa mediante cambios en los procedimientos. Todo esto en un proceso iterativo que ocurre una y otra vez a lo largo del tiempo.

Toyota busca, como filosofía, reducir todo tipo de desperdicios que ocurren en los sistemas de producción, ya sea inventarios, tiempo no productivo, movimientos innecesarios, entre otras cosas más.

El Lean Startup y el cero desperdicio

El movimiento Lean Startup, propuesto por Eric Ries, comparte el mismo propósito de reducir los desperdicios, a través de un proceso iterativo, que pone a prueba sus hipótesis sobre el cliente y el mercado a través de experimentos, bajo la forma de productos mínimamente viables.

Si los experimentos invalidan la hipótesis, se reformula o pivotea el modelo de negocios.

Todo esto de forma iterativa hasta que se validan las hipótesis y se establecen las condiciones necesarias para el escalamiento.

Emprender implica saber aceptar y convivir con ciertos riesgos. Pero, a diferencia de otros años, actualmente el emprendedor cuenta con más herramientas que le ayudan a llevar su proyecto a buen puerto. La experimentación y la disminución de los desperdicios son algo que todo buen emprendedor debe hacer suyos.

Historias de emprendedores Toyota
autor Profesor del área de Dirección de Operaciones de IPADE Business School y consultor en distintas empresas del sector industrial y de base tecnológica.